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OBISPOS ITALIANOS
Sacado del n. 02 - 2007

Una historia que comenzó en 1954

La Conferencia Episcopal Italiana y sus presidentes



por Gianni Cardinale


Desde el primer Estatuto de 1959 el presidente de la Conferencia episcopal italiana es nombrado por el Pontífice. Y esto porque el Papa es el obispo de Roma y el primado de Italia. Hoy, por norma, el cargo de presidente de la Conferencia episcopal es electivo. Pero además de Italia hay otras dos excepciones a esta regla: Bélgica, donde el cargo le corresponde al arzobispo de Malinas-Bruselas pro tempore, y la Conferencia de los obispos latinos en los países árabes, presidida ex officio por el patriarca latino de Jerusalén. Italia, en cambio, es el único país donde el secretario general de la Conferencia episcopal no es elegido sino nombrado por el Pontífice.
Como recuerda monseñor Luigi Bianco –actualmente consejero de nunciatura en España– en su detallada y valiosa disertación doctoral en Derecho Canónico La Conferenza episcopale italiana. Profilo storico e giuridico (Pontificia Universidad Gregoriana, Roma, 2005), la idea de una Conferencia episcopal italiana se remonta a 1946, pero las primeras reuniones se celebraron en 1952 y 1953. El primer Estatuto es de 1954, mientras que la primera Asamblea se celebró en Pompeya en enero de 1955.
Pero entonces se entendía por CEI sólo la reunión de los presidentes de las Conferencias episcopales regionales. La primera reunión general de todos los obispos italianos tuvo lugar durante el Concilio Vaticano II, el 14 de octubre de 1962, en la “Domus Mariae” de Roma. Mientras que la CEI como la entendemos hoy nace en la primavera de 1964, cuando por primera vez se reúnen en Roma, convocados de manera oficial, todos los obispos italianos. Y los Estatutos renovados de 1965 establecen que la CEI comprende a todos los obispos de Italia.
El cardenal de Turín Maurilio Fossati, por la antigüedad de su nombramiento, es quien dirige la CEI desde 1954 a 1959. Es este año le substituye, nombrado por Juan XXIII, el cardenal de Génova Giuseppe Siri, que es confirmado en su cargo en 1962. En 1964 Pablo VI acepta su dimisión y nombra propresidente al cardenal Luigi Traglia, provicario de Roma.
En 1965 el papa Montini establece que la dirección de la CEI debe ser asumida temporalmente por la presidencia colegial provisional de los cardenales Giovanni Colombo, de Milán, Ermenegildo Florit, de Florencia, y Giovanni Urbani, de Venecia. Luego, en 1966, queda como presidente solo Urbani, que en febrero de 1969 es confirmado para otro trienio. Pero en septiembre del mismo año el patriarca de Venecia fallece prematuramente. A principios de octubre, tras una breve regencia provisional del arzobispo de Bari, Enrico Nicodemo (que era vicepresidente), Pablo VI nombra al cardenal de Bolonia, Antonio Poma, nuevo presidente, que será confirmado para un nuevo trienio tanto en 1972 como en 1975. En 1978 Poma es confirmado en su cargo por Juan Pablo I y Juan Pablo II, quien en 1979 nombra como nuevo presidente al cardenal de Turín, Anastasio Ballestrero.
Ballestrero es confirmado para un segundo trienio en 1982. En 1985 Juan Pablo II nombra presidente por un quinquenio —según los nuevos Estatutos promulgados ese mismo año— al cardenal vicario Ugo Poletti, que mantiene el cargo hasta su renuncia, que fue aceptada en enero de 1991. Tras un breve periodo de regencia del vicepresidente más anciano, el cardenal Salvatore Pappalardo, el 7 de marzo de 1991 el Papa nombra presidente al entonces obispo Camillo Ruini y lo crea cardenal. Juan Pablo II le renueva el cargo en 1996 y en 2001, y Benedicto XVI lo confirma en su cargo donec aliter provideatur en febrero de 2006. El pasado 7 de marzo el papa Ratzinger nombró presidente de la CEI para el próximo quinquenio al arzobispo de Génova Angelo Bagnasco, que presumiblemente será creado cardenal en el primer consistorio útil.


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