CUBA. La primera ceremonia de beatificación en la Perla del Caribe
Un don para la gente de toda la Isla
Así definieron los medios de comunicación cubanos la beatificación de José Olallo Valdés, hermano de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. La narración del cardenal José Saraiva Martins, enviado del Papa a la celebración en su representación
Entrevista al cardenal José Saraiva Martins por Gianni Cardinale
La procesión de las reliquias del padre José Olallo Valdés durante la ceremonia de beatificación, en presencia del cardenal José Saraiva Martins, en Camagüey, Cuba, el 29 de noviembre de 2008 [© Associated press/LaPresse]
Eminencia, ¿qué personalidad era la de fray Olallo Valdés?
JOSÉ SARAIVA MARTINS: Es una figura espléndida que, en la Cuba del siglo XIX, vivió la caridad de manera audaz y creativa, sin miedo. En más de medio siglo de incansable actividad el nuevo beato dedicó su vida y sus energías físicas y morales a ayudar y curar a los pobres –«sus hermanos predilectos» los llamaba–, los esclavos y los heridos de la interminable y cruel guerra de independencia de la Corona española. Por eso fray Olallo Valdés fue definido por sus contemporáneos como un «campeón de la caridad cristiana» y «el padre de los pobres». También por esto la Iglesia lo ha incluido entre los beatos.
Se ha tratado de la primera ceremonia de beatificación en tierra cubana...
SARAIVA MARTINS: Fray Olallo es el segundo beato cubano y efectivamente es el primero que ha sido elevado al honor de los altares en la isla caribeña. Y he de decir que ha sido un acontecimiento muy sentido por todo la población, por los católicos e incluso por las autoridades. En la ceremonia, que se celebró en la ciudad de Camagüey, participaron treinta mil fieles procedentes de las distintas regiones del país. También los medios de comunicación social hablaron de “un don para la gente de toda la isla”, de “piedra miliar”, de “etapa memorable”, de “acontecimiento histórico”.
También estaba presente en la misa el jefe del Estado, Raúl Castro.
SARAIVA MARTINS: Estaba en primera fila entre la gente. A su lado estaban el vicepresidente del consejo de Estado, Esteban Lazo, y la señora Caridad Diego, responsable de la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista Cubano, la cual me acompañó amablemente durante toda mi permanencia en Cuba. También la presencia de Raúl, en lo que vale, fue un acontecimiento histórico: por primera vez el presidente asistió a un rito católico desde que sustituyó a su hermano Fidel. Durante los mismos días de la ceremonia estaba también en La Habana el presidente ruso Dimitri Medvédev, y sin embargo Raúl decidió de todos modos venir a Camagüey, que está a más de quinientos quilómetros de la capital. Al principio de la ceremonia litúrgica, además, un diácono, con la debida discreción, entregó al presidente Raúl una Biblia. Un gesto muy significativo que tomó de sorpresa a no pocos participantes.
Algunos han interpretado la presencia de Raúl como una señal de distensión en las relaciones entre la Iglesia y el gobierno...
SARAIVA MARTINS: No es deber mío hacer este tipo de valoraciones, que dejo a la Iglesia local, aunque, por lo que sé, no creo que en los últimos años haya habido tensiones significativas. Sin embargo, he de subrayar, con gratitud, la disponibilidad de las autoridades públicas a colaborar con la Iglesia en la preparación de la beatificación.
¿Pudo hablar con Raúl Castro?
SARAIVA MARTINS: Pudimos intercambiar puntos de vista tanto antes como después de la ceremonia. El presidente estuvo muy amable conmigo, y terminó la breve conversación diciéndome, antes de la despedida y mientras me besaba la mano: «Le ruego que transmita mis más cordiales saludos al Santo Padre». Cosa que hice la mañana del 22 de diciembre con motivo de la audiencia del Papa a la Curia romana para las felicitaciones navideñas.
Hablaba antes del eco de la ceremonia en los medios de comunicación locales...
SARAIVA MARTINS: En efecto, así fue: Granma, el órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista, dedicó un día antes de la beatificación un amplio espacio al nuevo beato. Lo mismo hizo el periódico Juventud rebelde. Sin contar además que la televisión cubana retransmitió en directo toda la ceremonia de beatificación, y otras dos veces en diferido. Pero además de la emisora nacional, estaban también las cámaras de la CNN y de otras televisiones internacionales.
Y sin embargo los medios de comunicación cubanos, estrechamente controlados por el poder político, no suelen dar espacio a los asuntos eclesiásticos...
SARAIVA MARTINS: Conozco este problema, esperemos y recemos para que la cobertura mediática ofrecida para la beatificación sea de buen augurio para el futuro, que fray Olallo haga también este milagro...
¿Y a propósito del problema de que puedan entrar más sacerdotes y religiosos extranjeros en Cuba?
SARAIVA MARTINS: He de decir que en la ceremonia de beatificación participó un gran número de sacerdotes, SARAIVA MARTINS: Repito que sobre estos temas prefiero no responder, remitiéndome a lo que afirma la Iglesia cubana y la Secretaría de Estado, que sobre estos puntos se han expresado con claridad.