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ANTONIO ROSMINI BEATO
Sacado del n. 09 - 2007

Un gran cristiano


Entrevista con el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos: «Se beatifica a una límpida figura sacerdotal, que ofreció todo su ser completamente a Jesús y a su Iglesia, que sufrió por ello, una figura que ha sido guía y consuelo para tantos cristianos que vinieron después de él»


Entrevista al cardenal José Saraiva Martins por Gianni Cardinale


La iglesia de San Marcos de Rovereto, donde Rosmini fue bautizado el 25 de marzo de 1797; de esta misma iglesia, en la que en septiembre de 1823 pronunció el <I>Panegírico a la santa y gloriosa memoria de Pío VII</I>, muerto el 20 de agosto, Rosmini fue párroco de 1834 a 1835

La iglesia de San Marcos de Rovereto, donde Rosmini fue bautizado el 25 de marzo de 1797; de esta misma iglesia, en la que en septiembre de 1823 pronunció el Panegírico a la santa y gloriosa memoria de Pío VII, muerto el 20 de agosto, Rosmini fue párroco de 1834 a 1835

«Estoy realmente contento de que Antonio Rosmini sea por fin elevado a la gloria de los altares. Estoy contento por la Iglesia y, si se me permite, también personalmente. Desde que yo era profesor en la Pontificia Universidad Urbaniana, siempre he citado con placer los iluminadores escritos de este pensador grande, agudo y profético». El cardenal José Saraiva Martins está preparando ya con gran cuidado la homilía que pronunciará el próximo noviembre en Novara, cuando presidirá la celebración en la que el gran roveretano será inscrito en el catálogo de los beatos. No esconde su especial satisfacción por que se haya llegado por fin a esta importante cita eclesial. Porque, en efecto, no es de todos los días que un eclesiástico que tuvo algunas de sus proposiciones formalmente condenadas por el Santo Oficio reciba una rehabilitación tan plena.

Eminencia, ¿por qué está tan contento de poder presidir la beatificación de Rosmini?
JOSÉ SARAIVA MARTINS: Porque se trata de una límpida figura sacerdotal, que ofreció todo su ser completamente a Jesús y a su Iglesia. Que sufrió por ello. Una figura que ha sido guía y consuelo para tantos cristianos que vinieron después de él. Cristianos pertenecientes a la intelectualidad, porque Rosmini era un gran pensador, pero también fieles sencillos, que han sido tocados por el testimonio de religiosos y religiosas de las Congregaciones fundadas por el abad roveretano. Rosmini es realmente un cristiano que vivió de la manera más alta las virtudes humanas y cristianas.
Y sin embargo no ha sido fácil reconocerle estas virtudes…
SARAIVA MARTINS: En efecto, la causa de beatificación –imagino que se refiere usted a esto– ha sido especialmente compleja, por distintos motivos.
Ante todo por motivos doctrinales.
SARAIVA MARTINS: Así es, los escritos de Rosmini han sido objeto de críticas por parte de otros eclesiásticos, críticas que culminaron en el decreto Post obitum, del entonces Santo Oficio, en que se condenaban cuarenta proposiciones sacadas de sus obras. Pero se trataba de una condena póstuma, posterior a su muerte –eso significa post obitum– y por lo tanto Rosmini no había podido defenderse, y además eran proposiciones extrapoladas de su contexto, por lo que eran interpretadas de manera arbitraria.
Entre los “enemigos” históricos de Rosmini están los jesuitas…
SARAIVA MARTINS: Sí, algunas figuras de la Compañía de Jesús de la época. Pero los jesuitas, desde hace ya tiempo, han cambiado de opinión. Su actual prepósito general, Kolvenbach, escribió un artículo en la revista Filosofia oggi (f. IV/1997) donde se describe a Rosmini como un profeta del tercer milenio. En este artículo Kolvenbach dice: «Durante su vida algunos jesuitas, a decir verdad, “no destacados”, publicaron contra él libelos… Es oportuno recordar que estos jesuitas, fuera de la norma de obediencia, quedaron desaprobados por el prepósito general, el reverendo padre Jan Roothaan». La Civiltà Cattolica, además, publicó hace años un artículo “reparador” del llorado obispo rosminiano Clemente Riva; hecho sin duda inusual visto que en la revista aparecen exclusivamente artículos firmados por padres jesuitas.
El padre Cornelio Fabro, crítico no arrepentido de Rosmini, ha escrito que el cambio de opinión de los jesuitas se debería a un «exasperado complejo de culpa».
SARAIVA MARTINS: Es cierto que el llorado padre Fabro mantuvo su opinión negativa sobre Rosmini. Opinión respetable pero ya extremadamente minoritaria.
De todos modos, lo importante es que el decreto Post obitum al final ha quedado sin valor.
SARAIVA MARTINS: En efecto, la Congregación para la Doctrina de la Fe, guiada por el cardenal Ratzinger, estudió de nuevo la cuestión rosminiana y al final estableció que, pese al decreto Post obitum, nada impedía la beatificación del religioso.
Otro aspecto que ha perjudicado a la causa de Rosmini fue el político, con su activismo a favor de la unidad política de Italia y su animadversión, por lo demás correspondida, por el dominio austriaco…
SARAIVA MARTINS: Las ideas y las opiniones políticas de por sí no son determinantes para la beatificación. El hecho es que la Iglesia ya ha elevado a la gloria de los altares al papa Pío IX que, precisamente en terreno político, tras un entendimiento inicial, tuvo opiniones divergentes con respecto a Rosmini. Lo que se puede decir es que la historia, posteriormente, se ha encaminado por los senderos que Rosmini había imaginado ya de alguna manera.
En la Positio preparada por el padre Papa se alude a algunos testimonios que harían pensar en varios intentos de envenenamiento de Rosmini. Sin embargo, faltan pruebas seguras, aunque no sorprende que el abad pudiera haber sido objeto de intentos de eliminación física
La relación con Pío IX es un aspecto relevante en la vida de Rosmini. En un primer momento parece que el papa Mastai le quería crear cardenal, pero luego parece que hubo incomprensiones…
SARAIVA MARTINS: Así es, hay testimonios de que Pío IX estimaba mucho a Rosmini, que quería crearlo cardenal e incluso nombrarle su secretario de Estado. Pero luego llegaron las turbulencias políticas y la creación de la República romana de 1849 que dieron al traste con esta hipótesis. Como dicen algunos estudiosos, a Rosmini no le beneficiaron las enemistades y antipatías de cardenales más cercanos a Austria, empezando por el influyente Giacomo Antonelli.
¿Cuál ha sido, más en general, la actitud de los distintos pontífices con respecto a la figura de Rosmini?
SARAIVA MARTINS: El siervo de Dios Albino Luciani, cuando era un joven sacerdote, escribió una tesis muy crítica sobre Rosmini, y le respondió un joven rosminiano, el padre Clemente Riva, que luego sería auxiliar de Roma. En 1978, cuando Luciani fue elegido papa, quiso recibir al cardenal vicario y a sus auxiliares. Cuando llegó el turno de Riva, Juan Pablo I le dijo a Poletti: «A él lo conozco…». Pero lo hizo con una gran sonrisa. Así que monseñor Riva –lo contó él mismo–, que sentía cierto temor por este encuentro, se sintió muy aliviado. A esto hay que añadir que hay testimonios dignos de fe que cuentan que el papa Luciani expresó su deseo de rehabilitar personalmente la figura de Rosmini.
La obra más famosa de Rosmini es sin duda Las cinco llagas de la santa Iglesia. Incluida en el Índice, quedó plenamente rehabilitada antes de que el Índice de los libros prohibidos fuera abolido…
SARAIVA MARTINS: Se trata de un libro en cierto sentido profético, anticipador, quizá demasiado para su tiempo. El destino de los profetas, en la Biblia, pero también, por desgracia, en la historia de la Iglesia, a menudo es ser malinterpretados y perseguidos.
Una de las cinco plagas señaladas por Rosmini es la de los nombramientos episcopales…
SARAIVA MARTINS: Los nombramientos episcopales son un punto siempre delicadísimo en la vida de la Iglesia. Me doy cuenta de ello yo también como miembro desde hace ya años de la Congregación para la obispos. Rosmini quería eliminar el influjo malsano que los poderes temporales ejercían en la elección de los pastores y, por ello deseaba el regreso a la antigua práctica según la cual los obispos eran elegidos por el clero y el pueblo.
¿Una práctica realmente recuperable?
SARAIVA MARTINS: Las normas con que se eligen a los obispos no son de derecho divino y por consiguiente siempre son perfectibles. Pero implicar directamente, con poder casi electivo, a los fieles laicos en la elección de un obispo hoy sería impensable. No hay más que pensar, entre otras cosas, en el papel que podrían jugar los medios de comunicación social. En la época de Rosmini la televisión todavía no existía…
Otra de las plagas indicadas por Rosmini es la relacionada con la liturgia…
SARAIVA MARTINS: Rosmini comprendía el drama de una liturgia que ya no era comprensible para el pueblo y, a menudo, ni siquiera para los propios celebrantes. También en esto sus intuiciones anticiparon el movimiento de renovación litúrgico y las exigencias expresadas en la constitución Sacrosanctum Concilium del Vaticano II.
Panorámica del conjunto del Monte Calvario de Domodossola

Panorámica del conjunto del Monte Calvario de Domodossola

Permítame una pregunta quizá algo fuera de lugar. ¿Qué actitud tendría hoy Rosmini frente al motu proprio Summorum pontificum?
SARAIVA MARTINS: La historia no se hace con hipótesis. Pero no creo que si Rosmini estuviera vivo se opusiera hoy al motu proprio. Porque además tenía un alto concepto de libertad y le habría gustado mucho el gesto de un papa que concede la libertad a los fieles que piden poder asistir a una liturgia que, de todos modos, fue durante siglos la oficial de la Iglesia. Además, hay que tener presente que Rosmini deseaba que tanto el clero como el pueblo pudieran comprender y amar la liturgia, y con ello quería afirmar la necesidad de prestar atención también al estudio de la liturgia y no simplemente –como algunos creen– a traducirla a la lengua común.
¿Cuáles son los otros aspectos del Vaticano II anticipados por Rosmini?
SARAIVA MARTINS: Uno de los aspectos en los que sin duda Rosmini fue precursor del último Concilio fue el de la libertad religiosa. Sobre este tema Rosmini fue realmente un anticipador incomprendido. La Dignitatis humanae le debe muchísimo.
Cuando Rosmini murió tenía menos de sesenta años. ¿Existe realmente la hipótesis de que fue envenenado?
SARAIVA MARTINS: En efecto, en la Positio preparada por el padre Papa se alude a algunos testimonios que hacen pensar en varios intentos de envenenamiento. Sin embargo, no existen pruebas ciertas. Pero no sorprende que el abad pudieran ser objeto de intentos de eliminación física: era sin duda una figura incómoda, sobre todo para algunos centros de poder político.
El postulador de la causa de Rosmini ha revelado que el coste total de la causa y de la ceremonia de beatificación es bastante alto. Perdóneme la formulación un poco irreverente: ¿cuesta realmente tanto llegar a santo?
SARAIVA MARTINS: No existe una lista de tarifas para llegar a beato o a santo. Claro que todo proceso tiene sus costes inevitables: el papel, la prensa, los honorarios de los peritos laicos y eclesiásticos y de los postuladores y sus colaboradores. A ello hay que añadir que para las causas, por así decir, “necesitadas” existe un fondo al que se puede recurrir.


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