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AMÉRICA LATINA
Sacado del n. 09 - 2003

CELAM. Reflexiones sobre el continente de la esperanza

La evangelización no es una estrategia


El arzobispo de Tegucigalpa explica en qué consiste la nueva evangelización: «Procede sólo de la irradiación, persona a persona, familia en familia, comunidad en comunidad, de un testimonio de novedad de vida y de un anuncio lleno de esperanza de quienes han encontrado al Señor Jesús»


por el cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga



Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga con los fieles de Santa Rosa de Copán, Honduras

Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga con los fieles de Santa Rosa de Copán, Honduras

El Consejo Episcopal Latino Américano (Celam) tiene el agrado, y el interés pastoral de publicar este libro que recoge las pláticas del retiro espiritual que monseñor Mario Marini –subsecretario de la Congregación para el culto divino y la disciplina de lZs sacramentosÐ dirigió, del 21 al 28 de julio de 1996, en Puebla (México), a los novicios-seminaristas del “Cruzados de Cristo Rey”, joven comunidad religiosa de origen mexicano, difundida ya en varios países.
Una de las prioridades del Celam en el cuadro de su programación general ha sido siempre la viva solicitud por la formación espiritual, junto a la formación humana, cultural, bíblica, teológica y pastoral de seminaristas y novicios, llamados a ser testigos y servidores de la fe en nuestros pueblos. En numerosas oportunidades, el Departamento del Celam para las Vocaciones y Ministerios, DEYM, ha promovido reuniones de Directores de Seminarios y Noviciados y de sus respectivos responsables de Dirección Espiritual como servicio a la Iglesia de Dios en América Latina.

Una nueva evangelización
Ante el enorme desafío de una “nueva evangelización” –que el Santo Padre urgió primero en América Latina («nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión») y a la que no cesa de convocar a toda la Iglesia–, una de las cuestiones cruciales es la de fundarla, animarla y alimentarla desde la santidad, que es el «secreto manantial y la medida infalible de su laboriosidad apostólica y de su impetu misionero» (Cfr Christifideles laici, 17). Una “nueva evangelización” de la que América Latina tiene tanta necesidad en estos albores del tercer milenio, no se resuelve por cierto con proyectos y estrategias humanas. Procede sólo de la irradiación, persona a persona, familia en familia, comunidad en comunidad, de un testimonio de novedad de vida y de un anuncio lleno de esperanza de quienes han encontrado al Señor Jesús, viven su presencia en la comunión de sus discípulos y la comunican en todos los ambientes de la convivencia. ¡América Latina tiene necesidad que resplandezca ese testimonio de “Christifideles”! A todos los bautizados se requiere una refundación radical de la experiencia cristiana, un renovado encuentro y seguimiento de Jesucristo, una conciencia grata y exigente de la vocación a la santidad como camino de perfección en la caridad. ¡Cuánto resulta fundamental para ese crecimiento del pueblo de Dios, para su servicio evangelizador que haya cada vez más numerosos y, sobre todo, santos sacerdotes y religiosos!

Católicos mexicanos durante una peregrinación en honor de la Virgen 
de Guadalupe

Católicos mexicanos durante una peregrinación en honor de la Virgen de Guadalupe

«… para descansar
un poco conmigo»
Pues bien, los Ejercicios espirituales han sido en la tradición de la Iglesia medios precisos, según muy diversas modalidades, para ese camino de santificación. Evocan aquel retirarse de Jesús al desierto antes de iniciar su vida pública en una soledad a la que luego conduciría consigo también a sus apóstoles. No en vano Mons. Marini introduce el Retiro recordando lo narrado por el Evangelista Marcos (6, 31 y ss.), cuando el Señor dijo a sus apóstoles: «“Vengan ustedes solos a un lugar desierto para descansar un poco conmigo”. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto», en la región llamada Dalmanuta (Mc 8, 10).
El tomar distancia de la agitación y la distracción, donde los otros –personas y cosas– se vuelven como más discretos, donde el “corazón” del hombre tiende todo al Misterio presente, donde el silencio y la palabra se concentran en la escucha de Dios, donde se contempla y se gusta el permanecer en Su Presencia y compañía, donde opera fuerte la gracia de la conversión, ha sido siempre considerado en la Iglesia como fecunda pedagogía y experiencia espirituales. ¿No fue acaso en la soledad de Manresa en la que, en 1522, Ignacio de Loyola escribió, en sus lineas esenciales, los “Ejercicios espirituales”, los cuales, desde entonces, asumen un perfil más preciso y una importancia más difundida en las comunidades cristianas? Hoy día los Ejercicios espirituales, en su variedad de formas, están siempre presentes en la “agenda” de las más diversas comunidades e instituciones de la Iglesia en América Latina. Las pláticas espirituales que se recogen en este libro, en toda la espontaneidad y sencillez de su registración, con la sabiduría bíblica y teológica, espiritual y pastoral, que expresan, pueden ser motivo de inspiración y edificación para muchos.

Amigo de México
y de América Latina
En cuanto Presidente del Celam me satisface personalmente poder publicar estas amables conversaciones espirituales introductorias a la “gloria de Dios” –tema de ese retiro– que provienen de un amigo de México, de América Latina. Monseñor Mario Marini, nacido en Cervia (Italia) el 13 de septiembre de 1936, doctorado en la Universidad de Bolonia como Ingeniero civil, llamado luego al sacerdocio, estudiando en Roma en tiempos del Concilio entretejió amistad con no pocos “pio-latino-americanos”. La Providencia lo llevó al norte de México donde sirvió por dos años como misionero, quedó así “conquistado” por un pueblo amado de preferencia por la visita y compañía de la Virgen de Guadalupe, evangelizado por una extraordinaria legión de misioneros, fiel a una tradición católica probada en la persecución y en el martirio, cuna y florecimiento de muchas fundaciones carismáticas (como la de los mismos “Cruzados de Cristo Rey”). En su posterior servicio en la Secretaria de Estado, luego como “Capo Ufficio” en la Congregación para el clero y actualmente como subsecretario de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, monseñor Mario Marini ha prestado siempre una apasionada atención y solicitud pastorales no sólo a su Iglesia de adopción, sino a toda la Iglesia de América Latina. Quien es buen servidor del Papa es bien consciente de que en un “continente de esperanza” en el que viven la mitad de los católicos de todo el planeta están en juego cuestiones decisivas para la vida de sus pueblos –para su evangelización y crecimiento de humanidad– e incluso, para toda la Iglesia universal en el tercer milenio cristiano que se inicia.



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