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UGANDA
Sacado del n. 12 - 2008

Encuentro con el cardenal Emmanuel Wamala

Con las sectas quieren destruir la Tradición


Entrevista con el arzobispo emérito de Kampala: «Yo creo personalmente que existe un ataque sistemático de fuerzas extranjeras contra la Iglesia. Quieren destruir la Iglesia tradicional, o mejor dicho, las Iglesias tradicionales. También las Iglesias protestantes históricas y la anglicana tienen el mismo problema. Las nuevas sectas les agreden también a ellos. Desde hace treinta años. Antes no existían, se hablaba de ello en Kenia, pero no aquí»


Entrevista al cardenal Emmanuel Wamala por Gianni Valente


«Ex Africa lux», decía el papa Wojtyla en uno de sus lemas fulmíneos y electrizantes. El cardenal Emmanuel Wamala, primado emérito de Uganda, es como un viejo león que se las sabe todas. Conoce los problemas de siempre que atenazan a su país y a todo el continente. Su sabiduría aguda y su realismo le inmunizan contra la retórica de los profesionales del entusiasmo, pero también del virus de la resignación y la autoconmiseración. 30Días lo ha entrevistado en Kampala, en la colina de Nsabya, en la residencia que alojó al papa Pablo VI en su histórico viaje a Uganda de 1969. Cuarenta años después, otro sucesor de Pedro está a punto de realizar su primera visita pastoral en tierra africana. Mientras en el Vaticano se prepara una asamblea extraordinaria del Sínodo de los obispos totalmente dedicada a las expectativas, las urgencias y las esperanzas de las Iglesias y las sociedades africanas.

El cardenal Emmanuel Wamala ante el epígrafe que recuerda la histórica visita a Uganda de Pablo VI en 1969

El cardenal Emmanuel Wamala ante el epígrafe que recuerda la histórica visita a Uganda de Pablo VI en 1969

Eminencia, ¿qué opinión le merece el momento actual que está viviendo su país?
EMMANUEL WAMALA: Aquí en Uganda la situación no es todavía estable. En el norte todavía no hemos llegado a un verdadero acuerdo final entre el gobierno y los rebeldes del Lord’s Resistance Army, el Ejército de Resistencia del Señor. Hay una tregua, pero las conversaciones están estancadas y han caído en el vacío los ultimátums lanzados por el gobierno a los rebeldes para que depusieran las armas y firmaran la paz. Mientras tanto los desplazados de las regiones del norte siguen viviendo en los campos de refugiados, asistidos por los organismos internacionales. Quisieran volver a sus tierras arrasadas por la guerra para vivir en paz, reconstruir las casas, volver a cultivar los campos. Pero por el momento se asiste solo a una lenta marcha de acercamiento de los desplazados a los lugares de donde han escapado, y donde todo sigue en estado de abandono. Esperemos y recemos para que las cosas puedan cambiar. Por otra parte, también en el resto del país persisten nuestros problemas crónicos como la pobreza y las enfermedades. Y sin embargo la gente es optimista. El gobierno trata de hacer lo que está en sus manos, en esta situación concreta.
La última masacre del Lord’s Resistance Army, cuarenta personas fueron hechas pedazos en una iglesia católica, tuvo lugar en Congo. Uganda tiene frontera con ese país donde ha estallado la última y tremenda crisis africana. ¿Cómo es que no hay paz en esa parte de África?
WAMALA: Hay varias causas. Nosotros pensamos que hay injerencias de poderes externos. Intereses. ¿Cómo es que los que combaten tienen siempre tantas armas? ¿De quién las reciben? Los africanos no las tienen. Llegan de fuera. Congo tiene inmensas riquezas naturales, no hay más que pensar en los minerales. Lo mismo podría decirse de Sudán. Son inmensas riquezas presentes en países pobres, que siguen siendo pobres. Hay un interés externo que hace que todo esto perdure.
Está diciendo que resulta cómodo mantener abiertas todas las plagas de África...
WAMALA: El planteamiento de base con respecto a África sigue siendo el colonialista: esta es la lógica que encontramos siempre, cuando se trata de nosotros. Y mientras sigamos siendo pobres, este enfoque perdurará. Las clases dirigentes occidentales como mucho buscan un apeadero en los dirigentes locales para cuidar sus propios intereses.
Museveni cambió la Constitución para garantizar su reelección. Usted, en aquella ocasión se había expresado de manera crítica sobre el tema.
WAMALA: Él sigue las ideas de muchos otros. El primero es Fidel Castro, a quien Museveni admira mucho. El segundo es Gadafi, que ha estado aquí varias veces. A Museveni le dio este consejo: los que han tomado el poder con las armas, no deben dejarlo democráticamente. En sus relaciones con la Iglesia hay cierta indiferencia, no hostilidad. Digamos que es un “dictador blando”.
Y sin embargo precisamente él ha puesto varias veces en guardia contra la retórica sobre África como continente olvidado, y ha invitado a abandonar los mecanismos de autoconmiseración.
WAMALA: África debe tomar los problemas africanos en sus propias manos, asumir la responsabilidad de los mismos. Espero que las próximas reuniones del SECAM [Simposium de las Conferencias Episcopales de África y de Madagascar, n. de la r.] y del Sínodo de los obispos dedicado a África sirvan para estudiar nuestros problemas y encontrar el camino. No podemos siempre creer que han de ser los otros quienes resuelvan nuestros problemas: ingleses, alemanes, italianos, chinos, americanos... Así se favorece el nuevo colonialismo.
¿Existe el peligro de nuevas formas de colonialismo también en la relación con las ONG y los organismos de asistencia internacional?
WAMALA: Algunas de estas organizaciones nos siguen considerando como menores de edad. No nos apoyan para que antes o después podamos comenzar a hacer las cosas por nosotros mismos. Quizá también porque este mecanismo les garantiza la oportunidad de tener trabajo aquí. Dan el dinero, pero luego el mismo dinero vuelve a sus manos. Aquí seguimos teniendo situaciones críticas, hay necesidad de ayuda, así que es útil y loable el trabajo de las organizaciones no gubernamentales, pero luego, con el tiempo, es necesario que estas organizaciones empiecen a indigenizar sus estructuras, de manera que los agentes locales sigan trabajando sin depender más de Europa o de los respectivos países de procedencia.
Congoleños escapando hacia el campo de refugiados de Ishasha, cerca de la frontera ugandesa [© Reuters/Contrasto]

Congoleños escapando hacia el campo de refugiados de Ishasha, cerca de la frontera ugandesa [© Reuters/Contrasto]

Ahora algunas organizaciones católicas comprometidas también en Uganda en la lucha contra el sida corren el riesgo de encontrarse en dificultades porque los organismos internacionales financian solo proyectos que plantean toda la estrategia de prevención en el uso y la distribución masiva de condones. ¿Qué piensa usted?
WAMALA: Oí hablar por primera vez de condones en los años cincuenta, cuando estudiaba en Roma. Entonces el sida no existía. Así que los condones no fueron inventados para combatir el sida. Ahora quieren venderlos y difundirlos también tomando como justificación el sida...
otros aquí hemos dicho: como Iglesia no podemos animar a usar el condón, colocándonos al lado de quienes dicen que el sida se combate solo así, porque centrarse en la distribución masiva de condones tiene como efecto práctico alentar y aumentar la promiscuidad sexual. Distribuir condones masivamente, por ejemplo en las escuelas, no resuelve el problema, podría incluso agrandarlo. Esto me parece un hecho, no es cuestión de posiciones tomadas a priori, de cuestiones morales de principio. Es solo que se ha visto que esta estrategia de respuesta es inadecuada para el problema. Se ha constatado que en muchos países, donde todo se ha centrado en la distribución masiva de condones, el sida ha aumentado. Y además los doctores nos dicen que usar el condón no es una medida segura al cien por cien para prevenir el contagio. Sigue habiendo siempre cierto porcentaje de riesgo.
Usted sigue desarrollando una intensa actividad pastoral. ¿Cómo ve la situación de la Iglesia ugandesa?
WAMALA: La Iglesia católica está aquí muy viva, crece numéricamente y también en el sensus fidei compartido. Los laicos están llenos de energía y entusiasmo, las vocaciones aumentan cada año. Nosotros estamos contentos así como estamos. Por otra parte, tenemos estas sectas que molestan mucho a la gente. Especialmente a los jóvenes, que no son muy fuertes en la fe, que no tienen raíces profundas, por lo que muchos entran en las sectas.
¿Cuál es su fuerza? Muchos dicen que en buena medida se trata de una fuerza incluso económica...
WAMALA: De eso no hay que tener la menor duda. Una nueva Iglesia puede nacer por iniciativa aislada de algún individuo, pero aquí surgen nuevas Iglesias en cada esquina, sobre todo en las ciudades. No podrían hacerlo sin la ayuda exterior.
En definitiva, hay quien invierte mucho.
WAMALA: Yo creo personalmente que hay un ataque sistemático de fuerzas extranjeras contra la Iglesia. Quieren destruir la Iglesia tradicional, o mejor dicho, las Iglesias tradicionales. También las Iglesias protestantes históricas y la anglicana tienen el mismo problema. Las nuevas sectas los agreden también a ellos.
¿Pero cuándo empezó este fenómeno?
WAMALA: Yo diría que hace treinta años. Antes no estaban, se hablaba de ello en Kenia, pero no aquí. Amin había abolido toda Iglesia y confesión religiosa fuera del catolicismo, del anglicanismo y del islamismo. Museveni proclamó la libertad de religión. Esta es una cosa buena, que no se puede discutir. Desde entonces han venido llegando las nuevas sectas, que ahora empiezan a tener en todo el mundo gran influencia en los dirigentes de las naciones, y viceversa. Aquí en África el fenómeno preocupa también porque es como si la fe fuera todavía joven. Tenemos un gran número de jóvenes que no conocen bien el catecismo.
Niños rezando en una iglesia de Gulu [© Wpn/Grazia Neri]

Niños rezando en una iglesia de Gulu [© Wpn/Grazia Neri]

Viniendo aquí hemos visto también una iglesia con el cartel “New Apostolic Church”, nueva Iglesia apostólica...
WAMALA: Usan títulos que parecen los de la Iglesia católica. Títulos más o menos bíblicos.
Pero ¿cuáles son los motivos de su éxito?
WAMALA: Sería útil investigar este punto. Pienso, como hemos dicho ya, que un factor es sin duda alguna el económico. Ayudan, dan becas, con ellos es posible viajar. Luego presentan una doctrina con poquísimas obligaciones morales y litúrgicas.
¿Sólo esto? ¿No se puede aprender nada de la comparación con ellos?
WAMALA: Ellos no tienen estructura burocráticas rígidas, como existen también en la Iglesia anglicana. Y las personas no se sienten atraídas por una Iglesia burocrática. El Evangelio hay que anunciarlo de manera sencilla y directa. Para testimoniar el amor de Jesús por cada uno de nosotros.
En 2009, como recordaba usted antes, muchos representantes de las Iglesias locales católicas africanas se encontrarán en Roma con motivo del Sínodo extraordinario de los obispos sobre África. Luego se celebrará también una importante reunión del SECAM: ¿No se corre el riesgo de multiplicar encuentros que no llevan a nada?
WAMALA: ¿Por qué dice eso? Ante todo hay que preguntarse para qué sirve un Sínodo. Yo pienso que el Sínodo es ante todo una asamblea de comunión. Sólo el hecho de reunirse es ya útil y bueno para fortificar la comunión entre los obispos. Y además siempre hay algún punto importante que se estudia.
Según usted, ¿en qué se debería centrar la atención?
WAMALA: En la justicia y en la paz, vista la situación del África de hoy. Son las condiciones preliminares. Se obstaculiza el anuncio si no hay paz ni hay justicia.
Ahora algunos dicen que la Iglesia católica parece demasiado eurocéntrica.
WAMALA: También por esto es útil que las Iglesias de los distintos continentes tengan su propio sínodo, para discutir de sus problemas.
También el Sínodo “africano” tendrá lugar en Roma. ¿Y por qué no en África?
WAMALA: En realidad, los obispos hubiéramos querido celebrar en África el primer Sínodo africano, celebrado en 1995. Pero luego vimos que todos los demás sínodos continentales se habían desarrollado en Roma, donde existen además las estructuras adecuadas. Celebrar el Sínodo en África hubiera sido en el fondo otra manera más de marginar el continente. Sería como decir: discutid entre vosotros de vuestros asuntos, son cosas que no nos afectan. Así que, por lo menos durante cierto tiempo, los problemas de África serán llevados a Roma, y no se liquidarán como problemas locales, sino que serán reconocidos como problemas que afectan al corazón de la Iglesia.
Peregrinación al santuario de los Mártires de Uganda en Namugongo [© Leadership/Nigrizia]

Peregrinación al santuario de los Mártires de Uganda en Namugongo [© Leadership/Nigrizia]

Ahora en la Iglesia la atención parece concentrarse a menudo en los temas de moral sexual, ética familiar, bioética. ¿Cómo se ven estas tendencias desde África?
WAMALA: Hay países que han legalizado el matrimonio homosexual. Estos no son problemas africanos. Pero se nota cada vez más una influencia exterior que debilita también en África los vínculos familiares. Con los medios de comunicación, las cosas que suceden en Europa llegan en el mismo momento también aquí. Quién sabe, podría incluso ser un tema para tratar en el Sínodo.
Aquí, en esta casa donde estamos hablando, se alojó Pablo VI durante su visita a Uganda.
WAMALA: Uganda es independiente desde 1962. Pablo VI vino en 1969. Me acuerdo muy bien: yo, en aquel entonces, era capellán en la Universidad.
¿Qué habría que retomar de aquel tiempo?
WAMALA: Hemos de seguir los documentos del Concilio. No solo estudiarlos teóricamente, sino retomarlos y aplicarlos. Muchos aspectos todavía no se han llevado a la práctica.
Dentro de algunas semanas vendrá el Papa a África. ¿Qué espera de esta visita?
WAMALA: No sé si hablará a toda África. Y yo no soy quién para darle consejos al Santo Padre. Él debe animar a sus obispos y a todos los hermanos. Como Jesús le pidió que hiciera a Pedro. Él puede comentar los asuntos del mundo, o hacer otras cosas. Pero su tarea es confirmar a los hermanos en la fe. Debe solo hacer eso, y viene para eso.


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