El secreto del éxito en el Imperio Celeste del padre jesuita Matteo Ricci
No era un extraño
por Giulio Andreotti
Matteo Ricci (1552-1610)
Más tarde se hizo imperiosa la contraposición entre la China “popular” y la más o menos conservadora. Por desgracia la política fue adquiriendo importancia, y en los encuentros con monseñor Yu Pin al final prevalecían los aspectos más políticos.
Después tuve frecuentes oportunidades de conocer lo profundo que es este pueblo tanto a través de la extraordinaria validez de las preguntas planteadas por los estudiantes de sus universidades durante encuentros que en otras partes eran áridos y protocolarios, como en coloquios con personalidades de paso por Roma o con participantes en otros lugares en reuniones de la Unión Interparlamentaria.
Otro motivo de profundización fue el estudio de la personalidad del padre Matteo Ricci, que en aquel país es venerado como Padre de la Patria. Fue precisamente este el primer acercamiento cuando me programaron –yo estaba allí en misión política– una visita a la tumba de este jesuita, históricamente tan importante.
El secreto de su éxito radica, creo, en su larga preparación. Dedicó muchos años a estudiar la lengua, las costumbres, la historia. Así que cuando comenzó el apostolado, no era un extraño.