Quien vive en la gracia es santo
El viaje apostólico del papa Benedicto XVI a Alemania 22-25 de septiembre de 2011
por papa Benedicto XVI
Benedicto XVI en Alemania [© Afp/Getty Images]
El Señor resucitado: perdón y nuevo comienzo
« El Señor resucitado nos ofrece en este tiempo un refugio, un lugar de luz, de esperanza y confianza, de paz y seguridad. Donde la aridez y la muerte amenazan a los sarmientos, allí en Cristo hay futuro, vida y alegría, allí hay siempre perdón y nuevo comienzo, transformación entrando en su amor».
Santa misa
Homilía Estadio Olímpico de Berlín, jueves 22 de septiembre de 2011
En la oración de Jesús, nuestra unidad
« “No sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos” (Jn 17, 20): Así, en el Cenáculo, lo ha dicho Jesús al Padre. Él intercede por las futuras generaciones de creyentes. Mira más allá del Cenáculo hacia el futuro. Ha rezado también por nosotros y reza por nuestra unidad. Esta oración de Jesús no es simplemente algo del pasado. Él está siempre ante el Padre intercediendo por nosotros, y así está en este momento entre nosotros y quiere atraernos a su oración. En la oración de Jesús está el lugar interior, más profundo, de nuestra unidad. Seremos, pues, una sola cosa, si nos dejamos atraer dentro de esta oración».
Celebración ecuménica
iglesia del antiguo convento agustino de Erfurt, viernes 23 de septiembre de 2011
La materna caridad de María
«“A los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio” (Rm 8, 28): lo acabamos de escuchar en la lectura tomada de la Carta a los Romanos. En María, Dios ha hecho confluir todo el bien y, por medio de Ella, no cesa de difundirlo ulteriormente en el mundo. Desde la Cruz, desde el trono de la gracia y la redención, Jesús ha entregado a los hombres como Madre a María, su propia Madre. En el momento de su sacrificio por la humanidad, Él constituye en cierto modo a María, mediadora del flujo de gracia que brota de la Cruz. Bajo la Cruz, María se hace compañera y protectora de los hombres en el camino de su vida. “Con su amor de Madre cuida de los hermanos de su Hijo, que todavía peregrinan y viven entre angustias y peligros hasta que lleguen a la patria feliz” (Lumen gentium, 62), como ha dicho el Concilio Vaticano II. Sí, en la vida pasamos por vicisitudes alternas, pero María intercede por nosotros ante su Hijo y nos ayuda a encontrar la fuerza del amor divino del Hijo y de abrirnos a él».
Vísperas marianas
Wallfahrtskapelle de Etzelsbach, viernes 23 de septiembre de 2011
Benedicto XVI en Alemania [© Osservatore Romano]
«Queridos amigos, el apóstol san Pablo se atreve a llamar “santos” en muchas de sus cartas a sus contemporáneos, los miembros de las comunidades locales. Con ello se subraya que todo bautizado es santificado por Dios, incluso antes de poder hacer obras buenas. En el Bautismo, el Señor enciende, por decirlo así, una luz en nuestra vida, una luz que el catecismo llama la gracia santificante. Quien conserva dicha luz, quien vive en la gracia, es santo».
Vigilia de oración con los jóvenes
feria de Friburgo de Brisgovia, sábado 24 de septiembre de 2011
Nosotros somos santos, si dejamos que su gracia actúe en nosotros
«No existe ningún santo, salvo la bienaventurada Virgen María, que no haya conocido el pecado y que nunca haya caído. Queridos amigos, Cristo no se interesa tanto por las veces que flaqueamos o caemos en la vida, sino por las veces que nosotros, con su ayuda, nos levantamos. No exige acciones extraordinarias, pero quiere que su luz brille en vosotros. No os llama porque sois buenos y perfectos, sino porque él es bueno y quiere haceros amigos suyos. Sí, vosotros sois la luz del mundo, porque Jesús es vuestra luz. Vosotros sois cristianos, no porque hacéis cosas especiales y extraordinarias, sino porque él, Cristo, es vuestra, nuestra vida. Vosotros sois santos, nosotros somos santos, si dejamos que su gracia actúe en nosotros».
Vigilia de oración con los jóvenes
feria de Friburgo de Brisgovia, sábado 24 de septiembre de 2011