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CANONIZACIONES
Sacado del n. 04 - 2004

SANTOS. Aníbal María Di Francia y Luis Orione

Una ternura paternal y maternal


«Lo que me fascinó inmediatamente es la dulzura, la pasión, la ternura que tenía para con los niños más pobres y sin familia. Su capacidad de ser el padre y la madre de estos chicos abandonados en medio de la calle», dice el padre Giorgio Nalin, superior general de los rogacionistas, la Congregación fundada en Messina por Aníbal María di Francia el 16 de mayo de 1897


por Pina Baglioni


El padre Aníbal y algunos colaboradores con el primer grupo  del Orfanato Antoniano masculino

El padre Aníbal y algunos colaboradores con el primer grupo del Orfanato Antoniano masculino

«Esperábamos la canonización, por supuesto, pero sólo dentro de dos o tres años. ¡Qué sorpresa para todos!». Está contento el padre Giorgio Nalin, superior general de los rogacionistas, la congregación fundada en Messina por Aníbal María Di Francia el 16 de mayo de 1897. El mismo día en que Juan Pablo II lo ha proclamado santo. «Ha sido el Papa quien ha acelerado las cosas. Nos han dicho que por medio de san Aníbal ha querido poner en el centro de la atención de los cristianos la oración por las vocaciones sacerdotales. Esta aceleración es también un gesto de afecto del Papa hacia Pablo VI. No hay que olvidar, en efecto, que fue él quien proclamó en 1968 la celebración de la Jornada mundial de oración por las vocaciones, reconociendo a nivel eclesial el carisma de los rogacionistas y de la congregación femenina de las Hijas del Divino Celo. El mérito, pues, también es suyo».
El padre Nalin, paduano, noveno sucesor del santo mesinés como superior de los rogacionistas, después de seis años concluye su mandato. El próximo julio dejará la dirección. Al igual que él, también la madre Diodata Guerrera, superiora general de las Hijas del Divino Celo, dejará la dirección en julio. Mientras los dos estaban organizando los capítulos generales para sus respectivas sucesiones, han tenido que ocuparse, con gusto, de otros preparativos.
Hemos entrevistado al padre Nalin pocos días antes de la canonización del santo fundador.
La aventura de Aníbal María Di Francia comenzó en 1878 en el barrio Avignone, el lugar más degradado de la Messina de entonces, donde nunca había entrado «ni un cura ni un guardia», como refiere el santo en sus Escritos. Después de casi ciento treinta años del comienzo de aquella historia extraordinaria, ¿dónde están hoy sus hijos y de qué se ocupan?
GIORGIO NALIN: Gracias a Dios, sería más fácil decir dónde no están. En los años cincuenta cuatro padres salieron hacia Brasil, con las oraciones escritas por san Aníbal en los bolsillos. Hoy estamos presentes en los cinco continentes. Desde Papuasia Nueva Guinea a India. Y además en Camerún, Filipinas, Vietnam. Estamos también en los Estados Unidos, España, Polonia y, por supuesto, en Italia. Por lo que se refiere a las vocaciones, en estos últimos años África está dando los frutos más abundantes. Desde siempre, el “motor” de nuestra experiencia es rezar para obtener muchos sacerdotes y poder enseñar «las cosas de Dios» según la definición que tanto le gustaba a san Aníbal. Por eso ponemos mucha atención en nuestros centros de espiritualidad vocacional y de difusión de la oración. Todo lo demás gira en torno: las misiones, la vida de las parroquias, los oratorios, los santuarios, las escuelas de todos los niveles de enseñanza, los colegios. Y las muchas obras de caridad: la administración de los institutos para los minusválidos, los hogares para los menores de edad y los huérfanos, los centros sociales para la asistencia de los pobres y de los marginados. En los últimos años hemos puesto en marcha centros de nutrición y salud. En África, por ejemplo, nuestros padres se están ocupando de los enfermos de Sida. Como ve, el horror y la miseria del antiguo barrio Avignone de Messina, de donde salió la experiencia de san Aníbal, nos lo encontramos por todas partes.
¿Qué es lo que le fascinó de Aníbal María Di Francia?
NALIN: Lo que me fascinó inmediatamente es la dulzura, la pasión, la ternura que tenía para con los niños más pobres y sin familia. Su capacidad de ser el padre y la madre de estos niños abandonados en medio de la calle. Y esas mismas cualidades las he podido ver en el seminario, en los padres que me han formado. El otro aspecto que siempre me conmueve es la convicción de nuestro santo de que nadie, hombre o mujer, desempeñe la profesión que sea, debe malgastarse. Todos nacemos con una vocación. Quizás el episodio que más me impresionó a mí, cuando era adolescente, es el del encuentro de Aníbal con el primer mendigo ciego, Francesco Zancone, del barrio Avignone. Este encuentro cambió su vida. Nuestro fundador era noble, su familia descendía de Carlos de Anjou, era rico, admirado. Los círculos más exclusivos de Messina se lo disputaban: era un poeta notable. Podía haber hecho cualquier profesión: desde diplomático a periodista. Desde político a no sé qué. Lo dejó todo y se fue a vivir con los chabolistas de Messina.
Un grupo de pobres asistidos del barrio Avignone

Un grupo de pobres asistidos del barrio Avignone

Cuando se habla de los rogacionistas y de las Hijas del Divino Celo, se oye siempre la misma opinión; son modernos y al mismo tiempo forman personas firmes en su fe. ¿Hay una explicación especial?
NALIN: La falta de miedo. Quiero decir que no hemos olvidado la manera de acercarse a la realidad que tenía Aníbal María Di Francia. Él vivió en un periodo de profundas transformaciones: la Iglesia acababa de perder el poder temporal. Las fuerzas laicas avanzan en el país y crearán muchos problemas sobre todo a las órdenes religiosas. En Sicilia el clero, bajo y alto, se encerrará en sí mismo, aún más que en los decenios anteriores. Y será sobre todo el clero de su diócesis el que se oponga a sus obras, incapaz de comprender su modo de obrar, aterrorizado de perder aún más su propio status.
La paradoja es que para Aníbal todo esto es una ocasión más para su acción. No se plantea el problema de los valores que se derrumban, de los masones que avanzan. Está claro que se da cuenta perfectamente de lo que está pasando. Pero no tiene miedo en absoluto: precisamente en ese momento trata de poner en marcha sus orfanatos, su tipografía, sus congregaciones. Usa los instrumentos de la modernidad para ayudar las obras: basta pensar en la prensa, en los periódicos que dirige. Y además dialoga con todos, administradores locales, políticos, pide dinero indistintamente a todos para alimentar obras que a veces tienen carácter de empresa imposible. Permaneciendo absolutamente fiel a la Iglesia, Aníbal abre los brazos a todos. No se desanima ni siquiera frente a la tragedia del terremoto de Messina. Además, en esta ocasión encuentra a Luis Orione, una verdadera gracia en la vida de Aníbal.
En mi opinión, nosotros no estamos en una situación muy diferente. Hay que abrir los brazos a todos. Modernidad es una palabra que significa todo y nada. Hoy como ayer, basta leer el Evangelio, administrar los sacramentos, enseñar las “cosas de Dios” y rezar al Señor de la mies. Lo demás lo hace la Providencia. En lo tocante a la modernidad, hay que recordar que en las escuelas de los rogacionistas y de las Hijas del Divino Celo, hubo casi enseguida clases mixtas. Inimaginable en aquellos tiempos.
El padre Aníbal con el primer grupo de la congregación femenina en torno a Melanie Calvat, en una foto de 1897

El padre Aníbal con el primer grupo de la congregación femenina en torno a Melanie Calvat, en una foto de 1897

Unos de los aspectos dolorosos de nuestros tiempos es la quiebra de las vocaciones sacerdotales. O sea la “razón social” de su congregación. ¿Qué opina al respecto?
NALIN: Que hay que mirar la realidad a la cara, sin recriminar. Y la realidad, sobre todo en Occidente, es esta. Nuestro fundador decía que la gracia más grande que el Señor hace a su Iglesia es la abundancia de sacerdotes, elegidos «según su corazón». El castigo más grande es que falten. No creo que se pueda ir adelante con investigaciones sociológicas, números, porcentajes, gráficos, diagramas sobre el estado de salud de las vocaciones. Los jóvenes se sienten atraídos por quien está enamorado del Señor. Si estás contento, si estás enamorado de Jesucristo, las posibilidades de que te sigan son mayores.
¿Qué puede decirnos de la estima y la amistad de Aníbal María Di Francia con Melanie Calvat, la pastorcilla francesa a la que se le apareció la Virgen en La Salette?
NALIN: Aníbal María Di Francia estaba atento a las personas que tuvieran fama de santidad. Basta pensar en su amistad con Luis Orione. Siempre había creído firmemente en la aparición de la Virgen María a Melanie Calvat y a todo lo que la Virgen había revelado a la pastorcilla sobre el destino de la Iglesia. Cuando se enteró de su visita a Italia, a Castellammare di Stabia, quiso conocerla. La llamó incluso para que dirigiera nuestra Congregación femenina en Messina entre 1897 y 1898, en un momento muy difícil de su historia. La Congregación había sido cerrada en aquel periodo. Y entonces Aníbal pensó que una figura como ella lograría sacarla adelante. Ella, francesa, aceptó ir a Sicilia. Y la operación tuvo éxito. La gran fe y la fuerte personalidad de esta mujer regeneraron la Congregación. Al final de su misión, Calvat dijo incluso: «Je suis de votre Congrégation». La amistad entre los dos continuó, y Melanie, que murió prácticamente en incógnito, en Altamura, Pulla, el 14 de diciembre de 1904, fue enterrada en la iglesia de la Inmaculada de las Hijas del Divino Celo, en el barrio Montecalvario. Y el padre Aníbal fue a inaugurar el monumento sepulcral el 19 de septiembre de 1920.


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