Home > Archivo > 03 - 2005 > «No podemos ser prisioneros del pasado»
NICARAGUA
Sacado del n. 03 - 2005

Encuentro con el cardenal Obando Bravo

«No podemos ser prisioneros del pasado»


La Asamblea nacional nicaragüense proclama al arzobispo de Managua “cardenal de la paz” por su obra en favor de la reconciliación política del país. Entrevista


por Gianni Cardinale


De izquierda a derecha, el cardenal Miguel Obando Bravo, el presidente 
de Nicaragua Enrique Bolaños y el líder del Frente de Liberación Sandinista 
Daniel Ortega, con ocasión del “Acuerdo por el diálogo nacional”, Managua, 12 de enero de 2005

De izquierda a derecha, el cardenal Miguel Obando Bravo, el presidente de Nicaragua Enrique Bolaños y el líder del Frente de Liberación Sandinista Daniel Ortega, con ocasión del “Acuerdo por el diálogo nacional”, Managua, 12 de enero de 2005

La Asamblea nacional nicaragüense va a proclamar al arzobispo de Managua “cardenal de la paz” por su denodada labor en favor de la reconciliación. Lo anunció el diputado del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y vicesecretario del Parlamento, Edwin Castro. Los informativos de Radio Vaticana del pasado 5 de febrero resaltaron la noticia. «El plenum de la Asamblea», dijo Castro, «ha decidido votar una resolución para otorgarle este reconocimiento al purpurado. Todos los diputados han trabajado para llegar a esta meta, que quiere rendir homenaje a la impagable labor del cardenal Obando para superar la crisis en Nicaragua. Durante su ministerio el purpurado se ha distinguido como mediador en los periodos más difíciles. Su labor, además, ha sido reconocida por la comunidad internacional, y por ello ha recibido varios honores».
En 1990, cuando el partido sandinista dejó el poder en Nicaragua tras perder las elecciones, nadie quizás habría imaginado que quince años después se llegaría a una solemne pacificación con la jerarquía de la Iglesia católica. Como recordó Radio Vaticana, el gobierno sandinista «fue especialmente duro, tanto que llegó a humillar a la jerarquía de la Iglesia local para envilecer su papel. Además, el ejecutivo expulsó a 18 sacerdotes, calumnió a los prelados, censuró los documentos de la Santa Sede y de la Conferencia episcopal nicaragüense». Por no hablar del viaje apostólico del Papa a Managua en 1983, que estuvo caracterizado por las manifestaciones de protesta organizadas por los militantes sandinistas.
En los últimos años, sin embargo, ha habido un proceso de acercamiento entre los sandinistas y la Iglesia local que culminó en 2003, cuando el secretario general del FSLN y ex presidente de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra, pidió públicamente perdón a la Iglesia y a los obispos por la intransigencia de su gobierno para con los católicos en los primeros años ochenta. Lo hizo en un discurso pronunciado con motivo del XXIV aniversario de la revolución sandinista. Luego, el 19 de julio de 2004 llegó el discurso del mismo cardenal Obando, que dijo ante una muchedumbre de 300.000 personas que participaban en la misa por la paz y la reconciliación: «El perdón, ofrecido y aceptado, es una premisa indispensable para caminar hacia una paz auténtica y estable, porque no podemos ser prisioneros de nuestro pasado». Era una misa –presidida por el nuncio apostólico, el arzobispo Jean-Paul Goble– explícitamente solicitada por el mismo Ortega. «Todos los seres humanos guardan en sí la esperanza de poder emprender un nuevo camino de vida», dijo el purpurado durante la homilía, subrayando al mismo tiempo que «para levantar la mirada hacia el futuro, con nuevas perspectivas y tareas, es necesario el arrepentimiento real; sin él, las heridas seguirán sangrando y alimentando a las futuras generaciones con un resentimiento sin fin, fuente de venganza y causa de nuevas desgracias».
El pasado 12 de enero el cardenal Obando fue el testigo del “Acuerdo por el diálogo nacional” firmado por el presidente, el conservador Enrique Bolaños Geyer, y el líder sandinista Ortega. Por ahora, este acuerdo ha puesto fin a una grave e intrincada crisis político-institucional, que dura desde hace tiempo, con un ex presidente –el liberal Arnoldo Alemán– en la cárcel por corrupción, pero que controla el principal partido de derechas en el Parlamento y es hostil a Bolaños, y con los sandinistas que ganan puntos y están dispuestos a reconquistar la presidencia de la República en las elecciones de 2006. El candidato de FSLN será el mismo Ortega (que perdió en las últimas tres elecciones) pese a la oposición de la parte reformadora del partido sandinista.
30Días ha aprovechado la presencia del cardenal Obando en Roma con motivo de la Asamblea plenaria de la Congregación para el culto divino y le ha hecho algunas preguntas sobre el proceso de pacificación que vive su país. El purpurado puede ser considerado el “decano” de los cardenales latinoamericanos electores, el que tiene mayor “antigüedad de servicio”, visto que gobierna la arquidiócesis de Managua desde hace 35 años.

Eminencia, ¿qué opina del proceso de pacificación de estos últimos años en la sociedad nicaragüense?
MIGUEL OBANDO BRAVO: Nuestros problemas debemos resolverlos a través de cauces civilizados, con el diálogo. Por desgracia en Nicaragua tenemos cierta experiencia de que cuando no se dialoga ha venido la guerra. Yo tengo 35 años de ser arzobispo. Y en estos 35 años he visto dos guerras civiles: primero las de los sandinistas contra la dictadura de Somoza y luego las de los contras contra el régimen sandinista. Y he tratado siempre de mediar, de buscar el diálogo. Pero lamentablemente nos hemos sentado a dialogar cuando ya había muchos muertos. Hoy también trato de favorecer el diálogo entre las partes políticas para evitar que la situación degenere. Por eso he aceptado ser el testigo y el garante del “Acuerdo por el diálogo nacional” del pasado 12 de enero. Para evitar que se repitan los errores del pasado.
Niños en la Catedral de Managua

Niños en la Catedral de Managua

En la prensa italiana fue noticia el mea culpa del líder sandinista Ortega…
OBANDO BRAVO: Ortega pidió públicamente perdón y pidió también que yo celebrase una misa de reconciliación. Pensé conveniente hacerlo porque, repito, el diálogo es el camino real de la paz.
Algunos han puesto en tela de juicio la sinceridad de Ortega…
OBANDO BRAVO: Sólo el Señor puede leer en el corazón de un hombre. Comprendo que en el campo político puede ser que las cosas sean distintas. Pero si alguien pide el perdón y la reconciliación, los pastores no podemos negarnos.
Pero esto ha dado lugar a las críticas de algunos sectores de la derecha política…
OBANDO BRAVO: Nicaragua es hoy un país, gracias a Dios, pluralista. Mi lema episcopal es la frase de san Pablo: «Omnibus omnia factus sum». «Me he hecho todo para todos». Me levanto a las cinco, me acuesto tarde, porque me falta tiempo para conceder audiencias y visitar a mis sacerdotes y fieles incluso en las aldeas más remotas. Pero esto no sale en los periódicos. También me entrevisto con políticos que me piden audiencia, y esto sí que sale. No me sorprende, pues, que alguien me haya criticado. Sobre todo ahora que estamos en clima electoral.
Pero las elecciones presidenciales se celebrarán el año que viene…
OBANDO BRAVO: Sí, en noviembre. Pero la campaña política, de hecho, ya comenzó. Espero que las elecciones se realicen en un clima de cierta tranquilidad y que los nicaragüenses puedan ejercer libremente su derecho de voto sin considerar a quien piensa distinto políticamente como un enemigo al que hay que eliminar, sino simplemente como a una persona que tiene ideas políticas distintas. Yo creo que pensar distinto muchas veces enriquece.
¿Teme influencias externas en las elecciones del próximo año?
OBANDO BRAVO: Las elecciones son una cuestión del pueblo nicaragüense, que debe ser el sujeto de su propio destino. Puede haber observadores internacionales para garantizar que el proceso electoral sea correcto y creíble. Pero intervenciones externas de otro tipo no me gustarían.
¿Tendrá la Iglesia preferencias?
OBANDO BRAVO: Naturalmente, no. No podemos hacer propaganda por el partido X o por el partido Z. Si hay grandes injusticias, la Iglesia está dispuesta a denunciarlas, pero lo que no está dispuesta es a militar en un partido determinado. Si los líderes políticos nos piden audiencia, los recibimos, si nos piden la bendición también se la damos, sean del partido que sean. Yo siempre he votado y lo haré también esta vez. Pero el voto es secreto. Y es mejor que lo siga siendo. Como miembros de la jerarquía no debemos militar en política partidista.
Una manifestación de campesinos cerca de la capital 
para pedirle al Gobierno mejores condiciones de vida

Una manifestación de campesinos cerca de la capital para pedirle al Gobierno mejores condiciones de vida

Eminencia, usted es el cardenal latinoamericano con mayor “antigüedad de servicio” entre los purpurados en actividad del continente. ¿Qué piensa del estado de salud de la Iglesia en América Latina?
OBANDO BRAVO: La Iglesia latinoamericana es una Iglesia que se entrega totalmente a la noble tarea de evangelizar. Creo que, gracias a Dios, la Iglesia latinoamericana tiene fuerza. Es fuerte porque ama a Cristo, ama a la Santísima Virgen, se le invoca a María con distintas advocaciones: Purísima, Inmaculada, Auxiliadora… Y porque tiene una gran devoción a Jesús sacramentado. Si usted va a la Catedral de Managua un jueves cualquiera, verá que hay miles de fieles que participan en la adoración del Santísimo Sacramento, hacen una procesión y luego asisten a misa.
Un punto de debilidad histórica de la Iglesia latinoamericana es la escasez de vocaciones al sacerdocio…
OBANDO BRAVO: En Nicaragua, sólo en el seminario nuestro, cuando digo nuestro me refiero al de la arquidiócesis de Managua, hay 80 seminaristas. Está además el seminario “Redemptoris Mater» de los neocatecumenales, con otros cuarenta seminaristas. Cuando llegué a Managua creo que había sólo 10 seminaristas. Hoy en mi arquidiócesis la mayor parte del clero es nicaragüense, y es un clero joven. El único viejo es el arzobispo…
¿Cree probable que en el futuro habrá un papa latinoamericano?
OBANDO BRAVO: La posibilidad no se descarta. Pero lo importante es que el cardenal que es elegido pontífice sea una hombre de Dios y sea el más idóneo para dirigir los destinos de la Iglesia. Que sea italiano, europeo, americano, africano o de Oceanía, no es importante. Pero estamos hablando del futuro. En Nicaragua esperamos y rezamos para que el Señor nos conserve aún por mucho tiempo a Juan Pablo II, el Papa que vino dos veces a visitar nuestro querido país.


Italiano English Français Deutsch Português