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BRASIL
Sacado del n. 09 - 2006

ENTREVISTA CON EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE BRASIL

Los caminos abiertos de Lula


Desde la estrategia contra el hambre a la cooperación con los países en vías de desarrollo. La integración sudamericana y la actividad de mediación. Los caminos innovadores que han dado fama y prestigio a Brasil en el escenario mundial. Para 30Días en exclusiva el balance del primer mandato presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva


Entrevista a Luiz Inácio Lula da Silva por Stefania Falasca


Las distancias reales aquí son lo que son. Y también el tiempo. Pero no fim dá tudo certo, todo al final, como se dice aquí, tiene arreglo, es verdad. Como la cita con el presidente. Ya está concertada para las 15,30 en la sede del gobierno de Brasilia. Y ahora Brasilia corre veloz por las ventanillas del coche. Dicen que nació de un sueño. Nada menos que el de don Bosco, que se la había imaginado aquí precisamente, en el centro exacto de este país-continente. Luego llegó el arquitecto Niemeyer. La pensó, repensó… y al final le salió así: una maqueta perfecta para astronautas. Irreal, hiperbólica, atravesada por calles como pistas de despegue, mientras que hay otras, las de tierra y miseria, que quedan fuera, en las ciudades satélites. Tendrá, como dicen, su encanto de marca esta ciudad espacial. Pero Brasilia no es Brasil. Todos lo saben, incluido el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, el ex obrero sindicalista del Partido de los Trabajadores que llegó al Palacio do Planalto con un equipaje de 53 millones de votos el 1 de enero de 2003, donde vive desde hace casi cuatro años y desde donde, por supuesto, no se le ha pasado por la cabeza volar de esta base rumbo a la luna, pues se ha guardado bien de prometer cosas imposible en estos cuatro años de mandato presidencial. «Este es un país complejo que hay que tratar con cautela, como si fuera una bomba. Lula no se hace ilusiones. Se mueve con gran prudencia y realismo. No da rodeos, busca los atajos. No juega en conflicto, aprovecha los conflictos. No es un aventurero, es un sindicalista, determinado, entrenado en las negociaciones extenuantes y en la dialéctica social con el objetivo de alcanzar un compromiso aceptable». Así saludaba hace cuatro años Celso Furtado, uno de los mayores representantes del pensamiento económico y social de Latinoamérica, recientemente desaparecido, la histórica elección de Lula.
El presidente Lula entrevistado por Stefania Falasca, de 30Días, 
base aérea militar de Brasilia, 1 de septiembre de 2006

El presidente Lula entrevistado por Stefania Falasca, de 30Días, base aérea militar de Brasilia, 1 de septiembre de 2006

Hoy once millones de familias brasileñas, es decir, más de cincuenta millones de personas, han salido del umbral de la pobreza por la puesta en marcha del programa contra el hambre de su estrategia de gobierno. Un resultado sin precedentes, de todo respeto para el Banco Mundial y para la política social de Lula. Su imagen ha salido indemne del fuego cruzado de las críticas y de los últimos “bombardeos” internos. También esto cuenta.
Nos vemos en la base aérea militar después de la enésima sesión de mesa negociadora. Estaba con una delegación de la Fiat y ya está otra vez listo para tomar el vuelo hacia Juiz de Fora, en el Brasil profundo de Minas Gerais. El ex metalúrgico sigue teniendo los pies bien plantados en el suelo, sigue siendo el mediador pragmático entrenado en los encuentros cara a cara y en las conversaciones: «La política se hace con lo que se tiene, no con lo que se piensa que se tiene», dice mientras se abotona la chaqueta. «El juego real de la política es este». Nada le saca de ese aplomo suyo tan brasileño. Tan inoxidable como el tradicional cafezinho que nos invita a tomar. Son las 15.30 clavadas. Como estaba previsto. Estamos en vísperas de su segunda cita electoral. Fuera le espera todo el establishment de su gobierno, el que ha llevado a los resultados del programa Fome zero, a las reformas económicas. Es el momento de hacer un balance, sobre la política social y la política exterior; sobre todo de esta última, que ha vuelto a dar visibilidad y prestigio a Brasil en el contexto mundial y por el papel estratégico adquirido en el área de los países del Cono Sur. Este último aspecto le ha llevado a tomar caminos decididamente innovadores en la integración suramericana, en la creación del G20, en la cooperación Sur-Sur y en la alianza India-Brasil-Sudáfrica. Esta política ha dado un nuevo impulso a las relaciones con los países en vías de desarrollo y, sin duda alguna, le ha valido a Lula grandes reconocimientos, subrayados por los atentos observadores internacionales.
Las declaraciones apresuradas no forman parte de su estilo. Se pueden contar con los dedos de una mano las entrevistas que ha concedido. Últimamente ninguna. 30Días es la excepción.

Presidente, su elección significó grandes esperanzas para su país. ¿Qué balance hace ahora?
LUIZ INÁCIO LULA DA SILVA: En 2003, cuando llegamos al poder, la economía brasileña estaba en una situación muy grave. Por eso nuestra primera preocupación fue precisamente garantizar ante todo la estabilidad económica.
¿Está satisfecho de los resultados?
LULA: Estoy contento, pero no satisfecho. Somos conscientes de la dimensión de la deuda histórica que Brasil tiene con su pueblo y de lo que aún queda por hacer en este país.
El programa contra el hambre puesto en práctica por su gobierno ha sido elogiado incluso por el Banco Mundial…
LULA: Fome zero está compuesto hoy por 31 programas o acciones cuyo objetivo es erradicar el hambre mediante la inclusión social. En 2006 hemos invertido 11,7 mil millones de reais [unos 4,3 mil millones de euros, n. de la r.] para combatir la miseria. Son inversiones que les permiten a las familias más pobres acceder a una alimentación correcta, que promueven la creación de trabajo y rédito, mejorando la calidad de vida en las regiones más pobres de Brasil. Este año el volumen de recursos utilizados para luchar contra la pobreza será el 89 por ciento más del que se le dedicó en 2003, por un total de 6,2 mil millones de reais [unos 2,3 mil millones de euros, n. de la r.]. Se ha dado prioridad a esta franja de la población. Brasil está compuesto en su mayoría por hombres, mujeres y niños que necesitan la asistencia del Estado.

Presidentes latinoamericanos durante la cumbre de Mercosur en Córdoba, Argentina, 21 de julio de 2006

Presidentes latinoamericanos durante la cumbre de Mercosur en Córdoba, Argentina, 21 de julio de 2006

En fin de cuentas, es una forma de asistencialismo…
LULA: No. De inversión. No se asegura el crecimiento a la larga de un país sin promover la distribución del rédito en beneficio de los sectores más vulnerables y marginados. Dicho de otro modo, la distribución del rédito ha de ser entendida como importante motor de desarrollo y no solo como consecuencia del proceso de crecimiento. Hoy la concentración del rédito ha bajado por primera en la historia de Brasil, y la pobreza se redujo el año pasado un 8 por ciento.
Quiere decir que se están reduciendo las desigualdades sociales históricas de este país…
LULA: El principal programa de distribución del rédito jamás creado en Brasil, Bolsa Família, ya está presente en las casas de casi nueve millones de familias pobres. En este programa hemos gastado desde 2003 a hoy 17,5 mil millones de reais [unos 6,4 mil millones de euros, n. de la r.]. Bolsa família es una evolución de Fome zero y se introdujo a partir de octubre de 2003, unificando cuatro programas de distribución del rédito. Hoy está presente en todos los municipios brasileños. Las familias beneficiarias representan el 81 por ciento de los pobres de todo Brasil, y antes de final de año el objetivo es elevar el número a 11,1 millones de familias. Todas las personas que el Instituto Nacional de Estadística brasileño considera bajo el umbral de la pobreza.
También el problema de la distribución de las tierras es desde siempre una cuestión neurálgica en Brasil. ¿Cuál es la situación actual?
LULA: La reforma agraria ha avanzado mucho en Brasil en los últimos tres años y medio. Se han distribuido más de 22 millones de hectáreas, un territorio igual al de Portugal, Holanda y Bélgica juntos. Se han beneficiado 245.000 familias. Pero no hemos razonado sólo en términos cuantitativos, sino más bien con el objetivo de crear en la reforma agraria condiciones cualitativamente elevadas.
¿Qué significa en concreto?
LULA: Significa que la asignación de la tierra a las familias ha ido acompañada por la creación de condiciones adecuadas para cultivarla. Por eso se han realizado inversiones públicas en infraestructuras, se ha ofrecido asistencia técnica, se han ampliado las concesiones de crédito, se han aumentado e introducido nuevas líneas de financiación. Para hacernos una idea, en 2004 siete nuevos asentamientos de cada diez tuvieron acceso a los servicios de asistencia técnica para mejorar, y por consiguiente aumentar, la productividad.
Brasil no es el único Estado de América del Sur en que se observa esta distinta manera de enfrentarse la política al desarrollo social. ¿Cómo ve los cambios que se están llevando a cabo en el continente?
LULA: En Sudamérica especialmente estamos viviendo el agotamiento del modelo económico neoliberal, fundado en la reducción de la presencia del Estado como elemento motor del proceso de desarrollo nacional. Los gobiernos que recientemente han sido elegidos en la región reflexionan sobre el hecho de que se hace necesario asignarle un papel estratégico al Estado en la definición de las políticas públicas. También están convencidos de que la distribución del rédito ha de ser percibida como motor de desarrollo. Esto no excluye el compromiso por la estabilidad macroeconómica, la prudencia fiscal y las reformas macroeconómicas que se están implementando progresivamente en la región sudamericana. En este escenario, cada país emprenderá su camino específico.
La integración sudamericana. No se trata, desde luego, de una idea nueva. Nosotros le hemos dado más énfasis e importancia. La hemos convertido en prioridad absoluta. Hemos comenzado por donde ésta es posible
Aquí en Brasilia ha recibido usted en poco tiempo a todos los presidentes sudamericanos y en dos años ha visitado todos los países de Sudamérica. Esto demuestra intereses nuevos y bien definidos en la política exterior de su gobierno…
LULA: Sí. La integración sudamericana. No se trata, desde luego, de una idea nueva. Nosotros le hemos dado más énfasis e importancia. La hemos convertido en prioridad absoluta. Hemos comenzado por donde ésta es posible. Por lo demás, también la Unión Europea comenzó con la Europa de los Seis porque era el proyecto más realizable en aquel preciso momento histórico. Estoy convencido de que, trabajando juntos nuestros países podrán promover las transformaciones necesarias para integrarse de manera competitiva en una economía globalizada. Por ello estamos comprometidos en el proceso de integración regional, cuya expresión más amplia es la naciente Comunidad Sudamericana de las Naciones.
¿Cuál es el papel de Mercosur en este proceso? Tras años de estancamiento parece haber reemprendido la marcha…
LULA: Mercosur es un elemento central del proceso de integración regional. Actualmente tenemos más de 250 millones de habitantes, un PIB de 1 billón 300 millones de dólares y un comercio global superior a 320 mil millones de dólares. Creo firmemente en el futuro de Mercosur. Y esto es lo que he transmitido en la reciente cumbre del Bloque que se ha celebrado en Córdoba, Argentina. Hay por supuesto muchos desafíos frente a nosotros, pero esto es natural. Brasil, por ejemplo, está comprometido a fondo en la disminución de las asimetrías que padecen los socios menores de Mercosur y en hacer operativo el “Fondo estructural” que ayudará a estas economías a atraer inversiones y a facilitar el acceso de sus mercancías a los mercados más desarrollados del Bloque.
Recientemente también Venezuela ha entrado a formar parte de Mercosur. ¿Qué relaciones tienen ustedes con el gobierno venezolano y qué opinión le merece la entrada de este país en el Bloque?
LULA: Brasil siempre ha sido fiel al principio de la no interferencia y no intervención en los asuntos internos de los respectivos gobiernos. Con nuestro gobierno hemos tratado de contrarrestar, o mejor dicho, integrar la no interferencia con la no indiferencia. Así que si tenemos una situación en la que podemos contribuir de manera democrática por el diálogo, lo hacemos. Y eso es lo que hemos hecho y seguiremos haciendo con Caracas. El ingreso en el Mercosur de un país como Venezuela es un hecho muy importane para el Bloque.Además de representar a 25 millones de consumidores, Venezuela tiene reservas de gas y petróleo cruciales para la integración energética del continente y está sólidamente comprometido con los objetivos de integración comercial que motivan y fundamentan Mercosur.
Además de la integración sudamericana también la cooperación Sur-Sur, con los otros países en vías de desarrollo, es uno de los caminos que está recorriendo…
LULA: Sin duda alguna colaborar más con los otros países en vías de desarrollo ha sido un cambio bien claro en nuestro gobierno, cuyo núcleo es la integración de Suramérica. Hemos creado una alianza con India y Sudáfrica, dos grandes Estados democráticos en continentes distintos, con los que compartimos visiones similares y mantenemos estrechas relaciones de confianza. Esta alianza [IBSA, n. de la r.] nació al principio de nuestro gobierno y ha ayudado mucho también al nacimiento y la formación del G20, el grupo de los principales países en vías de desarrollo.
¿Y el ALCA? ¿Ha sido definitivamente abandonado?
LULA: Al ALCA se podrá volver cuando existan las condiciones para negociar que sean aceptables por todos los países. Brasil no se opone al ALCA. Sencillamente éste ha perdido su momento.
El presidente Lula entre el primer ministro indio, Manmohan Singh, y el presidente sudafricano, Thabo Mbeki, Brasilia, 13 de septiembre de 2006

El presidente Lula entre el primer ministro indio, Manmohan Singh, y el presidente sudafricano, Thabo Mbeki, Brasilia, 13 de septiembre de 2006

¿Y cuál es hoy la posición de su gobierno en las relaciones entre Brasilia y Washington?
LULA: Es una posición de negociación basada en la igualdad de dignidad.
¿Cómo define estas relaciones?
LULA: Objetivas. Excelentes. Los intercambios y las visitas recíprocas se han intensificado en estos años.
¿Y con la Unión Europea?
LULA: Por supuesto también con la Unión Europea. Y todo ello en un período en el que las exportaciones hacia los Estados Unidos y la Unión Europea están batiendo todos los récords. Estas relaciones tienden a reforzar nuestras posibilidad de negociación, principalmente mediante la integración sudamericana y la cooperación Sur-Sur.
¿Qué piensa de la interrupción a finales de julio de las negociaciones en el ámbito de la Organización Mundial del Comercio?
LULA: Nosotros, junto con la gran mayoría de los países, hemos lamentado profundamente la interrupción de las negociaciones para conseguir un calendario de desarrollo en la OMC. Lo que está en juego no son solo algunas concesiones en materia de comercio, sino el mismo futuro del multilateralismo en la esfera económica, con obvias repercusiones en el plano social y político. Los países en vías de desarrollo no necesitan favores. Necesitan condiciones justas para hacer valer sus ventajas comparadas. La crisis en las negociaciones no es técnica, sino política. Es una crisis a la que le falta liderazgo. Por eso Brasil sigue colaborando con los principales líderes del mundo desarrollado y en vías de desarrollo para buscar una posible salida, un camino que pueda ser recorrido…
En Europa se habla de un impasse que durará por lo menos tres años…
LULA: Mire, creo que hoy estamos en otra fase. Los países en vías de desarrollo han alcanzado otra posición, una dinámica distinta en las negociaciones con respecto al pasado. Confío en que tras un análisis de la situación actual volvamos a la mesa de negociaciones, demostrando, ambas partes, la flexibilidad necesaria para que este proyecto vuelva a emprender su marcha. De manera ambiciosa y al mismo tiempo equilibrada, favoreciendo a todos. La reciente visita a Brasil, la segunda en los últimos seis meses, del ministro estadounidense encargado de las negociaciones comerciales, Susan Schwab, para examinar las condiciones en que esto podría llevarse a cabo, es una señal sin duda positiva.
Hablemos de Naciones Unidas. En la ONU Brasil ha sido elogiado varias veces por el secretario general, Kofi Annan. Brasil ha sido encargado de coordinar la difícil misión en Haití. ¿Qué objetivos tienen de cara a una posible reforma de este organismo?
LULA: Reforzar el multilateralismo.
¿Y, por consiguiente, llegar a ser miembro permanente en el Consejo de Seguridad?
LULA: Esta no es una idea de ahora. Se remonta a Roosevelt. Fue él quien la propuso, teniendo en cuenta los equilibrios geopolíticos del mundo que salía de la Segunda Guerra Mundial. Luego no se concretizó por la oposición de Churchill y Stalin, con motivaciones distintas. El mundo ha cambiado desde entonces. Sin embargo, cuando nosotros hablamos de la entrada de Brasil como miembro permanente en el Consejo de Seguridad, no es una cuestión de prestigio internacional, sino una cuestión importante para contribuir a la creación de un mundo más multipolar. Brasil puede contribuir a ello, como creo que lo pueden hacer India y otros países.
El presidente Lula y el padre misionero comboniano Franco Vialetto, con motivo de la entrevista a 30Días

El presidente Lula y el padre misionero comboniano Franco Vialetto, con motivo de la entrevista a 30Días

El año pasado realizó usted un viaje por distintos países árabes, entre ellos Irán, creando un organismo para las relaciones entre Sudamérica y los países árabes. También esta es una dirección completamente nueva en la política brasileña, como también en la geopolítica internacional…
LULA: Naturalmente esto necesitará su tiempo para consolidarse.
Usted había criticado la intervención estadounidense en Irak. ¿Qué piensa de la actual situación de crisis en Oriente Medio?
LULA: Mire, Brasil es un país que se formó con los emigrantes y es un país donde las diferentes etnias y grupos religiosos coexisten desde siempre de manera pacífica. Las comunidades árabes y judías aquí son fuertes y tienen excelentes relaciones, no solo entre sí, sino también con los demás grupos étnicos y confesionales. Tanto los árabes como los judíos, pues, están bien integrados en el tejido social brasileño. Por lo tanto, cuando los miembros de estas comunidades tienen la oportunidad de regresar a sus tierras de origen, allí trabajan como embajadores informales de nuestra cultura y de nuestros valores democráticos. Esto explica también el hecho de que Brasil tradicionalmente defiende el derecho de Israel a vivir en seguridad dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas y, al mismo tiempo, reconoce y apoya el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación y a vivir en un Estado soberano e independiente. Siempre he afirmado que Brasil está dispuesto, en la medida de sus posibilidades, a contribuir dando apoyo al trabajo del Cuarteto. La reciente decisión del gobierno de donar un millón de dólares para la reconstrucción de Líbano y para las comunidades que han resultado afectadas refleja el sentido de responsabilidad e implicación del gobierno y del pueblo brasileño en la causa de la paz de Oriente Medio y en la realización del bienestar de sus pueblos.
Tras su elección se entrevistó usted en São Paulo con Massimo D’Alema. Hoy D’Alema es ministro de Exteriores de Italia. ¿Qué piensa de la política exterior de Italia en este delicado momento de la política internacional?
LULA: Italia puede y ha de dar una aportación decisiva en Oriente Medio. Creo que haber elegido a Massimo D’Alema como ministro de Exteriores ha sido una buena e importante decisión. Es también amigo de Brasil, y amigo mío personal.
El presidente Lula al finalizar la entrevista con 30Días

El presidente Lula al finalizar la entrevista con 30Días

Podemos decir que las relaciones Italia-Brasil son ahora más estrechas que en el pasado…
LULA: Hace algunos meses estuve con el presidente de la Patronal italiana, Luca Cordero di Montezemolo, y le dije que no tiene sentido no intensificar las relaciones bilaterales entre Brasil e Italia, no solo con el Estado italiano sino también con la sociedad italiana. El motivo es sencillo: nosotros tenemos históricamente un vínculo sólido, muy fuerte con Italia. La comunidad italiana es la primera en Brasil, muchos son los brasileños de origen italiano, como mi propia mujer, que tiene doble nacionalidad. Los vínculos históricos, los lazos culturales y también la proximidad política son razones por las que la relación Italia-Brasil es estratégicamente importante y no puede por menos que avanzar.
¿Y cómo pueden incrementarse aún más estas relaciones?
LULA: La reciente visita de la delegación de la Patronal italiana a los Estados de Minas Gerais, Río de Janeiro y São Paulo, ha manifestado interés en desarrollar joint ventures en diversos ámbitos. Nosotros hemos ofrecido nuestra cooperación en los sectores de la tecnología bancaria, de la recaudación tributaria y de la biotecnología. Además Brasil tiene una relación de colaboración con todos los países latinoamericanos y nosotros creemos que un país como Italia puede tener una fuerte presencia en América del Sur. Tenemos un continente con economías que están en fase de crecimiento, la democracia se está consolidando, y es importante que Italia comience a comprender a Sudamérica, además de a Brasil. Brasil está dispuesto a ser socio de cara al crecimiento de la presencia italiana aquí. Es obvio que Italia no necesita a Brasil para ir a Argentina, Uruguay, Paraguay o Colombia, solo por citar a algunos Estados, pero considero que por la cercanía de las relaciones y por la afinidad política que tenemos, Brasil puede aportar mucho para que Italia esté más cerca de Sudamérica.
“La esperanza ha vencido al miedo” rezaba hace cuatro años su eslogan electoral. ¿Qué significado tiene esto para usted ahora? Teniendo en cuenta también la difícil situación internacional.
LULA: La mayor amenaza que se cierne sobre nuestra seguridad colectiva es la plaga global de la miseria y el hambre. Es una plaga que aflige a millones de personas en todo el mundo. Esto no justifica el terrorismo actual, contra el que hemos de luchar, pero sin duda contribuye a que éste se alimente en aquellas comunidades dominadas por la falta de esperanza y la frustración. No se puede hacer inútil retórica sobre esto. Y con más razón ahora digo que poner en práctica mecanismos financieros que puedan ayudar a los países más pobres a alcanzar las metas del desarrollo es la única esperanza que puede conseguir salir victoriosa contra el miedo.


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