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Sacado del n. 04 - 2009

Martin Luther King y Reinhold Niebuhr. Un encuentro posible


Martin Luther King, el protagonista de la lucha por la emancipación de los afroamericanos, se confrontó largamente, durante un periodo decisivo de su formación, con el pensamiento de Reinhold Niebuhr, uno de los principales exponentes del realismo político liberal. A pesar de las diferencias de postura, los dos se influyeron recíprocamente


por Gianni Dessì


Una imagen de Martin Luther King durante el famoso discurso «I have a dream», Washington, 28 de agosto de 1963 [© Associated Press/LaPresse]

Una imagen de Martin Luther King durante el famoso discurso «I have a dream», Washington, 28 de agosto de 1963 [© Associated Press/LaPresse]

En abril de 1952 Martin Luther King, que entonces tenía 23 años, anotó algunas ideas sobre la teología de Reinhold Niebuhr para una relación que debía hacer en un seminario dirigido por su profesor de Teología sistemática de la Universidad de Boston. Estos apuntes fueron ordenados el mes de mayo siguiente con el título El dualismo ético de Reinhold Niebuhr y serán la base de una relación, La teología de R. Niebuhr, presentada en junio de 19541.
Además, en septiembre de 1958, en un escrito que luego incluirá en el libro Stride Toward Freedom, King dedica un parágrafo, An encounter with Niebuhr, en el que trata de aclarar qué aspectos de las posturas del teólogo le atraían2.
En resumen, desde abril de 1952 a junio de 1954 King se dedicó, como joven estudioso de Teología, al análisis de las posturas de Niebuhr; en 1958 volvió a reflexionar son su relación con Niebuhr.
Hoy puede parecer singular que el protagonista principal de la lucha por la emancipación de los afroamericanos, célebre por su discurso I have a dream pronunciado el 28 de agosto de 1963 en Washington –en el que expresaba el sueño de la igualdad racial completa– se confrontase largamente, durante un periodo decisivo de su formación, con Niebuhr, uno de los principales puntos de referencia del realismo político liberal. En realidad, el hecho de que un joven estudioso de Teología se confrontase con Niebuhr era normal en la América de los años cincuenta.
En marzo de 1948 Time le había dedicado su portada a Niebuhr: el artículo que explicaba esta decisión Faith for a Lenten Age, lo presentaba come la figura inquietante que decía «con todos los músculos de su ser: no» a la «fácil conciencia y al fácil optimismo del protestantismo»3.
Niebuhr estaba en la cima de su notoriedad: su postura parecía capaz de confrontarse con la difícil e inédita situación de incertidumbre que estaba viviendo el pueblo americano en los años inmediatamente posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial. La ruptura de la alianza con Rusia, el peligro amenazador de la destrucción total que la guerra atómica causaría, creaban una situación espiritual que chocaba con el optimismo del protestantismo liberal, y planteaban interrogantes, por lo menos a Niebuhr, sobre el significado de la gran difusión de valores religiosos en la cultura americana de los años cincuenta4. El autor del artículo de Time escribía precisamente que la de Niebuhr «claramente no es una fe para espíritus débiles. Es una fe para la época de la prueba»5.
No debe sorprender, por tanto, que en estos años King se interesara por Niebuhr: la idea de una clara y esquemática separación entre el realista Niebuhr y el soñador King, como por lo demás ha evidenciado Enrico Beltramini6, no resiste un análisis algo más profundo de algunos temas de los dos mayores pensadores religiosos de la América del siglo XX.
Por otra parte es innegable que, aun compartiendo algunas opiniones sobre la sociedad y la religiosidad americanas de aquellos años, hay diferencias entre los dos, debidas a sus historias personales diferentes y a algunas posturas teóricas concretas.
Estas diferencias no impiden, sin embargo, la confrontación; por lo que si puede parecer posible hablar de una influencia de Niebuhr en King, quizá también es verdad lo contrario.
Reinhold Niebuhr durante una lección en el Union Theological Seminary 
de Nueva York en una foto de 1952 [© Getty images/Laura Ronchi]

Reinhold Niebuhr durante una lección en el Union Theological Seminary de Nueva York en una foto de 1952 [© Getty images/Laura Ronchi]

Una de las diferencias más evidentes entre King y Niebuhr es la relativa a la cuestión racial. A King le marcaron desde su infancia experiencias relacionadas con la discriminación racial: vivió hasta los 19 años en Atlanta, Georgia, y, después de los estudios de doctorado en Boston, regresó al sur de Estados Unidos donde fue pastor de la Iglesia baptista de Montgomery, Alabama. En diciembre de 1955, cuando Rosa Parks, desobedeciendo a las leyes del Estado de Alabama, no dejó su asiento a un blanco en un autobús, y por esto fue detenida, encabezó el boicot que la población afroamericana de Montgomery llevó a cabo contra los autobuses públicos y la administración ciudadana y se convirtió en el jefe del movimiento por la igualdad racial
En poco años King obtiene resultados impensables sólo unos años antes: en diciembre de 1956 la Corte suprema de Estados Unidos declaró inconstitucional la segregación en los medios de transporte públicos; en 1963 King encabezó la marcha por los derechos civiles en Washington en la que participaron más de doscientas mil personas; en 1964 recibió el premio Nobel de la paz y fue recibido por Pablo VI.
King, durante este periodo, refiriéndose a Gandhi, propuso el método de la no violencia, que parecía chocar explícitamente con las posturas de Niebuhr, que en 1939 había abandonado el Partido socialista americano que proponía una postura neutralista frente a la Segunda Guerra Mundial.
Para Niebuhr, por lo menos durante los primeros años de su actividad, la cuestión racial era secundaria respecto a la percepción que tenía del optimismo religioso superficial y de la injusticia que caracterizaban a la sociedad americana: como párroco de una pequeña comunidad de Detroit entre 1915 y 1928 se fijaba en los resultados negativos, desde un punto di vista social y moral, de la industrialización en la vida de sus fieles.
Niebuhr, que desde 1928 enseñaba en la Columbia University de Nueva York, no tenía una experiencia directa de la cuestión racial, tal y como se vivía en los Estados del Sur.
Por otra parte, sostuvo públicamente algunas cooperativas de aparceros del Estado de Arkansas que defendían una política interracial, y en 1937 publicó Meditaciones desde el Misisipi, un ensayo en el que, tras un viaje por algunos Estados del Sur, denunciaba el ahorcamiento de dos muchachos afroamericanos. Es un ensayo ancos en muchos pueblos del Sur. En una situación de este tipo el miedo hace crecer el egoísmo de una raza y lo que de ello se deriva es la crueldad»7.
Niebuhr seguía sosteniendo la necesidad de realizar estructuras sociales alternativas a las existentes, como, por ejemplo, las cooperativas de aparceros Delta Farm y Providence Farm.
En los escritos de aquellos años expresaba dos aspectos que estarán presentes continuamente en su reflexión. El primero es la crítica al perfectismo. Para él no existía ninguna organización social ni ideología que pudiera realizar la aspiración al amor perfecto presente en todos los hombres. El segundo se refiere a la estima, henchida de humana simpatía y participación, por toda tentativa de expresión existencial, social o política de lo humano.
En los años siguientes, especialmente en los años cincuenta, su tema central fue el de la política exterior americana: solamente en los años sesenta volvió explícitamente a considerar las batallas por los derechos civiles.
Los escritos del joven King sobre Niebuhr permiten comprender, también desde un punto de vista más teórico, la diferencia entre las posturas de los dos.
En 1952 escribía que «la fuerza de la postura de Niebuhr reside en su crítica de la conciencia fácil y del complacimiento de algunas formas de perfectismo. Creo que tiene razón cuando insiste en que debemos ser realistas respecto a la relatividad de toda opción moral y ética. Su análisis de la complejidad de la situación social es, en efecto, profunda, y estoy completamente de acuerdo. Pero hay una debilidad en la postura ética de Niebuhr que inunda todos sus escritos. La debilidad reside en la incapacidad de su sistema de confrontarse de manera adecuada con la perfección relativa que es un hecho de la vida cristiana»8.
King concuerda con la crítica de Niebuhr al perfectismo y al optimismo: no se da en la historia una realización plena de los ideales humanos, ni siquiera de los ideales religiosos. Creer que esto es posible conduce a varias formas de optimismo y de superficialidad en el juicio sobre la existencia individual y aún más sobre la colectiva. En el enfoque de Niebuhr, que King parece compartir, no hay espacio para el utopismo.
El presidente Barack Obama, con algunos niños de una escuela, habla con los astronautas de la Estación espacial internacional, Washington, 24 de marzo de 2009 [© Associated Press/LaPresse]

El presidente Barack Obama, con algunos niños de una escuela, habla con los astronautas de la Estación espacial internacional, Washington, 24 de marzo de 2009 [© Associated Press/LaPresse]

Por otra parte la crítica de King individua un tema central y un límite posible de Niebuhr, el que hizo escribir a Luigi Giussani que, según el teólogo protestante, se «podía decir que por la fe el hombre posee la “justicia como sentimiento”, no “como actuación”. La actuación corromperá este sentimiento, esta actitud de aspiración interior: y el proceso dialéctico que gobierna la existencia humana continuará. Se trata, pues, de una novedad de vida que permanece en la raíz del yo sin llegar a traducirse completamente en realidad, precisamente como la infinita transcendencia del espíritu permanece en la raíz del yo sin llegar a realizarse completamente»9.
En resumen, Niebuhr parece estar más determinado por la exigencia de evitar el peligro de que una particular realización histórica, individual o social, pretenda ser absoluta y, por tanto, convertirse en idolátrica; King, mayormente determinado por la experiencia de la comunidad negra y por la presencia en ella de la ley cristiana del amor.
Estos elementos de diferencia no eliminan el hecho de que, aunque de lejos, y por las circunstancias históricas que hemos mencionado, hubo entre los dos por lo menos un encuentro intelectual.
Escribía King en el ensayo de 1958 antes citado: «Me fascinan los elementos proféticos y realistas presentes en la compleja postura intelectual de Niebuhr, que él expresaba con un estilo apasionado. Me llegó a atraer tanto su ética social que casi caí en la trampa de aceptar acríticamente cualquier cosa que escribiese»10.
Niebuhr en una carta de 1963 escribía que el discurso pronunciado por King en Washington, I have a dream, «es uno de los más elocuentes de los últimos años. No influirá en el núcleo duro de los racistas, pero influirá en la nación»11.
En conclusión, nos parece que la relación entre King y Niebuhr no está caracterizada principalmente por la oposición entre el idealismo del primero y el realismo del segundo: en realidad los dos vivieron, con acentuaciones distintas, un cristianismo al mismo tiempo realista y profético.


Notas
1 The Papers of Martin Luther King, Jr., vol. II, Senior editor Clayborne Carson, Volume editors: R. E. Luker, P. A. Russel, P. Holloran, University of California Press, Berkeley – Los Ángeles 1994, pp. 139-279.
2 The Papers of Martin Luther King, Jr., vol. IV, Senior editor Clayborne Carson, Volume editors: S. Carson, A. Clay, V. Shadron and K. Taylor, University of California Press, Berkeley – Los Ángeles 2000, pp. 473-484.
3 W. Chambers, Faith for a Lenten Age, en Time, 8 de marzo de 1948, p. 70.
4 Cf. R. Niebuhr, Is there a Revival of Religion?, en New York Times Magazine, noviembre de 1950, p. 62.
5 Time, 8 de marzo de 1948.
6 E. Beltramini, Niebuhr, il teologo realista amato da Barack Obama, en Il Riformista, 25 de febrero de 2009.
7 R. Niebuhr, Meditations from Mississippi, en Christian Century, 10 de febrero de 1937, pp.183-184. Ahora en G. Dessì, Le organizzazioni contadine nell’America degli anni Trenta. Socialismo e cristianesimo in Reinhold Niebuhr, Edizioni Lavoro, Roma 1995, p. 120.
8 The Papers of Martin Luther King, Jr., vol. II, cit., p. 150.
9 L. Giussani, Grandi linee della teologia protestante americana. Profilo storico dalle origini agli anni Cinquanta, Jaca Book, Milán 1988, p. 139 (I edición 1969).
10 The Papers of Martin Luther King, Jr., vol. IV, cit., p. 478.
11 Carta de R. Niebuhr a William Scarlett, 4 de septiembre de 1963, Library of Congress, Niebuhr Papers, box 33.


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