Home > Archivo > 09 - 2009 > La virginidad de María: ¿un teologúmeno?
NOVA ET VETERA
Sacado del n. 09 - 2009

Archivo de 30Días

La virginidad de María: ¿un teologúmeno?



por Ignace de la Potterie


<I>La Anunciación</I>, Beato Angélico, Museo del Prado, Madrid (a la izquierda está representada la expulsión de Adán y Eva del Paraíso terrenal)

La Anunciación, Beato Angélico, Museo del Prado, Madrid (a la izquierda está representada la expulsión de Adán y Eva del Paraíso terrenal)

En el 392 se celebró en Capua un Concilio al que asistió también san Ambrosio. Había sido convocado para condenar solemnemente a un obispo que negaba la virginidad perpetua de María. Hoy, mil seiscientos años después, la misma duda se insinúa solapadamente dentro del cuerpo eclesiástico, sin que el pueblo católico, y a veces ni siquiera sus guías teológicos, se den cuentan de lo que está ocurriendo.
En realidad, este concepto herético volvió a cobrar impulso hace ya ciento cincuenta años, como consecuencia de la famosa contraposición entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe. Pero hasta ahora había quedado circunscrito a los ambientes protestantes, empezando por los teólogos de la famosa Escuela de Tubinga, que fueron los primeros que lo formularon. En el archivo de aquella ciudad existe un documento que anuncia su objetivo, que por lo demás fue declarado varias veces en los trabajos oficiales: si se consigue cortar el nexo entre lo vivido por los primeros discípulos de Cristo y el relato llegado hasta nosotros, se dice, el camino queda expedito para relegar el Evangelio a “mitologúmeno”.
Esta concepción del Evangelio como mito fue recuperada en el presente siglo por círculos protestantes, en concreto por la escuela llamada de la Formgeschichte, cuyos dos fundadores son Rudolf Bultmann y Martin Dibelius. Fue Dibelius quien, en un texto de 1932, usó por primera vez el término “teologúmeno”. Se trataba de un artículo sobre la Concepción virginal de María, en el que Dibelius explicaba que “teologúmeno” es una teoría teológica que nada tiene que ver con los acontecimientos históricos. Los Evangelios, según la Formgeschichte, no son libros históricos, sino que cuentan acontecimientos que, influidos por la historia de las religiones, fueron mitizados.
Por desgracia esta tesis sigue siendo extraordinariamente actual. Sólo una cosa ha cambiado desde los días de la Escuela de Tubinga y de la Formgeschichte: sorprendentemente, todos aquellos que hablan hoy de la Concepción virginal de María y de la Resurrección como “teologúmeno” ¡son autores católicos!
El fenómeno comenzó inmediatamente después de finalizar el Concilio Vaticano II, con el célebre Catecismo holandés de 1966, en el que es cierto que no se usa la palabra “teologúmeno”, pero se afirma que la narración de los Evangelios sobre la concepción virginal de María significa solamente que Cristo es el don de Dios a la humanidad: él fue «enteramente “concebido por el Espíritu Santo.”». Pero entonces, ¿no nació de María Virgen”? Esta idea la retomaron después Edward Schillebeeckx, Raymond Brown, y luego otros muchos autores, hasta la fecha. Muchos afirman que el nacimiento de Jesús tuvo lugar en el seno de una familia normal, y que luego fue mitizado. Jesús es teológicamente Hijo de Dios, pero físicamente es hijo de José. Entre los católicos no es sólo el teólogo de moda Eugen Drewermann el que afirma que los relatos de Lucas y Mateo sobre la concepción de María se remontan a mitos orientales, concretamente egipcios. El teólogo español Xabier Pikaza dice: «El “teologúmeno” es un dato primordial exclusivamente teológico. Las leyes naturales siguieron su curso, José mantuvo relaciones maritales con María, pero mediante este contacto interhumano [¡] se actualizaba la poderosa mano de Dios, de modo que la aparición del niño fue en el fondo la concretización definitiva del espíritu divino, la génesis primordial del Hijo de Dios». ¿Qué significa un lenguaje tan equívoco?
<I>La Natividad</I>, Beato Angélico, 
Museo de San Marcos, Florencia

La Natividad, Beato Angélico, Museo de San Marcos, Florencia

Muchos teólogos católicos se muestran de acuerdo con Drewerman y Pikaza. No quieren aceptar la historicidad del relato evangélico. Y, sin embargo, ninguno de ellos tiene realmente la capacidad de llevar la reflexión hasta sus últimas consecuencias, preguntándose por la procedencia de ese mito y qué pudo ser históricamente este “teologúmeno”. Porque merece la pena hace notar que no existe ningún ejemplo de mito pagano que hable de una mujer que conciba virginalmente. ¿Por qué una pobre muchacha judía, en un matrimonio normal, pretendió, la única en toda la historia de la humanidad, haber concebido al Hijo de Dios? Esto tiene sentido sólo si se trata de un acontecimiento real.
Pero hoy no es solo la concepción virginal de María lo que ha caído entre las garras de los teólogos que quieren reducir el Evangelio a “teologúmeno”, sino que también convierten en simple mito la resurrección corporal de Jesús. Quizá no se deba a simple casualidad el que se ponga en tela de juicio precisamente el principio y el final de la vida de Cristo, es decir, los dos pilares en los que se fundamenta la encarnación. Son dogmas fundamentales de la Iglesia católica, pero estos exégetas modernos no desean tener en cuentan la Tradición. Realizan una ruptura radical entre la historia y la fe en la que creen. ¿Cuáles son las consecuencias? Las explica el teólogo alemán Karl Hermann Schelkle: «Si la teología católica interpretara la concepción virginal como un “teologúmeno”, tendríamos que cambiar muchas cosas dentro de la Iglesia. Habría que volver a formular el tema de inerrancia de la Biblia, de la infalibilidad de la Iglesia, habría que cambiar la conciencia de los fieles y la propia doctrina mariológica»1.
Solamente podemos dar una opinión negativa sobre esta teoría del “teologúmeno”. Es innegable que los evangelistas creían que la concepción virginal de María era un hecho histórico (cf. Lc 3, 23). Se quedarían de una pieza si pudieran asistir a los intentos que hoy hacen algunos teólogos “católicos” de naturalizar la encarnación.


1 K.H.Schelkle, Theologie des Neuen Testaments, II, Patmos Verlag, Düsseldorf 1973, p.182.


Italiano lingua4" src="/images/language_pt.gif" alt="Português" />