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CARTAS
Sacado del n. 04/05 - 2011

CARTAS DESDE LAS MISIONES




Refugiados iraquíes rezando en una iglesia de Damasco, Siria [© Monseñor Samir Nassar]

Refugiados iraquíes rezando en una iglesia de Damasco, Siria [© Monseñor Samir Nassar]

ARZOBISPADO MARONITA
Damasco, Siria

Un gracias a los refugiados iraquíes

 

Damasco, 30 de marzo de 2011

Señor Giulio Andreotti:
Someto a la consideración de 30Giorni el testimonio de un pueblo perseguido, exiliado, que predica la Esperanza y cuenta con la oración de la numerosa familia de 30Giorni.

Siria ha facilitado la acogida de los refugiados iraquíes. Han llegado a miles, sobre todo a Damasco, y siguen llegando a decenas y centenares para huir de la muerte y las violencias de las que son víctimas desde 2003.
El personal de las Naciones Unidas organiza su éxodo hacia otros lugares  más clementes… A la espera de conseguir un visado, estos refugiados iraquíes permanecen en Damasco generalmente dos o tres años, a veces incluso más.
Estos cristianos bien formados, caritativos y practicantes, se refugian en la fe y en la esperanza cristianas. Llenan nuestras iglesias, animan nuestras parroquias trayendo un “aire” nuevo que refuerza la fe cristiana en Siria.
– Practicantes cotidianos, los refugiados iraquíes participan asiduamente en la misa todos los días, vienen incluso de lejos, andando o con medios públicos.
– Piden la confesión antes de la comunión: han contribuido a que se vuelva al confesonario, que ve de nuevo filas de fieles esperando.
– Su devoción por los santos y la veneración de la Virgen relanza la fabricación de velas, que iluminan día y noche las capillas de los santos, dentro y fuera de las iglesias.
– Sus niños son numerosos en las clases de catecismo para la primera comunión. Y sus jóvenes participan en las corales de las varias iglesias y liturgias.
– La guerra ha difundido rápidamente en Irak la informática. Los refugiados que llegan a Damasco a menudo saben usar bien internet. Generosamente han puesto sus conocimientos al servicio de las parroquias y de las comunidades. Gracias a ellos nuestras parroquias disponen de páginas webs, instrumentos modernos al servicio de la evangelización a escala universal.
– Movidos por una gran caridad, se dedican por decenas, dos o tres veces a la semana, a hacer las grandes limpiezas de la Catedral y de la plaza de la iglesia. Cuando obtienen el visado, antes de irse se aseguran que otros continúen estas labores.
– Participan en las veladas de oración, en la adoración eucarística, en las peregrinaciones y en las procesiones por las calles de Damasco durante Semana Santa y sobre todo en el mes de mayo. Su dinamismo espiritual atrae a las demás comunidades; uno de nuestros sacerdotes echa una mano en la parroquia caldea.
–  A pesar de su pobreza y de su condición de vida precaria, son generosos y lo comparten todo. Hay que verles, a la salida de la misa, ofrecer y dar con alegría, sonrisas y lágrimas
– Viven los momentos más íntimos en el silencio ante el Santísimo Sacramento, cara a cara con el Señor. Durante horas… Lloran a sus difuntos y se preguntan sobre el futuro; tratan de comprender el porqué de todo lo que está pasando.
–  Todas las semanas vienen numerosos al arzobispado para despedirse antes de salir hacia lo desconocido, a veces de forma dispersa: los padres hacia Australia, los hijos hacia Canadá. Tampoco en la tierra de exilio pueden vivir como una familia… Un desgarro aún más doloroso.
Estos refugiados iraquíes que pasan continuamente por Damasco son misioneros ambulantes que han marcado la Iglesia en Siria que los mira pasar y se interroga sobre su propio futuro…
El Sínodo de los cristianos de Oriente ha sido una oportunidad y una esperanza, pero no ha detenido la hemorragia y el éxodo. Estos refugiados misioneros desperdigados por todo el mundo están unidos entre ellos solo con la oración e internet. Habiéndoles privado de sus raíces y ante el crepúsculo de su Iglesia, ¿no podrían, estos refugiados iraquíes, con su vitalidad religiosa, llevar un nuevo soplo a las Iglesias de Occidente que los acogen?

Samir Nassar arzobispo maronita de Damasco



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