Home > Archivo > 02 - 2004 > La política de los pasos contados
ORTODOXOS
Sacado del n. 02 - 2004

ROMA, CONSTANTINOPLA, MOSCÚ

La política de los pasos contados



por Gianni Valente


«Ya que reconocemos como verdadera a la Iglesia ortodoxa y como auténticos sus sacramentos no podemos deliberadamente llevar a cabo una política o una estrategia de conversión de los cristianos ortodoxos». La frase pronunciada el 18 de febrero por el cardenal Walter Kasper en Moscú, en la catedral católica de la Inmaculada, durante la reunión pública con los obispos católicos de la Federación Rusa y el clero católico de la región de Moscú, expresa claramente las intenciones que inspiraban al purpurado que dirige el Consejo pontificio para la unidad de los cristianos al comienzo de la reciente “visita rompehielo” que hizo a tierra rusa con otros dos representantes del dicasterio vaticano para el ecumenismo (el secretario monseñor Brian Farrel y el padre Josef Maj). El balance de la misión, uno de cuyos objetivos era abrir canales de diálogo entre la Santa Sede y el Patriarcado de Moscú, fue descrito por el cardenal alemán con términos sobriamente positivos en Radio Vaticana: «Solamente en el próximo futuro veremos si se calma el tono de la polémica y si llegamos a un diálogo, a un colaboración. De todos modos, pienso que es un primer paso».
Antiguos rencores. Las numerosas citas de la delegación vaticana terminaron el 22 de febrero con la audiencia que el patriarca concedió al cardenal Kasper y al representante vaticano ante la Federación Rusa, el arzobispo Antonio Mennini, en la residencia de Chisty Pereulok. Antes de que comenzara la conversación reservada, con un procedimiento inusual no concordado con los huéspedes y ante algunos periodistas, Alexis II se entretuvo más de un cuarto de hora resumiendo con tono encendido los factores que en estos últimos años han alimentado las repetidas heladas ecuménicas entre el patriarcado de Moscú y la Santa Sede, como el activismo misionero de los católicos en las tierras de la antigua Unión Soviética. Después de estas quejas bien conocidas y la respuesta del cardenal Kasper, el encuentro asumió un carácter más apaciguado y constructivo.
Frente ortodoxo unido. Los coloquios de Kasper con la jerarquía de la Iglesia rusa (sobre todo el que mantuvo el 19 de febrero con el metropolitano Kirill de Smolensk y Kaliningrado, responsable del Departamento de las relaciones externas del Patriarcado) afrontaron también la hipótesis de un reconocimiento inminente del rango de patriarcado a la iglesia católica ucraniana de rito oriental. Durante las últimas semanas, solicitados por Alexis II, los catorce patriarcas y arzobispos que rigen las Iglesias ortodoxas autocéfalas habían escrito cartas llenas de argumentaciones teológicas y canónicas para manifestar su compacta contraposición a dicha hipótesis. Todo el expediente de cartas de los primados ortodoxos, del que puede leerse una síntesis en el sitio internet del Patriarcado de Moscú, fue enviado a Roma antes de que comenzara la visita de Kasper. En Moscú, el cardenal aseguró a sus interlocutores que la postura unánime de las Iglesias ortodoxas sobre este punto «ha sido tomada seriamente en consideración por las máximas autoridades de la Iglesia católica» y que «es deseo de la Santa Sede mantener y reforzar más las relaciones positivas con las Iglesias ortodoxas», como se lee en el comunicado del cardenal difundido por la Oficina de prensa vaticana el 21 de febrero.
Resultados concretos. En el mismo comunicado se anuncia la futura constitución de un «grupo conjunto de trabajo formado por representantes de ambas Iglesias» para hacer frente a los problemas existentes entre las partes y «formular propuestas de solución». Una decisión concordada en la reunión “de trabajo” entre la delegación vaticana y el metropolitano Kirill. Hay que señalar que ya en 1999 se intentó sin éxito afrontar la “cuestión ucraniana” creando una comisión ad hoc, con la participación también de los representantes de la Iglesia greco-católica local.
En la cordial reunión de los representantes vaticanos con la Academia eclesiástica del Patriarcado de Moscú se pusieron en marcha los procedimientos para una colaboración concreta entre instituciones culturales católicas y ortodoxas a nivel académico y teológico, mediante el intercambio de profesores y becas. Los representantes ortodoxos pidieron ayuda para la obra de renovación del patrimonio de las bibliotecas eclesiásticas, también para favorecer el abandono de viejos textos de teología de carácter anticatólico.
Invitación pontificia. Mientras tanto, con una carta escrita el 16 de enero, Juan Pablo II respondió a dos recientes misivas que en los meses pasados le había enviado el patriarca ecuménico de Constantinopla Bartolomé I (cf 30Días, n. 1 , enero de 2004, p. 19). En la primera, fechada el 29 de noviembre, el patriarca reafirmaba, basándose en antiguos cánones conciliares, las prerrogativas históricas y canónicas de los antiguos patriarcas de las Iglesias de Oriente, refutando el texto enviado por el Vaticano al Patriarcado de Moscú (y desde aquí enviado a los jefes de las otras Iglesias ortodoxas) en el que se ofrecían tesis para el debate teológico en torno al instituto patriarcal, para verificar además la legitimidad canónica del futuro reconocimiento del patriarcado greco-católico ucraniano. Luego, a principios de enero, el primus inter pares de los patriarcas ortodoxos envió al Papa otro mensaje con motivo del 40 aniversario de la histórica entrevista en Jerusalén entre el papa Pablo VI y el patriarca ecuménico Atenágoras.
En la cordial carta de respuesta, que durante algunos días pudo verse en el sitio internet del patriarcado ecuménico, el papa reafirma que el ministerio de la unidad fue confiado «por Cristo mismo» de un modo completamente especial al obispo de Roma, también para resolver cuestiones controvertidas como las planteadas por Bartolomé I en orden al estatuto histórico-teológico de los patriarcados. Juan Pablo II reconoce que la confrontación entre legítimas opiniones sobre la vida de la Iglesia puede ser expresión de «amor a la Esposa de Cristo», siempre que no comprometa el depositum apostólico sobre el que están llamados a vigilar los sucesores de los apóstoles. Y termina invitando al patriarca a Roma «con ocasión de la fiesta de san Pedro y san Pablo, el próximo 29 de junio», para celebrar juntos el 40 aniversario del encuentro entre Pablo VI y Atenágoras y para hablar de las cuestiones controvertidas.


Italiano English Français Deutsch Português