Home > Archivo > 01/02 - 2006 > MARÍA, ¡TÚ ERES LA SEGURIDAD DE NUESTRA ESPERANZA!
LECTURAS
Sacado del n. 01/02 - 2006

Fragmentos de don Luigi Giussani en el primer aniversario de su muerte

MARÍA, ¡TÚ ERES LA SEGURIDAD DE NUESTRA ESPERANZA!



por Luigi Giussani


Virgen de los peregrinos, Caravaggio, Roma, iglesia de san Agustin.

Virgen de los peregrinos, Caravaggio, Roma, iglesia de san Agustin.

La oración
La libertad del hombre, que el Misterio siempre implica, tiene su forma de expresión suprema
e indiscutible en la oración. Por eso la libertad se manifiesta, conforme a su verdadera naturaleza, como petición


«Concluye así el precioso texto de la Liturgia ambrosiana: “Domine Deus, custodi hanc voluntatem cordis eorum” (“Señor Dios, custodia esta disposición de su corazón”).
En nuestro corazón siempre surge la infidelidad, incluso ante las cosas más bellas y verdaderas, de tal modo que, aun delante de la humanidad de Dios y la original sencillez del hombre, éste puede fallar por debilidad o prejuicios mundanos, como Judas y Pedro. Pero precisamente esa experiencia personal de la infidelidad, que reaparece siempre mostrando la imperfección que tiene cualquier gesto humano, nos urge a hacer continuamente memoria de Cristo.
El último encuentro de Giussani con Juan Pablo II, 
plaza de San Pedro, 30 de mayo de 1998

El último encuentro de Giussani con Juan Pablo II, plaza de San Pedro, 30 de mayo de 1998

Al grito desesperado del pastor Brand, en el homónimo drama de Ibsen (“Dios mío, respóndeme en esta hora en que la muerte me arrastra: ¿no basta entonces toda la voluntad de un hombre para conseguir una sola gota de salvación?”), le corresponde la positiva humildad de santa Teresita del Niño Jesús: “Cuando tengo caridad, sólo es Jesús que actúa en mí”.
Todo esto significa que la libertad del hombre, que el Misterio siempre implica, tiene su forma de expresión suprema e indiscutible en la oración. Por eso la libertad se manifiesta, conforme a su verdadera naturaleza, como adhesión al Ser y, por consiguiente, a Cristo. El afecto a Cristo está destinado a perdurar aun dentro de la incapacidad, de la gran debilidad que tiene el hombre.
En este sentido, Cristo, Luz y Fuerza para cualquiera que le siga, es el reflejo adecuado de esa palabra que expresa la relación última del Misterio con su criatura: la misericordia: Dives in Misericordia. El misterio de la misericordia desborda cualquier imagen humana de tranquilidad o de desesperación; incluso el sentimiento de perdón pertenece al misterio de Cristo.
Éste es el abrazo último del Misterio, abrazo al cual el hombre –aun el más alejado, el más perverso, el más sombrío o tenebroso– no puede oponer nada, no puede objetar nada; puede desertar de él, pero sólo desertando de sí mismo y de su propio bien. El Misterio y su misericordia queda como la última palabra, aun por encima de todas las negras posibilidades de la historia.
Por eso la existencia expresa su último ideal mendigando. El verdadero protagonista de la historia es el mendigo: Cristo, mendigo del corazón del hombre, y el corazón del hombre, mendigo de Cristo».


Palabras pronunciadas ante Juan Pablo II,
Roma, plaza de San Pedro,
30 de mayo de 1998







El santo Rosario
El pueblo cristiano se ha visto desde hace siglos bendecido y confirmado en su camino hacia la salvación, sobre todo, por una cosa: el Santo Rosario


Santa Teresa de Lisieux

Santa Teresa de Lisieux

«”Quos redimisti, tu conserva Christe”»: aquellos a quienes tú has redimido –que tú has querido, que has preparado para ti– consérvalos, oh Cristo. Sálvalos, en cualquier circunstancia en que les hagas permanecer. Nosotros elevamos a Dios nuestra gratitud con seguridad.
“Aquellos a quienes has redimido, consérvalos, oh Cristo”. Aquellos a los que tú has llamado. Cada uno de nosotros ha sido llamado, tocado por el dedo del Señor, invadido por la llama de Su corazón.
La respuesta a esta elección consiste por entero en la petición de la que seamos capaces. Nuestra respuesta es una petición, y no tener una capacidad particular; es solamente el gesto de la oración.
Entramos en el mes de mayo. Creo que el pueblo cristiano se ha visto desde hace siglos bendecido y confirmado en su camino hacia la salvación, sobre todo, por una cosa: el Santo Rosario. El Rosario es como la síntesis de todo lo que el pueblo cristiano es capaz de pensar y decirle a Cristo.
Síntesis de todo el plan de redención del mundo, de la dignidad que debemos reconocer y de la caridad que tenemos que vivir, basadas en la victoria sobre la muerte en la crucifixión; mejor aún, no en la crucifixión, sino en la resurrección. Pues a nosotros nos salva la resurrección.
El rezo del Santo Rosario, la meditación que nos impone, el Misterio que se revela en él nos da seguridad de lo que la madre de Jesús puede hacer por nuestra vida, de lo que hace por nuestra vida.

De Avvenire, 30 de abril de 2000







La apuesta

Así, por todos los días de la vida, queda en las manos del pueblo cristiano la apuesta del poder de Dios en el tiempo, y la petición a la Virgen de que se realice en toda circunstancia

La incredulidad de Tomás, Caravaggio, Bildergalerie, Potsdam-Sanssoucis

La incredulidad de Tomás, Caravaggio, Bildergalerie, Potsdam-Sanssoucis


«Un Ser nuevo entra en el mundo, el mundo del Dios verdadero. Un Ser nuevo para el mundo entero germinó en ese lugar.
Todo procede de Él, pero aquí predomina la novedad, una nueva vida. […]
Aquí surge el presentimiento de una realidad nueva que enardece todo y tiende a darle concreción. Y precisamente por esto suscita una gran devoción. Por gracia divina, en el tiempo establecido, el Hijo de Dios se hizo un niño dentro de la historia, asumió las formas y los contenidos de una existencia humana.
En el recuerdo y la memoria de ese Hecho, el testimonio del Hijo de Dios aparece cada vez con más fuerza y la impotencia del mal se convierte en la figura dominante de la historia. Y el pueblo de Yahvé nace para renovar el mundo. Así, por todos los días de la vida, queda en las manos del pueblo cristiano la apuesta del poder de Dios en el tiempo, y la petición a la Virgen de que se realice en toda circunstancia».

Testimonio recogido y transmitido por el telediario del 24 de diciembre de 2004 de la cadena 2 de la RAI


Italiano English Français Deutsch Português