JAPÓN. Elevados al honor de los altares 188 mártires del siglo XVII
Entre ellos muchos niños asesinados in odium fidei
Entrevista al cardenal José Saraiva Martins, prefecto emérito de la Congregación para las causas de los santos, sobre la ceremonia de beatificación que se celebró en Nagasaki el pasado mes de noviembre
Entrevista al cardenal José Saraiva Martins por Gianni Cardinale
La ceremonia de beatificación de los 188 mártires en el estadio de béisbol de Nagasaki, el 24 de noviembre de 2008. Los nuevos beatos fueron martirizados entre 1603 y 1639 en varios lugares de Japón, durante una persecución religiosa [© Afp/Grazia Neri]
Eminencia, ¿quiénes eran los 188 nuevos beatos japoneses?
JOSÉ SARAIVA MARTINS: Se trata de mártires que murieron in odium fidei entre 1603 y 1639 en dieciséis episodios y lugares distintos durante una persecución religiosa organizada por el shogun Tokugawa, a partir de la cual Japón se cerró durante un largo periodo y de manera absoluta al Occidente y a la cultura occidental, incluyendo también a la religión católica.
¿Fueron mártires de la fe católica o de la cultura occidental?
SARAIVA MARTINS: Estos mártires no recibieron la muerte por una genérica hostilidad contra los europeos, sobre todo portugueses y españoles, y sus actividades comerciales. A la luz de los documentos históricos consultados y en la memoria de los cristianos los mártires fueron asesinados con modalidades espectaculares y especialmente crueles por odio a su fe en Jesucristo y no por otros motivos.
Muchos de los 188 beatificados eran niños aún sin uso de la razón. ¿Cómo ha sido posible reconocerlos como mártires?
SARAIVA MARTINS: No es la primera vez que sucede. Es criterio de la Congregación aceptar como mártires a niños asesinados en un contexto de persecución religiosa y que forman parte de una comunidad cristiana que incluya a personas adultas, claramente conscientes del motivo de su muerte. Entre los nuevos beatos, además de los niños, tenemos a enteras familias cristianas. Y esto subraya el hecho de que la fe cristiana se vivía hondamente en aquellos hogares. Un buen ejemplo para muchas familias de nuestro tiempo.
¿Cómo acogió la sociedad japonesa la ceremonia?
SARAIVA MARTINS: Ante todo, deseo subrayar que el recuerdo de estos mártires perdura entre los cristianos japoneses de hoy, y se hace concreto en numerosos monumentos fúnebres, peregrinaciones y ceremonias conmemorativas. En la ceremonia de Nagasaki hubo mucha participación y los medios de comunicación le dieron amplia resonancia, sobre todo en relación al peso efectivo de los católicos en Japón que -como es sabido- son una exigua minoría. En la celebración estuvo también el embajador de Japón ante la Santa Sede, en representación del primer ministro Taro Aso que -primer caso en la historia japonesa- es católico.