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COMBONIANOS
Sacado del n. 12 - 2003

«San José, verdadero padre de la Nigricia»


Publicamos una de la sesenta y siete cartas inéditas de Comboni, halladas recientemente por los investigadores


por Stefania Falasca


La estampita con Jesús, María y san José que Daniel Comboni llevaba siempre consigo y ante la cual solía rezar

La estampita con Jesús, María y san José que Daniel Comboni llevaba siempre consigo y ante la cual solía rezar

En 1991, con motivo del centenario de la muerte de Daniel Comboni, la Dirección general de los combonianos publicó las cartas y los informes del fundador de la Orden. El volumen de los Escritos, constituido por más 2100 páginas, recoge 904 de los 1300 documentos que el Instituto poseía hasta entonces. Hoy se suman a estos documentos otros 67, fruto de las recientes investigaciones de estudiosos como Massimo Zaccaria y Giovanni Seccia, y de los combonianos Josef Uhl y Piergiorgio Prandina. «Estos nuevos documentos, que aún han de ser estudiados y presentados críticamente por los historiadores», explica el archivero, el padre Pietro Ravasio, «iluminan y confirman la imagen y la identidad espiritual de Comboni, enriquecen la historia de su experiencia misionera y subrayan las ideas matrices contenidas en el “Plan para la regeneración de África con África” y del “Postulatum pro Nigris” presentado al Concilio Vaticano I, contribuyendo a evidenciar la importancia eclesial que su canonización nos propone».
Por amable concesión de la Dirección general de los combonianos, que nos ha permitido examinar algunos de estos nuevos documentos, publicamos uno de estos inéditos. Se trata de una carta que Comboni escribió al canónigo regular lateranense de la Orden de San Agustín, Johannes Chrysostomus Mitterrutzner, de la abadía de Novacella, en Bressanone. Una figura de relieve en los estudios sobre el África central y en la historia de la misión en África. Gran amigo del sacerdote Nicola Mazza, fundador del Instituto misionero en el que Comboni se formó, había escrito y publicado, entre otras importantes y enjundiosas investigaciones, diccionarios en los idiomas de aquellas poblaciones y había traducido todo el Evangelio de san Lucas en la lengua de los Denka. Para Comboni fue siempre un punto de referencia precioso e insustituible. De las cartas que Comboni dirigió a Mitterrutzner se conservan treinta. Esta inédita, descubierta recientemente, cuyo manuscrito original se conserva en la abadía de Novacella, es de 1875. Es el año en que Comboni, después de que Pío XI le nombrara provicario apostólico del África central y confiara a su Instituto la misión, realiza, en la estación misionera de El-Obeid, el acto solemne de la consagración del vicariato a Nuestra Señora del Sagrado Corazón. En esta larga misiva, de la que publicamos una parte, Comboni le confiesa a su amigo que ha sabido de su futuro nombramiento como primer obispo del África central (nombramiento que recibirá efectivamente dos años después) y le refiere las vicisitudes que ha tenido que afrontar en esta difícil misión.
Es una narración en la que aflora, con detalles singulares, toda su sólida confianza en la Providencia y el desparpajo de su trato familiar con San José, al que aquí define «verdadero padre de la Nigricia».



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