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COLEGIOS ECLESIÁSTICOS DE...
Sacado del n. 04 - 2010

COLEGIO ESPAÑOL

Las muchas “Españas” del San José


Fundado en 1892 por el sacerdote Manuel Domingo y Sol, el Colegio Español de San José ha recibido hasta el día de hoy, entre seminaristas y sacerdotes, a 3.400 jóvenes: entre ellos, 120 han sido nombrado obispos y 8 creados cardenales. Hoy en la vía de Torre Rossa viven 87 sacerdotes procedentes de 37 diócesis españolas y de otros seis países del mundo


por Pina Baglioni


El Padre Herrera Fraile, rector del Pontificio Colegio Español, junto al busto del fundador, el beato Manuel Domingo y Sol, en el atrio del Colegio [© Paolo Galosi]

El Padre Herrera Fraile, rector del Pontificio Colegio Español, junto al busto del fundador, el beato Manuel Domingo y Sol, en el atrio del Colegio [© Paolo Galosi]

La extremidad occidental de Roma que se extiende desde la Basílica de San Pedro hacia la vía Aurelia, la Aurelia antigua y la vía de Torre Rossa está repleta de cientos de institutos religiosos. Hay cincuenta y tres solo alrededor de la parroquia de San Pío V. También es el lugar de muchos colegios nacionales que, edificados a poca distancia el uno del otro, forman una especie de enclave de estudiantes extranjeros, que, cada mañana, en los autobuses de línea, se dirigen a las universidades pontificias de la capital.
La imponente mole del Pontificio Colegio Español de San José está enclavada precisamente al comienzo de la vía de Torre Rossa, entre la villa Carpegna y la espléndida abadía de San Jerónimo en Urbe, sobre una superficie de 220.000 metros cuadrados de flora mediterránea propiedad de la Conferencia Episcopal española.
Nada más atravesar la puerta de entrada, un mural resume la historia de la Iglesia de España a través de las figuras estilizadas de sus grandes santos, reyes y reinas. El lugar de honor está reservado al busto del beato Manuel Domingo y Sol, el sencillo cura de Tortosa que el 1 de abril de 1892 fundó el San José. Para mosén Sol, implantar un Colegio en Roma había sido el sueño de toda una vida, realizado junto a un grupito de amigos sacerdotes que había reunido en la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús en julio de 1883. A ellos los pondría al frente del San José. «No curas obreros, sino obreros de la viña del Señor», aclara el padre Mariano Herrera Fraile, rector del San José desde hace tres años. Cuando nos hace pasar a su despacho, notamos en un rincón una gran estatua del Cura de Ars. «He querido colocarla junto a mí en este Año sacerdotal. Procede de la antigua sede del Colegio, en el Palacio Altemps, donde se encontraba en el despacho privado del cardenal Rafael Merry del Val, uno de los grandes protectores de nuestro Colegio».
El padre Herrera Fraile tiene 61 años, es sacerdote desde hace 36. Su vida la ha pasado formando futuros sacerdotes: primero en el seminario de Zaragoza, luego en el de Segovia. Después, otros 17 años los pasó en Toledo, al principio en el seminario menor, luego en el mayor, del que fue rector. Desde 1997 hasta 2003 estuvo en el San José como director espiritual, luego se trasladó, también como director espiritual, al Secretariado para los seminarios de la Conferencia Episcopal española. Hace tres años, de la Congregación para la Educación católica y de la Conferencia Episcopal española llegó el nombramiento a rector del Colegio, que el padre Herrera Fraile dirige con otros cuatro miembros de la Hermandad de los Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús.
Hoy el Colegio está en obras: máquinas y obreros están reformando áreas interiores y exteriores del edificio. «Hay que racionalizar y restringir los espacios. Pero en estos enormes ambientes siguen organizándose convenios y cursos –como, por ejemplo, el curso para formadores de los seminarios mayores, o el de “actualización sacerdotal” dirigido a los curas de las diócesis españolas», explica el padre Herrera Fraile. «Además, hay que preparar los ejercicios espirituales, en los que participan también los estudiantes de todos los demás colegios pontificios de Roma, y una serie de conferencias dedicadas al Año sacerdotal».
El activo taller de cursos y conferencias de la vía de Torre Rossa es también el punto de referencia de los obispos y cardenales españoles que visitan Roma. Especialmente de sus patronos, como el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, monseñor Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Toledo, y el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal española.
«Dentro de estas paredes se reunió precisamente la Comisión de estudio de la Encíclica Humanae vitae. Y, aún antes, aquí se alojaron la mayoría de los obispos y cardenales españoles presentes en el Concilio Vaticano II, que, dicho sea de paso, habían sido casi todos estudiantes nuestros», cuenta el padre Vicente Cárcel Ortí, de setenta años, huésped del Colegio desde que, con poco más de veinte años, llegó a Roma desde Manises, diócesis de Valencia, ya sacerdote, para perfeccionar sus estudios, en la época en la que la sede del Colegio Español estaba todavía en el Palacio Altemps.
El padre Vicente Cárcel Ortí colabora hoy con la parroquia de San Martín I Papa, en el barrio Appio Latino, pero durante 37 años, hasta 2005, fue el director de la Cancillería del Tribunal supremo de la Signatura apostólica. Historiador y especialista en historia de la Iglesia española contemporánea, ha tenido el privilegio de ser el primer español en visionar la documentación relativa al pontificado de Pío XI, que fue puesta a disposición de los estudiosos el 18 de septiembre de 2006. Ha preparado también la edición íntegra de los Documentos del Archivo Secreto Vaticano sobre la Segunda República y la guerra civil (1931-1939), que será publicada en la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC). Sólo él podía ser la memoria histórica del Colegio, sobre el que ha escrito, junto con don Lope Rubio Parrado, antecesor del actual rector, un volumen que también está en imprenta.
Lo encontramos con David Varela Vázquez, de veintinueve años, gallego, doctorando en Teología Dogmática en la Gregoriana con una tesis en Cristología. Ordenado en 2006 en su diócesis, Lugo, confiesa que desde niño albergaba el deseo de ser sacerdote, gracias también a la figura del papa Juan Pablo II, del que conservaba todos los recortes de periódicos que hablaban de él. Nos explica que, con respecto a casi todos los colegios que hay en Roma, que generalmente “prestan” sus sacerdotes a las parroquias de la ciudad, en el Español no existe esta costumbre. «El motivo principal por el que estamos aquí es para estudiar. Porque además nuestros obispos invierten mucho en nosotros». Está muy agradecido a Roma: llegó como diácono y ahora es sacerdote. «Solo en esta ciudad te das cuenta de lo grande que es la Iglesia: la cercanía del Papa, las memorias de los mártires, la belleza de la ciudad te ayudan a comprender qué es la catolicidad».

La misa de inauguración del año académico 2008-2009 [© Colegio Pontificio Español]

La misa de inauguración del año académico 2008-2009 [© Colegio Pontificio Español]

Estudiantes maduros
El padre David Varela Vázquez es uno de los 87 sacerdotes diocesanos huéspedes del San José: proceden de 43 diócesis, de las cuales 37 son españolas. Congo, Venezuela, Brasil, Chile, Zaire y Puerto Rico son los otros países representados. Veinticuatro de estos sacerdotes están a punto de doctorarse, los otros van a licenciarse. «Los seminaristas hace mucho que no vienen. Como mucho hay algún que otro diácono que durante el año se hace sacerdote. Al Colegio llegan sacerdotes expertos. Ya han sido párrocos o profesores en los seminarios diocesanos y desean perfeccionar sus estudios», explica el padre Vicente Cárcel Ortí. «En mis tiempos se iba a estudiar solo a la Gregoriana, porque las otras universidades nacieron después. Ahora, todos van a todas partes, aunque la mayoría sigue prefiriendo la Universidad de la plaza de la Pilotta: 48 solo en este año académico. Las especializaciones preferidas son las de Teología Dogmática y Derecho Canónico». Cuando vuelvan a España todos irán a ocupar puestos de cierta responsabilidad: «Sólo en mi diócesis, en Valencia, de los que volvieron de Roma, uno es rector del seminario, otro, vicario general».
En el San José los huéspedes tienen casi todos una edad madura. Veintisiete de ellos están entre los 29 y los 33 años; veintiséis entre los 34 y los 38; once entre los 39 y los 43; nueve entre los 44 y los 48 y dos entre los 49 y los 53. Solo once de ellos tienen entre 24 y 28 años. Y, para ofrecer una panorámica completa, los hay con más edad aún: el padre Agustín Sánchez Pérez tiene 63 años y está a punto de doctorarse en Derecho Canónico por la Lateranense, después de pasar toda la vida en Las Palmas, Canarias, como rector del seminario.
En el San José se rezan los laudes todos los días a las 7. Luego acuden a clase. Tras volver a casa comen todos juntos, a la italiana. Aunque una o dos veces por semana las cocineras italianas se conmueven y preparan paella, celebérrimo plato valenciano, símbolo de la cocina española. Luego vuelven al estudio y otros momentos de oración colectiva. La misa es a las 19,45. Después, todos a cenar. Como mucho, se conceden algún partido de fútbol durante la semana. Y no pueden faltar las discusiones entre los hinchas del Real Madrid y los del Barça.
«Con los cuatro hermanos con los que comparto la responsabilidad del Colegio queremos apoyar a nuestros sacerdotes, y el clima aquí dentro es el de una familia donde cada cual puede contar con la ayuda del otro. En fin, una hermandad sacerdotal como la imaginó y deseó el beato Manuel Domingo y Sol», dice el padre Herrera Fraile. «Aquí las tareas son compartidas: está el Consejo de estudiantes que, mediante varias comisiones, se hace cargo de las distintas necesidades de la casa: desde la liturgia al deporte, desde la biblioteca a las actividades culturales».
Preguntamos si a estos estudiosos sacerdotes españoles les queda un poco de tiempo para dar una vuelta por la ciudad. «Pues claro: los fines de semana, cuando es posible, los pasan visitando las maravillas de Roma. Hace muchos años hicimos la visita a las Siete Iglesias. Y dos veces hemos recorrido los “lugares” de san Pablo. De vez en cuando subimos a Subiaco, cerca de Roma, a visitar los monasterios de San Benito y Santa Escolástica».

El concierto con motivo de la fiesta 
del fundador en 2010 [© Colegio Pontificio Español]

El concierto con motivo de la fiesta del fundador en 2010 [© Colegio Pontificio Español]

Los falsos mitos de España
En España los seminaristas son 1.265. Lo dice una nota informativa publicada en el sitio oficial de la Conferencia Episcopal española con motivo de la Jornada dedicada a los seminarios el 19 de mayo de 2010.
Pese al optimismo por el pequeño aumento de los seminaristas en los últimos años, los obispos españoles atribuyen la crisis de vocaciones en España al derrumbe de la natalidad, a la secularización de la sociedad, al ambiente familiar no propicio. «El problema verdadero está representado por la falta de jóvenes que entran en el seminario, debida también al envejecimiento continuo de la población. Por lo que nos afecta, estamos haciendo un gran trabajo en la pastoral vocacional», comenta el padre Herrera Fraile. «Cierta vivacidad se advierte en los seminarios de todas las diócesis. La situación política, social, familiar es lo que es. Pero no tiramos la toalla. También hay que decir que muchísima gente siente y vive todavía la historia y la tradición cristianas en lo más profundo de su corazón. Así que esperemos que la Providencia suscite nuevas vocaciones».
Una señal de esperanza, según lo que dice el sitio de la Conferencia Episcopal, está representada por el ingreso en los seminarios españoles de jóvenes latinoamericanos, africanos e hijos de inmigrantes.
«Siempre se ha considerado a España como un país súper católico: es un mito. Las consecuencias de tanto presunto catolicismo están ante la vista de todos. Sobre todo en los últimos decenios». El padre Cárcel Ortí parte de otro punto de vista para explicar la situación de su país: «Existe otro aspecto que hay que considerar: los observadores exteriores hablan de “España”. La situación es más compleja. En realidad, España no existe como unidad: este es otro mito que persiste. Existe una gran diversidad de regiones, aunque el Estado sea uno. Pongo el ejemplo de este Colegio, donde conviven todas las Comunidades Autónomas: todos nos respetamos y vivimos en total y completa armonía, unidos en la obediencia a la Iglesia y al Papa. Pero nunca hay que olvidar que existen muchas “Españas” y hay que tener en cuenta todas estas realidades. A ser posible dialogando, sin inútiles ni dañinas contraposiciones».
El joven doctorando, David Varela Vázquez, mientras tanto, no parece especialmente impresionado por la situación recién descrita: «Yo tengo muy claro que lo único que se me pedirá es transmitir, anunciar la belleza del cristianismo a las personas que encuentre. Estoy firmemente convencido de que el cristianismo puede todavía atraer el corazón de las personas. Como estudiante de teología sigo con atención las enseñanzas de Benedicto XVI: un gran teólogo que se expresa de manera clara, sencilla. Y que como apoyo del Año sacerdotal ha ido a elegir a un humilde cura como el santo Cura de Ars. Esto me ha impresionado mucho. No tengo la menor idea de qué será de mí cuando vuelva a España. Sé que es inútil imaginar extraordinarios esfuerzos de voluntad: nuestra vida es siempre la obra de Otro».


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