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ARGENTINA
Sacado del n. 06 - 2003

POLÍTICA. Tras la elección de Néstor Kirchner como presidente de la República

Regreso a la realidad


Entrevista a Eduardo Vicente Mirás, arzobispo de Rosario y presidente de la Conferencia episcopal argentina: «Después de que durante diez años el modelo económico neoliberal hubiera encantado a todos con sus falsas promesas de salvación, se necesitaba esta vuelta a la realidad. Ahora nos gustaría que se concretara realmente el Mercosur con los otros países de América Latina»


por Gianni Valente


Kirchner con el presidente brasilieño Lula en Brasilia, el 8 de mayo  de 2003

Kirchner con el presidente brasilieño Lula en Brasilia, el 8 de mayo de 2003

La toma de posesión del nuevo presidente argentino Néstor Kirchner, el pasado 25 de mayo, coincidió con la fiesta nacional que recuerda la Revolución de Mayo contra los españoles. El día siguiente se abrió en San Miguel la 85 asamblea plenaria de los obispos argentinos, que al final de sus trabajos convocó a toda la nación a «comenzar de nuevo» a partir de la eucaristía.
La convocación de los obispos se refiere a la celebración del décimo Congreso eucarístico nacional, que tendrá lugar en la capital de la provincia de Corrientes del 2 al 5 de septiembre de 2004. «Deseamos en esos días», escriben los obispos, «adorar públicamente a Jesucristo, presente en el Sacramento de la Eucaristía. Es nuestro propósito manifestarle nuestro amor, reconocerlo solemnemente como Señor de la historia y rogarle por las necesidades del mundo y de nuestro pueblo». Pero el nuevo inicio al que aluden los obispos se enlaza con la nueva fase política que se abre en el país, que a finales de 2001 cayó en una crisis económica devastadora tras haber seguido como alumno modelo durante todos los años noventa las recetas del pensamiento único neoliberal. «Resulta inexplicable», subrayan los obispos en su documento, «que una tierra tan bendecida por Dios como la nuestra albergue tanta pobreza y marginalidad».
Sobre las perspectivas que se abren para Argentina 30Días ha entrevistado a Eduardo Vicente Mirás, de 73 años, arzobispo de Rosario desde noviembre de 1993. Mirás fue nombrado presidente de la Conferencia episcopal argentina en noviembre del año pasado, y sucede a Estanislao Karlic, arzobispo emérito de Paraná.

Argentina sigue sufriendo por los efectos de la crisis, y los obispos señalan la perspectiva de un nuevo comienzo. ¿No corren el riesgo de pasar por ingenuos “profesionales del entusiasmo”?
EDUARDO VICENTE MIRÁS: No creo. Tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo. Con el cambio de Gobierno, han cambiado muchos equipos y muchas personas que nos tenían acostumbrados a una forma de gobernar. El pueblo, que en un determinado momento había pedido que se fueran todos, ahora está esperanzado en que, cambiando la visión de las cosas y proponiendo metas factibles, podamos salir a flote.
En su documento, invitan ustedes a los argentinos a vivir este tiempo buscando consuelo en el sacramento de la eucaristía, también en vistas del Congreso eucarístico nacional…
MIRÁS: Nosotros vamos a tener el año que viene un Congreso eucarístico nacional, que solemos hacer cada diez años. Entonces decimos, si tenemos delante nuestro esta oportunidad de poner en manos del Señor toda nuestra problemática, espiritual por un lado, y social por otro lado, y nos acompañamos con la fortaleza que la eucaristía nos deja, será sin duda más fácil, y además llena de esperanza la vida cristiana, será más fácil salir adelante.
Todas las sobrias intervenciones del episcopado argentino sobre la crisis han evitado análisis sociológicos y han sugerido simples palabras de consuelo cristiano. ¿No se corre el peligro de caer en una huida “espiritualista” de la realidad?
MIRÁS: Los dones que Dios ofrece a través de su Iglesia no son cosas ajenas a las expectativas y a los sufrimientos reales de las personas, como el hecho de que uno no tenga qué comer o esté desesperado porque no sabe cómo mantener a sus hijos. Más bien era el modelo económico impuesto en los años noventa, con su aureola de ciencia exacta, el que estaba hinchado de ideología mesiánico-salvífica. Prometían riquezas y bienestar para todos…
Dicen que la crisis ha despertado la devoción popular tradicional…
MIRÁS: Sí, quizá también las necesidades materiales acercaron a muchos a pedir ayuda a Dios, a rezar. La gente, viendo que no tenía posibilidad de encontrar soluciones por los caminos puramente humanos o políticos, se acercó realmente más a la fe, porque lo que el hombre no puede, lo puede Dios. Pero no me parece un huida espiritualista. Lo veo como un aspecto más de ese regreso a la realidad que tanto se necesitaba, después de que durante diez años el modelo económico impuesto hubiera encantado a todos con sus falsas promesas de salvación.
La quiebra argentina ha mostrado a todo el mundo el fracaso de cierto modelo económico, social y cultural.
MIRÁS: Dice Jesús: «Por sus frutos los conoceréis». Y nosotros, por los frutos hemos visto que el modelo liberal nos ha llevado a la ruina. Sus programas macroeconómicos infalibles olvidaban un detalle: el hombre concreto, en carne y hueso, que terminaba aplastado en los mecanismos.
El obispo Hesayne dijo que esas políticas habían sido verdaderas campañas abortivas para ya nacidos. Y, sin embargo, círculos y personalidades católicas, también en Argentina, se prestaron a avalar este modelo. Algunos lo presentaban como la realización concreta de la doctrina social de la Iglesia…
MIRÁS: Lamentablemente también en el ambiente católico hubo grandes defensores, al comienzo, de esos planes. Creyeron a los que prometían bienestar para todos. Así se les atribuyó una credencial ética. No arguyo mala voluntad en este tema, pero ingenuidad por lo menos sí.
Como pastor, ¿qué opina del papel que han tenido en la crisis argentina las organizaciones económicas internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional?
MIRÁS: Agradecemos siempre lo que viene de fuera, pero no podemos decir que estemos contentos. Las organizaciones internacionales condicionaban fuertemente la manera de emplear los recursos. Daban créditos pero decidían preventivamente los bienes que había que comprar y donde había que comprarlos, imponiendo su visión económica. Creo que estas organizaciones podían haber hecho muchísimo más. Cuando uno piensa en los gastos que se realizan en guerras inútiles que no sirven nada más que para destruir, como ésta última en Irak.…
Mientras tanto, la Iglesia argentina sigue realizando una impresionante y silenciosa obra de caridad social…
MIRÁS: Caritas ha hecho una obra monumental, creando comedores, trabajando en proyectos edilicios para ayudar a sobrevivir a los que se han quedado sin comida y sin casa, que son un número increíble. En mi diócesis de Rosario, se da de comer todos los días a doce o trece mil niños, también hay algunos comedores para ancianos, y después hay asistencia directa a determinadas etnias, que se han establecido aquí. El drama de la inundación de la ciudad de Santa Fe ha despertado una solidaridad fenomenal, gracias a Dios, en toda la Argentina.
Decía usted que la sensación de un nuevo comienzo tiene que ver también con el cambio de Gobierno. ¿Conoce al nuevo presidente Kirchner?
MIRÁS: No personalmente. Fue durante mucho tiempo gobernador de Santa Cruz, en el sur, pero las distancias que tenemos acá son tan enormes…
Arriba, un joven desempleado hojea los anuncios de trabajo en un periódico

Arriba, un joven desempleado hojea los anuncios de trabajo en un periódico

¿Sabe de algún hecho particular en sus relaciones con la Iglesia?
MIRÁS: Creo que problemas no ha tenido nunca con la Iglesia católica allá en Santa Cruz, si no lo hubiéramos sabido por los obispos del sur.
¿Qué impresión le ha dado al comienzo de su presidencia?
MIRÁS: Hace poco que está en el gobierno así que uno no puede emitir juicios acerca de su actuación. Hasta ahora ha hecho cosas comunes en el orden político. Él presentó un plan de gobierno y nosotros esperamos de todo corazón que lo pueda llevar adelante, y lo mantenga. Por eso hemos pedido que las cosas prometidas se cumplan, porque nuestro pueblo está muy herido, porque está cansado de promesas que no se han cumplido.
En sus primeros discursos, Kirchner ha querido sobre todo subrayar el cambio respecto a la ideología liberal del “decenio de la locura”…
MIRÁS: Todo lo que sea salir del neoliberalismo, que nos ha llevado a donde nos ha llevado, cualquiera de nosotros lo vamos a juzgar como un camino que al menos hay que intentar.
Una de sus primeras actos ha sido jubilar a una parte de los jefes militares…
MIRÁS: No sé, es tan técnico el tema que se me escapa completamente.
Durante la campaña electoral, los críticos decían que Kirchner no tenía carisma…
MIRÁS: Lamentablemente en la Argentina estamos acostumbrados a las figuras carismáticas. Y se han visto los resultados. Me parece que Kirchner tiende a afrontar gradualmente los problemas, tratando de realizar los programas con realismo y fijándose siempre objetivos que pueden ser alcanzados.
¿Ha tenido contactos con la Iglesia, antes o después de las elecciones?
MIRÁS: No nos ha pedido nada. Tampoco nosotros hemos tenido todavía encuentros con él. Esta discreción me parece buena. La participación directa de la Iglesia en la mesa del diálogo nacional la pidió el Gobierno de Duhalde, en un momento de especial emergencia, para que el diálogo pudiera realizarse, o sea, que la gente viniera a dialogar y no a pelearse. Las mesas del diálogo continuado siguen trabajando, pero ahora, participan más las partes sociales que el Gobierno.
La elección de Kirchner confirma la fase de transición que parece vivir toda América Latina, alejándose del modelo neoliberal.
MIRÁS: Nos gustaría que se concretara realmente lo que llamamos el Mercosur. Los episcopados de los países del Mercosur estamos en conexión, cada uno con su propia comisión, para estudiar los posibles problemas pastorales en relación con este planteo de la unión de nuestros países. En agosto o en septiembre tendremos otra reunión.
¿De qué modo concierne a la Iglesia este cambio?
MIRÁS: Sin hacer grandes análisis teológicos, si uno se basa en los hechos, los problemas del hambre, de los pobres, de los excluidos existen en todos estos países. Es una prueba de realismo cristiano que, frente a los problemas dejados por los años del neoliberalismo, se intente dar una respuesta común desde el punto de vista pastoral. Y quizá también en el ámbito político sucede lo mismo, como han demostrado los cambios recientes de gobierno.


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