Home > Archivo > 03 - 2006 > Entre nosotros y el Gobierno, un diálogo franco y respetuoso
ENCUENTRO CON LOS NUEVOS...
Sacado del n. 03 - 2006

Entre nosotros y el Gobierno, un diálogo franco y respetuoso


El arzobispo de Caracas, el nuevo cardenal Jorge Liberato Urosa Savino, habla de su país y de la relación entre la Iglesia católica venezolana y el presidente Hugo Chávez. Entrevista


por Gianni Cardinale


El cardenal Jorge Liberato Urosa Savino presenta su anciana madre, doña Ligia,
a Benedicto XVI durante la audiencia a los nuevos purpurados y a sus familiares,
el 27 de marzo de 2006

El cardenal Jorge Liberato Urosa Savino presenta su anciana madre, doña Ligia, a Benedicto XVI durante la audiencia a los nuevos purpurados y a sus familiares, el 27 de marzo de 2006

«Venezuela exulta por su cardenal Jorge Liberato Urosa Savino, arzobispo de Caracas, acompañado también por su anciana madre. Tanto en Valencia como ahora en la capital, él ha llevado a cabo muchas iniciativas pastorales para bien de su querida nación». Fueron las palabras cariñosas con las que Benedicto XVI saludó a uno de los nuevos cardenales recibidos en audiencia con sus familiares el lunes 27 de marzo, tres días después de haber impuesto el capelo cardenalicio a los primeros quince cardenales creados por él. Los medios de comunicación subrayaron las delicadeza mostrada por el Pontífice al dejar por un momento el texto oficial de su discurso para dirigirse directamente a la madre del nuevo cardenal de Caracas, doña Ligia Savino de Urosa, con una sonrisa y las palabras: «La saludo cordialmente». «Un gesto delicado que, obviamente, me alegró mucho, al igual que a mi madre», nos confirma el cardenal Urosa Savino en una entrevista concedida a 30Días en la Domus romana sacerdotalis de Via Traspontina. Lo entrevistamos después de su audiencia con don Federico Corrubolo, párroco de la parroquia-santuario de Santa María en los Montes, el título presbiteral romano que recibió el purpurado latinoamericano.
Urosa Savino, que cumplirá 64 años el próximo mes de agosto, estudió en la Universidad Gregoriana, donde se doctoró en Teología dogmática, y es sacerdote desde 1967. Fue nombrado auxiliar de Caracas en 1982 y en 1990 fue promovido a arzobispo de Valencia, Venezuela. El 19 de septiembre del año pasado fue nombrado nuevo arzobispo de Caracas, sede que estaba vacante desde la muerte del cardenal salesiano Ignacio Antonio Velasco García, ocurrida en julio de 2003.

Eminencia, es usted el único cardenal latinoamericano creado en el primer consistorio de Benedicto XVI. ¿Cómo ha acogido este privilegio?
JORGE LIBERATO UROSA SAVINO: Mi nombramiento como cardenal ha sido un gran honor para mí, para la Iglesia en Caracas y para toda la Iglesia venezolana. Es una manifestación del afecto del Papa por todos nosotros. En los últimos cuarenta años Caracas tuvo siempre un cardenal y el Papa ha querido benévolamente continuar esta tradición. Pero creo que mi nombramiento es importante también para toda la Iglesia en América Latina, que está preparando su quinta Asamblea general, que se celebrará el próximo año en Brasil y en la que participará el Papa. Será un momento importante de reflexión para impulsar el espíritu evangelizador de nuestra Iglesia en un momento especialmente delicado para nuestro continente.
¿Cómo acogieron el nombramiento en su patria?
UROSA SAVINO: Con gran alegría entre los fieles, el clero y los religiosos. Y también en todo el episcopado. La Iglesia en Venezuela, gracias a Dios, está muy unida, y trabaja y reza para reforzar esta unidad.
¿Apreciaron también su nombramiento los medios de comunicación?
UROSA SAVINO: Siempre he mantenido buenas relaciones con los medios de comunicación, tanto en Valencia, donde fui arzobispo durante quince años, como en Caracas. Es un hecho positivo.
¿Cuáles fueron las reacciones del mundo político?
UROSA SAVINO: He recibido una acogida positiva en todos los sectores del mundo político y social. Y esto me da un poco de miedo. Significa que las expectativas que ponen en mí son muchas, quizá demasiadas. Como si un cardenal tuviera la varita mágica para resolver los problemas. Naturalmente, no es así. La fuerza de un cardenal es su oración y la de todos sus fieles.
¿Se felicitó con usted el presidente Hugo Chávez?
UROSA SAVINO: El presidente me llamó el día que el Papa anunció mi nombramiento y me volvió a llamar a Roma después del consistorio. He recibido muchas llamadas telefónicas de enhorabuena de altos funcionarios del Gobierno y también de la oposición.
Benedicto XVI con el cardenal
Urosa Savino durante el consistorio
del 24 de marzo de 2006

Benedicto XVI con el cardenal Urosa Savino durante el consistorio del 24 de marzo de 2006

Y, sin embargo, en los últimos años hubo momentos de fuerte tirantez entre la jerarquía de la Iglesia venezolana y el presidente Chávez, con acusaciones recíprocas que llegaron a palabras mayores…
UROSA SAVINO: Hay que tener presente que el actual proceso político en Venezuela es inédito. Se trata, según dicen los actores de esta evolución política, de un proceso revolucionario. Y esto ha comportado un cambio en muchos sectores de la vida política y social. Para la Iglesia, por tanto, ha sido algo difícil relacionarse con esta nueva situación, con estos cambios. De modo que han nacido incomprensiones con el poder político y choques verbales, a veces con tonos muy fuertes.
¿Cuáles han sido, según usted, los motivos de dichas incomprensiones?
UROSA SAVINO: Desde hace muchos años los obispos de Venezuela han tomado una postura de independencia y autonomía crítica frente al poder político. Una postura que es también la actual. Que quede bien claro que la nuestra quiere ser una postura de crítica positiva, cuando sea necesario, con el único fin de favorecer el bien común y no nuestros privilegios o los de otros. Pero, es sabido, a los gobiernos, a todos los gobiernos, no les gustan las críticas. Pasaba con los gobiernos anteriores, y pasa lo mismo con el Gobierno de Chávez.
Últimamente parece que las tensiones entre Estado e Iglesia en Venezuela se han suavizado un poco…
UROSA SAVINO: Por suerte durante estos últimos meses se ha dado una distensión, una búsqueda de una relación mejor, un deseo de escuchar las diferentes posturas. Y esto ha sido de verdad un hecho positivo. A nosotros, los obispos, nos compete la tarea de anunciar el Evangelio de la libertad, de la paz y de la justicia. Y no podemos callarnos cuando vemos que las cosas no van bien. Pero, repito, no tenemos ningún interés partidista y tampoco ninguna actitud a priori contra nadie. Al Gobierno le pedimos que acepte las posturas manifestadas por nuestra Conferencia episcopal no como un desafío contra el poder constituido, sino como una ayuda para el bien de todo el pueblo venezolano.
¿Cuáles son, según usted, los aspectos positivos del actual Gobierno venezolano?
UROSA SAVINO: No cabe duda de que lo que ha hecho el Gobierno por los pobres, por la educación y por la asistencia sanitaria es positivo. Es un hecho.
¿Cuáles, en cambio, los más problemáticos?
UROSA SAVINO: Es preocupante el hecho de que en las últimas elecciones para la Asamblea nacional hayan sido elegidos sólo parlamentarios oficialistas, del partido del Gobierno. Significa que en amplios sectores del pueblo venezolano hay mucha desconfianza en el sistema electoral. Este es un punto problemático y delicado. Por eso la Conferencia episcopal hizo un llamamiento a todas las fuerzas políticas, y especialmente a las oficialistas, para que todos puedan tener confianza en los procesos electorales. Es un punto muy importante: todos deben tener garantías de que las próximas elecciones serán verdaderamente democráticas. Comenzando por las presidenciales que se celebrarán el próximo 3 de diciembre. Pero las elecciones no son el único problema…
¿Cuáles son los otros?
UROSA SAVINO: Otra cuestión no resuelta es la de los métodos a veces radicales utilizados contra quienes no siguen la línea gubernamental. La Iglesia considera que el Gobierno debe tener una actitud más tolerante y abierta al diálogo. Es otro punto en el que insistimos mucho.
La Iglesia católica está muy preocupada por la difusión de sistemas legislativos contrarios a la vida y a la familia que se está verificando en muchas zonas del mundo y también en América Latina. ¿Cuál es la situación en Venezuela desde este punto de vista?
UROSA SAVINO: El pueblo venezolano es un pueblo que respeta la vida, desde su concepción hasta su fin natural. Es un pueblo que históricamente se ha contrapuesto siempre a las fuerzas nefastas que desde fuera quieren imponer políticas contrarias a la vida. De todos modos, en los últimos años se han intensificado los intentos de introducir una legislación abortista. Pero, gracias a Dios, la mayoría del pueblo y de los diputados de la Asamblea nacional son contrarios.
¿Cuál es la actitud del presidente Chávez sobre estos temas?
UROSA SAVINO: El presidente se ha declarado siempre defensor de la vida y contrario a introducir leyes abortistas. Lo cual es muy positivo.
Usted se ha entrevistado con el presidente. ¿Qué impresión le ha causado?
UROSA SAVINO: Le he visto dos veces. Tuvimos una entrevista después del anuncio de mi nombramiento como arzobispo de Caracas. Hablamos de muchos temas y fue un coloquio muy franco y respetuoso. Tuvimos otro coloquio muy largo cuando el presidente recibió a la nueva dirigencia de la Conferencia episcopal, de la que soy vicepresidente. También en esta ocasión fue un coloquio franco y civil. Tratamos múltiples cuestiones. Unas veces estábamos de acuerdo y otras no, pero siempre en un clima de gran respeto. Los obispos, sin embargo, no queremos que el Gobierno mantenga el diálogo sólo con nosotros; lo que deseamos es que se abra el diálogo también con todas las realidades sociales y políticas del país.
El cardenal Urosa Savino con el presidente venezolano Hugo Chávez
el 30 de marzo de 2006

El cardenal Urosa Savino con el presidente venezolano Hugo Chávez el 30 de marzo de 2006

Eminencia, ¿teme usted que el Gobierno venezolano tome una orientación castrista?
UROSA SAVINO: Creo que sería un error del proceso revolucionario venezolano imitar otros procesos revolucionarios, como el cubano, que no parece haber tenido un resultado muy positivo.
Usted fue nombrado arzobispo de Caracas después de más de tres años de sede vacante. Una anomalía debida, según los observadores, al hecho de que el Concordato entre la Santa Sede y Venezuela de 1964 prevé que antes de proceder al nombramiento de nuevos obispos la Santa Sede debe comunicar «el nombre del candidato al presidente de la República para cerciorarse de que éste no presente objeciones de carácter político general», y que «si se dieran objeciones de este tipo, la Santa Sede indicará el nombre de otro candidato». ¿Considera que ha llegado el momento de abolir también en Venezuela este privilegio especial del poder político?
UROSA SAVINO: Lo que le interesa de verdad a la Iglesia es la evangelización y la promoción de la justicia y de la paz. El Concordato es un problema importante y delicado, pero para nosotros no es por ahora una prioridad. En el futuro, veremos.
La última pregunta. Si el clima entra la Santa Sede y el Gobierno venezolano parece tender hacia el buen tiempo, no podemos decir lo mismo de las relaciones entre Caracas y Washington. Como ciudadano venezolano y como hombre de la Iglesia, ¿qué piensa del enfrentamiento entre la presidencia de Chávez y la administración de George W. Bush?
UROSA SAVINO: Sería mejor tener una actitud más constructiva por parte de ambos, porque Caracas y Washington tienen muchos intereses en común. La confrontación dura no es el mejor camino para las relaciones internacionales, ni para el bien de los pueblo venezolano y estadounidense.


Italiano English Français Deutsch Português