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HISTORIA
Sacado del n. 09 - 2004

El incendio de Roma y la primera persecución de Nerón

El incendio y la persecución




El emperador romano Nerón, Museos Capitolinos, Roma

El emperador romano Nerón, Museos Capitolinos, Roma

De Urbe a Nerone incensa
[Nero 38,1-3]

(1) Sed nec populo aut moenibus patriae pepercit. Dicente quodam in sermone communi: «Emoû thanóntos gaîa meikhthéto purí», «immo», inquit, «emoû zôntos», planeque ita fecit. Nam quasi offensus deformitate veterum aedificiorum et angustiis flexurisque vicorum, incendit urbem tam palam, ut plerique consulares cubicularios eius cum stuppa taedaque in praediis suis deprehensos non attigerint, et quaedam horrea circa domum Auream, quorum spatium maxime desiderabat, ut bellicis machinis labefacta atque inflammata sint, quod saxeo muro constructa erant.
(2) Per sex dies septemque noctes ea clade saevitum est, ad monumentorum bustorumque deversoria plebe compulsa. Tunc praeter immensum numerum insularum domus priscorum ducum arserunt hostilibus adhuc spoliis adornatae deorumque aedes ab regibus ac deinde Punicis et Gallicis bellis votae dedicataeque, et quidquid visendum atque memorabile ex antiquitate duraverat. Hoc incendium e turre Maecenatiana prospectans laetusque «flammae», ut aiebat, «pulchritudine», Halosin Ilii in illo suo scaenico habitu decantavit.
(3) Ac ne non hinc quoque quantum posset praedae et manubiarum invaderet, pollicitus cadaverum et ruderum gratuitam egestionem nemini ad reliquias rerum suarum adire permisit; conlationibusque non receptis modo verum et efflagitatis provincias privatorumque census prope exhausit.
Cayo Suetonio Tranquilo (ca. 75-160)



Nerón quema Roma [Nero 38,1-3]

(1) Pero no tuvo consideración ni del pueblo ni de las patrias murallas. Cuando uno, durante una conversación, citó: “Muerto yo, desaparezca la tierra en el fuego”, [Nerón] dijo: “Mejor, mientras vivo”, y así lo hizo. Harto de la fealdad de los viejos edificios y de las calles estrechas y tortuosas, quemó Roma de modo tan manifiesto que muchos consulares, aunque sorprendieron en sus propiedades a los camareros de Nerón con estopa y antorchas, no se atrevieron a tocarlos; y algunos almacenes, cercanos a la domus Aurea y cuyos solares deseaba ocupar, fueron derribados con máquinas de guerra y quemados porque sus paredes eran de piedra.
(2) Este desastre enfureció durante seis días y siete noches, y la gente buscó refugio en los monumentos y en los sepulcros. Entonces, además de un número inmenso de casas de vecindad, fueron devoradas también por las llamas las casas de los antiguos generales, aún decoradas con el botin de los enemigos, y los templos de los dioses, algunos consagrados y dedicados desde la época de los reyes, y otros durante las guerras púnicas y gálicas, y todo lo que había quedado de la antigüedad digno de ser visto o recordado. Contemplando el incendio desde la torre de Mecenas y alegre –son palabras suyas– “por la belleza de las llamas”, cantó La destrucción de Troya vistiendo su hábito de escena.
(3) Y, para no dejar ni siquiera en esta ocasión de apropiarse de la mayor cantidad posible de botín y pillaje, después de haber prometido que retiraría gratuitamente los cadáveres y las ruinas, no permitió que nadie se acercase a los restos de sus propios haberes. Y no sólo aceptó contribuciones, sino que pidió tantas que arruinó a las provincias y a los privados.










De persecutione Neronis
[Annales XV, 44, 2-5]

(2) Sed non ope humana, non largitionibus principis aut deum placamentis decedebat infamia, quin iussum incendium crederetur. Ergo abolendo rumori Nero subdidit reos et quaesitissimis poenis affecit, quos per flagitia invisos vulgus Christianos appellabat.
(3) Auctor nominis eius Christus Tiberio imperitante per procuratorem Pontium Pilatum supplicio adfectus erat; repressaque in praesens exitiabilis superstitio rursum erumpebat, non modo per Iudaeam, originem eius mali, sed per urbem etiam, quo cuncta undique atrocia aut pudenda confluunt celebranturque.
(4) Igitur primum correpti qui fatebantur, deinde indicio eorum multitudo ingens haud proinde in crimine incendii quam odio humani generis convicti sunt. Et pereuntibus addita ludibria, ut ferarum tergis contecti laniatu canum interirent aut crucibus adfixi atque flammati, ubi defecisset dies, in usum nocturni luminis urerentur.
(5) Hortos suos ei spectaculo Nero obtulerat et circense ludicrum edebat, habitu aurigae permixtus plebi vel curriculo insistens. Unde quamquam adversus sontes et novissima exempla meritos miseratio oriebatur, tamquam non utilitate publica, sed in saevitiam unius absumerentur.
Cornelio Tácito (54-119)



La persecución de Nerón
[Anales XV, 44, 2-5]

(2) Sin embargo, ni por industria humana, ni por larguezas del emperador, ni por sacrificios a los dioses, se lograba alejar la mala fama de que el incendio había sido mandado. Así pues, con el fin de extirpar el rumor, Nerón se inventó unos culpables, y ejecutó con refinadísimos tormentos a los que, aborrecidos por sus infamias, llamaba el vulgo cristiano.
(3) El autor de este nombre, Cristo, fue mandado ejecutar con el último suplicio por el procurador Poncio Pilatos durante el imperio de Tiberio y reprimida, por de pronto, la perniciosa superstición, irrumpió de nuevo no sólo por Judea, origen de este mal, sino por la urbe misma, a donde confluye y se celebra cuanto de atroz y vergonzoso hay por dondequiera
(4) Así pues, se empezó por detener a los que confesaban su fe; luego por las indicaciones que éstos dieron, toda una ingente muchedumbre fue arrestada, no tanto con la acusación de haber provocado el incendio, cuanto por odio al género humano. Su ejecución fue acompañada de escarnios, y así unos, cubiertos de pieles de animales, eran desgarrados por los dientes de los perros; otros, clavados en cruces, eran quemados al caer el día a guisa de luminarias nocturnas.
(5) Para este espectáculo, Nerón había cedido sus propios jardines y celebró unos juegos en el circo, mezclado entre la plebe en atuendo de auriga o guiando él mismo su carro. De ahí que, aún castigando a culpables y merecedores de los últimos suplicios, se les tenía lástima, pues se tenía la impresión de que no se los eliminaba por motivo de pública utilidad, sino para satisfacer la crueldad de uno solo.


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