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MUNDO ÁRABE
Sacado del n. 07 - 2003

ENTREVISTA. Noureddine Hached, vicesecretario de la Liga de los Estados Árabes

«Estamos dispuestos a un paso definitivo»


La Hoja de Ruta del presidente Bush, la estabilidad de Oriente Próximo, el semestre italiano de presidencia de la UE, la acción del Vaticano. Peticiones y propuestas de la Liga de los Estados Árabes


por Giovanni Cubeddu



Noureddine Hached encarna una generación de líderes árabes que debe vérselas con uno de los momentos más delicados de la historia de Oriente Próximo y de las relaciones entre el mundo árabe y Occidente.
Hijo de Farhat Hached –uno de los “padres de la patria”, fundador del movimiento sindical, que trabajó en estrecho contacto con el primer presidente del Túnez independiente, Habib Burguiba– Noureddine, ha sido empresario, gobernador regional, ministro y varias veces embajador (también en Italia). En 1996 fue nombrado secretario adjunto de la Liga de los Estados Árabes y desde 2001 es su vicesecretario general.

¿Qué piensa la Liga de los Estados Árabes de la propuesta de continuar con el proceso de paz contenida en la Hoja de Ruta?
NOUREDDINE HACHED: La Hoja de Ruta presentada por el cuarteto Estados Unidos, Unión Europea, Federación Rusa y Naciones Unidas, es un paso muy positivo hacia la paz. La Autoridad palestina la ha aceptado sin reservas, apoyada por el mundo árabe y la Liga de los Estados Árabes. Los problemas los ponen los israelíes, con las catorce reservas que han planteado al texto y con su voluntad de no abandonar la política de homicidios selectivos que tantos “daños colaterales” provoca en la población. Solamente por el compromiso personal del presidente Bush es por lo que, después de tanto tiempo, nos parece que podemos creer en un resultado positivo del proceso de paz. Lo esperamos, sobre todo tras las declaraciones finales de la reunión de Beirut en que, por primera vez, se estableció que si Israel reconoce los derechos territoriales del pueblo palestino, de Líbano y Siria, todo el mundo árabe está dispuesto a establecer con él relaciones normales en seguida.
¿Qué puede hacer realmente la Liga de los Estados Árabes para facilitar el proceso de paz?
HACHED: Su papel está al lado del pueblo palestino, de la autoridad palestina y de Palestina, que es miembro de la Liga de los Estados Árabes. Y esto en todas las negociaciones donde los palestinos participen. La misma Hoja de Ruta reconoce la legitimidad de una iniciativa árabe en favor de una paz que definiría justa y duradera para todo el mundo.
Colin Powell afirmó recientemente que el terrorismo no puede detener la negociación. Es lo que decía Rabin. Por otra parte, ¿está el mundo árabe dispuesto a firmar un tratado de paz con Ariel Sharon?
HACHED: Sí. Ya hemos dicho que si se devuelven los derechos de los palestinos, sobre los territorios ocupados y sobre el problema de los refugiados, firmaremos. Con Sharon o con otro, no es un problema. Estamos dispuestos a dar una paso definitivo, es absurdo estar en el siglo XXI y que Oriente Próximo viva en una situación medieval. Basta con la política del terror de Estado, poner fin a esta política es también interés nacional de Israel. El presidente Bush y Colin Powell, dos autoridades en cuyo compromiso creemos, se lo han hecho comprender a los israelíes. Lo que ha pasado en el mundo durante estos dos últimos años es consecuencia de la situación en Palestina, por fin todo el mundo lo ha comprendido.
¿Qué papel efectivo le da a la participación de la Unión Europea en el proceso de paz?
HACHED: El conocimiento que Europa tiene de Oriente Próximo es incomparable. Es una cuestión de geografía y de historia milenaria. Europa sabe cuáles son los caminos para llegar a una paz estable, que ella misma necesita para dar perspectivas a su desarrollo económico, que coincide con el desarrollo económico-social del Mediterráneo, garantía de la seguridad europea. Decir Unión Europea significa también una larga experiencia de tratados bilaterales y multilaterales y más de diez años de trabajo sobre el terreno tras la conferencia de Madrid de 1991. Otro punto a su favor es el reconocimiento del papel de socio que los Estados Unidos han dado a Europa en el famoso “cuarteto”.
Por tanto, Europa está en el proceso de paz y debe tener su importancia en la conferencia internacional prevista por la Hoja de Ruta para 2005, que fijará definitivamente el equilibrio del área, donde también se prevén y esperan las negociaciones con Siria y Líbano.
Pese a la importancia de los Estados Unidos, no es posible pensar que se pueda dejar fuera a Europa de un proceso de paz que está lleno de consecuencias para el mundo entero y del que Europa ha de ser garante en el futuro. Lo que nosotros pedimos a los europeos es que no dejen de hacer presiones sobre Israel y principalmente sobre Sharon, y que usen todos los medios de que disponen para convencerles de que no se puede seguir así, que no se puede soportar una situación como la actual. Es hora de que Israel se siente en torno a una mesa y acepte un proceso de paz.
El conocimiento que Europa tiene de Oriente Próximo es incomparable. Es una cuestión de geografía y de historia milenaria. Europa sabe cuáles son los caminos para llegar a una paz estable, que ella misma necesita para dar perspectivas a su desarrollo económico, que coincide con el desarrollo económico-social del Mediterráneo, garantía de la seguridad europea. Decir Unión Europea significa también una larga experiencia de tratados bilaterales y multilaterales y más de diez años de trabajo sobre el terreno tras la conferencia de Madrid de 1991. Otro punto a su favor es el reconocimiento del papel de socio que los Estados Unidos han dado a Europa en el famoso “cuarteto”
¿Cuál es la situación de Bagdad según la Liga Árabe? ¿Qué perspectivas se abren para Irán? Y ¿qué piensa de la conducta de Damasco?
HACHED: En Irak, según el Consejo de seguridad de las Naciones Unidas, existe oficialmente una ocupación. La Liga Árabe, como todo el mundo árabe, se preocupa ahora de cómo debe gobernarse esta situación, y aquí la responsabilidad mayor es de las fuerzas de ocupación angloamericanas. Los ocupantes deben garantizar el nacimiento de un gobierno local autónomo, preparar las elecciones democráticas con las que los iraquíes puedan decidir por sí solos quién debe gobernarles, y, por último, dejar rápidamente el país: ¿no se decía que la guerra en Irak era de liberación? Pues hay que dejar libres a los iraquíes, ¡ya! La Liga Árabe ha puesto a su disposición, cualquiera que sea la tendencia política a la que pertenezcan, su sede de Beirut, para discutir del futuro del país. Irak es uno de los países fundadores de la Liga de los Estados Árabes desde 1945, y sigue siendo miembro, su puesto está con nosotros, en el mundo árabe. Confiamos en lo que los iraquíes decidan autónomamente.
¿Teherán?
HACHED: Irán es un vecino del mundo árabe, necesitamos recíprocamente tener buenas relaciones. El secretario actual de la Liga, Amre Moussa, estuvo en junio en Teherán donde mantuvo entrevistas fructuosas. Sobre la acusación de que Irán quiere disponer de armas nucleares –lo mismo dígase de las armas de destrucción masiva– la postura de la Liga Árabe es sabida desde hace diez años: a Oriente Próximo no le hacen falta. Esto vale también para Israel, que posee doscientas cabezas atómicas. Hace falta una conferencia regional global que establezca puntos fijos sobre la cuestión.
En lo tocante a las protestas estudiantiles en Irán, es una cuestión interna.
¿Siria?
HACHED: Su postura está clara: reconoce que los palestinos aceptan la Hoja de Ruta y respeta su decisión. Considera legítimo que grupos palestinos tengan oficinas en Damasco, y trata los casos delicados mediante contactos continuos con los Estados Unidos. La conducta siria es responsable y seria, como siempre. Como cuando le pide a Israel la devolución del Golán.
¿Puede añadir el semestre italiano de presidencia europea nuevas esperanzas a la deseada continuación del proceso de paz? ¿Con qué condiciones?
HACHED: Fui embajador en Roma desde 1993 hasta 1996, me consideran un gran amigo de Italia y para mí es un honor. Hemos esperado con impaciencia que a Italia le tocara el turno de presidencia de la Unión, porque las anteriores presidencias italianas tuvieron siempre efectos positivos sobre la política mediterránea. Política que es de provecho para toda Europa, que también los países del norte piden y luego agradecen. De la presidencia italiana esperamos, pues, otro paso adelante, porque estamos en una situación muy peligrosa que no admite conductas ingenuas ni errores en los análisis. Se deben proponer soluciones realizables que den resultados apreciables. Deseamos y esperamos que Italia esté a la altura de las expectativas y de las históricas responsabilidades de las que da prueba desde 1957, fecha de fundación de la misma Europa que tuvo lugar en Roma. Italia tendrá sus beneficios manteniendo su histórica relación con el mundo árabe, y sus afirmaciones resultarán creíbles y equilibradas. Entre los políticos italianos hay todavía posturas consolidadas y permanentes, y nosotros deseamos que siguiendo su acostumbrada línea de fuerza Italia pueda mantener la ruta y así encontrar de nuevo en el mundo árabe la tradicional amistad.
Por último, ¿piensa usted que las religiones y la Santa Sede pueden desempeñar un papel en la continuación del proceso de paz después del 11 de septiembre?
HACHED: En este terreno es sabido que Sadam, después del 11 de septiembre, tendía a agudizar la contraposición, a alimentar el choque de civilizaciones, mientras que la Liga Árabe designó un comisario para el diálogo entre las culturas. Creemos que el choque de civilizaciones no es un fenómeno sin importancia y sin responsabilidades; ese fenómeno resiste porque existen posturas extremas dentro de las tres religiones monoteístas, es decir, un fundamentalismo judío, uno cristiano y uno árabe. Y los tres pueden dar vida, directa o indirectamente, a situaciones “explosivas”, que el mundo no puede tolerar. Es nuestro deber no escondernos, no dejar que pase en silencio creyendo que en el fondo es algo normal. Existe un deber de vigilancia. Hace falta que todos los que cultivamos los valores de la paz y de la tolerancia –valores que existen en las tres religiones– podamos encontrarnos y dialogar. El mundo musulmán no olvidará nunca la actitud de Juan Pablo II con ocasión de la guerra de Irak, una postura lúcida, de valor histórico, destinada a aclarar cuál es la actitud de los católicos hacia el mundo musulmán. Fue un momento fundamental. Es ahí donde se debe construir. La Liga Árabe está dispuesta a desempeñar su papel en este marco.


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