El deseo de nuestros beatísimos predecesores
El patriarca ecuménico de Constantinopla recuerda al papa Wojtyla
por Bartolomé I
El abrazo entre Pablo VI y el patriarca ecuménico de Constantinopla Atenágoras durante el viaje del papa Montini a Tierra Santa, Jerusalén, 5 de enero de 1964
Me he visto con el beatísimo Papa cuatro veces durante la última década, desde 1995 hasta hoy, y al igual que todo el mundo yo también he podido constatar y apreciar sus muchos carismas. Era realmente una personalidad carismática. Ha viajado más que cualquier predecesor suyo para llevar el mensaje del Evangelio, de la paz, de la justicia, del amor, de la fraternidad y de la colaboración entre los hombres y los pueblos. Ha tenido que afrontar muchas pruebas en su vida, y especialmente en sus 26 años de pontificado.
En el Patriarcado ecuménico le estamos especialmente agradecidos por la visita que nos hizo un año después de su elección para demostrar su disponibilidad y su prontitud a la hora de trabajar por la unidad de los cristianos divididos y en especial de los católicos y de los ortodoxos; unidad que es necesidad de nuestros tiempos, voluntad del Señor y cumplimiento de la súplica que hizo a su Padre celestial en el huerto de Getsemaní poco antes de su pasión, «para que todos sean uno». Por eso vino aquí y anunció con mi venerado predecesor, el patriarca Dimitros, en noviembre de 1979, en el día de nuestra fiesta del Trono, la constitución de una Comisión mixta que poco después comenzaría el desarrollo del diálogo teológico entre las Iglesias ortodoxa y católica romana.
Le estamos asimismo agradecidos por el reciente y gran gesto con el que nos devolvió, respondiendo a nuestra petición y a nuestro ruego, las sagradas reliquias de los grandes santos patriarcas de Constantinopla y maestros ecuménicos Gregorio el Teólogo y Juan Crisóstomo.
Bartolomé I y Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro durante la ceremonia en la que el Papa entregó al Patriarca de Constantinopla una parte de las reliquias de san Gregorio Nacianceno y san Juan Crisóstomo, obispos de Constantinopla y doctores de la Iglesia, Roma, 27 de noviembre de 2004