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LOS DÍAS DEL PAPA EN EL...
Sacado del n. 01/02 - 2005

«Un gracias brotado del corazón»


«Ha sido también, estoy convencido, una referencia a la gracia de Dios, que es la fuente suprema de la consolación». Entrevista al cardenal Tarcisio Bertone


por Gianni Cardinale


El cardenal Tarcisio Bertone

El cardenal Tarcisio Bertone

«Me parece que el significado de este periodo de la vida del Papa Juan Pablo II lo explican bien las palabras que el Pontífice hizo leer al substituto, el arzobispo Leonardo Sandri, durante el Ángelus del domingo 6 de febrero. Cuando dice: “También aquí, en el hospital, entre los demás enfermos, a los que dirijo mi afectuoso saludo, sigo sirviendo a la Iglesia y a toda la humanidad”. Y quiero subrayar lo de “servir a la Iglesia y a toda la humanidad”». El cardenal Tarcisio Bertone le desea al Papa un pronto restablecimiento desde su Génova, ciudad de la que es arzobispo desde finales de 2002, después de haber sido durante siete años el substituto del cardenal Joseph Ratzinger en la Congregación para la doctrina de la fe. «Que se haya presentado enfermo entre los enfermos», sigue diciendo el purpurado, «me ha recordado su peregrinación a Lourdes, en el mes de agosto del año pasado, uno de los actos más conmovedores de todo el pontificado. Al igual que ha sido conmovedor el episodio del niño gravemente enfermo que, insistiendo como saben hacer los niños, consiguió ver al Papa y pedirle que rece por la curación suya y de todos sus coetáneos hospitalizados en el Gemelli…».

Eminencia, ¿qué enseñanza puede dar un Papa débil y hospitalizado?
TARCISIO BERTONE: En estos día visité el hospital de Santa Corona, en el pabellón que cura a los parapléjicos recordé la figura del Papa como icono de la Iglesia y de la humanidad sufriente y dolorosa y que suscita estupor y participación en la convicción creciente de que el sufrimiento y la impotencia física no deberían ser consideradas como un déficit de la humanidad, sino un recurso. Entre estos parapléjicos –muchos de ellos jóvenes víctimas de accidentes de coche– me llamó la atención su inteligencia viva y su mirada penetrante, señal de gran capacidad de comprensión y de proyección. La figura del Papa anciano y enfermo tiene un gran valor educativo. Los ancianos, en efecto, sintiendo que se acerca la meta de la vida, tienden a concentrarse en lo esencial y no a dispersar su atención en las cuestiones secundarias. En esto el Papa es un maestro y nos educa a lo esencial. Y nos recuerda, también a los hombres de Iglesia, que la Iglesia está en las manos del Señor, que la Iglesia es suya, que no está en nuestras manos, que son siempre débiles aunque parezcan llenas de vigor físico o intelectual.
¿Tiene temor de lo que pueda pasar?
BERTONE: No, en absoluto. He sentido ansia, como es normal, al recibir la noticia del ingreso del Papa en el policlínico Gemelli. Pero he de decir que estuve en Roma y tuve la posibilidad de verle y hablar con él los días 12 y 14 de enero. En estas dos ocasiones lo encontré lúcido, de memoria viva y capaz de dialogar. Pero no es todo. Durante la audiencia general del 12 noté que participaba en una canción polaca entonada por los peregrinos marcando el ritmo con los dedos y que siguió con atención el himno mariano del santuario de la Virgen de la Guardia que le cantamos los genoveses. No creo, pues, que en un mes pueda darse un empeoramiento catastrófico. Por supuesto, la debilidad, cierta impotencia física y la afonía son hechos reales, a la vista de todo el mundo. Pero, para quitar dramatismo, he decir que, por ejemplo, en estos días aquí en la Curia archidiocesana tenemos al vicario general, al provicario, al ecónomo y al canciller enfermos con fiebre, y todos sin voz…
¿Teme que esta situación pueda tener repercusiones negativas en el gobierno de la Iglesia?
El Papa en Lourdes el 15 de agosto de 2004

El Papa en Lourdes el 15 de agosto de 2004

BERTONE: Durante los años pasados en la Curia al lado del cardenal Ratzinger he tenido la suerte de estar cerca del Papa y experimentar su capacidad de gobernar la Iglesia, gracias también a los colaboradores, necesarios y fieles, que le rodean. Conozco a sus colaboradores. No tengo ninguna duda de que son fieles al Papa y a la Iglesia. Por tanto debemos estar tranquilos.
Los medios de comunicación hablan de la hipótesis de dimisión…
BERTONE: No deseo hablar de esto. También León XIII, Pío XI y Pablo VI pasaron momentos difíciles por problemas de salud, pero decidieron –y según creo hicieron bien– continuar su servicio hasta el momento de la muerte. El Papa no es el presidente de una multinacional, aunque sea religiosa. Es el sucesor de Pedro a la cabeza del Colegio apostólico, que goza por ello de la asistencia especial del Espíritu Santo. Así que es positivo que baje de esta Cátedra sólo cuando Dios le llame.
Eminencia, volvamos al Ángelus del 6 de febrero. El Papa manifestó varias veces su gratitud…
BERTONE: Sí, me llamó la atención que en las pocas líneas del texto leído por el substituto, el Papa usara palabras como «gracias de corazón», «os expreso mi agradecmiento», «aseguro mi gratitud». Pero lo que más impacto me causó fue que de las palabras pronunciadas directamente por el Papa la más nítida fue «¡gracias!». Fue un gracias –brotado del corazón– al amor filial, a la “con-pasión” que el Papa siente en torno a sí y a su figura. Y fue también, estoy convencido, una referencia a la gracia de Dios que es la fuente suprema del consuelo.


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