Los noventa años de un cardenal

por Giovanni Cubeddu

Tonini en medio de su dos hermanas

En este 2004 que está terminando Ersilio Tonini cumplió, en julio, noventa años. En Italia todo el mundo conoce a este anciano cardenal que no pierde ocasión de usar la radio y la televisión para dar testimonio. Entró en el seminario de Piacenza a los once años. Después de ser ordenado sacerdote, fue vicerrector de ese seminario. Ha estudiado derecho civil y canónico en la Universidad Lateranense. Fue asistente espiritual de los grupos de la Federación de Universitarios Católicos Italianos (FUCI), director del semanal diocesano Il nuovo giornale, luego párroco en Salsomaggiore, y en 1968 rector del seminario de Piacenza. Pero duró poco, porque en 1969 Pablo VI lo nombró obispo de Macerata. En 1975 fue nombrado arzobispo de Ravena (donde conquista la estima de sus conciudadanos dejando su apartamento a una pequeña comunidad de drogadictos y yéndose a vivir al instituto Santa Teresa para enfermos graves). En 1978 es presidente del consejo de administración del diario Avvenire, y ese mismo año manda reabrir el seminario de Ravena, que estaba cerrado desde los tiempos de las protestas. Inaugura otros centros para los drogadictos, revitaliza otros seminarios diocesanos, trabaja en estrecho contacto con Cáritas. En 1986 recibe al Papa en visita a Emilia Romaña. En el 88 con la ayuda del Papa, recoge fondos para los indios yanomani de Brasil. En 1990 Tonini recibe de nuevo al Papa en visita a Ravena y pocas semanas después pone en sus manos la renuncia al gobierno pastoral de la Iglesia de San Apolinar.

Tonini párroco en Salsomaggiore

El año siguiente predica los ejercicios espirituales para la Curia romana y aparece en la televisión italiana para hacer un programa, Los diez mandamientos, que es considerado un raro ejemplo de moderno catecismo en el éter. En 1992 va a Brasil, al congreso de los jefes indios, y en 1994 el Papa lo crea cardenal del título del Santísimo Redentor en Val Melaina.
Ersilio Tonini es un pastor y testigo ecléctico, quiere jugar en toda las partes del campo y darlo todo hasta el último minuto. Pero el único modo en que este viejo cardenal padano quiere ser recordado, y lo dio a entender cuando –al dejar su cargo arzobispal el 15 de diciembre de 1990 en la catedral de Ravena– entregó a su sucesor el pastoral «como el más obediente y reverente de los sacerdotes diocesanos».