El sacramento de la Confesión y la capacidad de paz
Benedicto XVI a la Curia romana, 21 de diciembre de 2009
por papa Benedicto XVI
«Hoy debemos volver a aprender la capacidad de reconocer la culpa,
debemos renunciar a la falsa convicción de que somos inocentes.
Debemos aprender la capacidad de hacer penitencia, de dejarnos transformar;
de salir al encuentro del otro y de pedir a Dios que nos dé el valor
y la fuerza para esa renovación. En nuestro mundo actual debemos
redescubrir el sacramento de la Penitencia y la Reconciliación. El
hecho de que este sacramento en buena parte haya desaparecido de las
costumbres existenciales de los cristianos es un síntoma de una
pérdida de veracidad respecto a nosotros mismos y a Dios; una
pérdida que pone en peligro nuestra humanidad y disminuye nuestra
capacidad de paz. San Buenaventura era del parecer que el sacramento de la
Penitencia es un sacramento de la humanidad en cuanto tal, un sacramento
que Dios ya instituyó, en su esencia, inmediatamente después
del pecado original con la penitencia impuesta a Adán, aunque
sólo adquirió su forma completa en Cristo, que es
personalmente la fuerza reconciliadora de Dios y tomó sobre
sí nuestra penitencia. En efecto, la unidad de la culpa, la
penitencia y el perdón es una de las condiciones fundamentales de la
verdadera humanidad, condiciones que en el Sacramento obtienen su forma
completa, pero que, desde sus raíces, forman parte del ser personas
humanas como tal».