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SAN RICARDO PAMPURI
Sacado del n. 09 - 2006

RICARDO PAMPURI

La comunión de los santos y la oración



por Lorenzo Cappelletti


San Ricardo Pampuri (1897-1930) está enterrado en la iglesia parroquial de Trivolzio, el pueblo donde nació.
Publicamos la narración de don Angelo Beretta, párroco de este pueblecito entre Milán y Pavía, sobre cómo en estos años, junto con los milagros de san Ricardo, ha crecido la devoción a él, y sobre cómo, en especial durante los últimos diez años de su vida, don Giussani lo propuso casi como imagen viviente de lo que más amaba.
La iglesia parroquial de los Santos Mártires Cornelio y Cipriano, en Trivolzio, donde se conserva y venera 
el cuerpo de san Ricardo Pampuri

La iglesia parroquial de los Santos Mártires Cornelio y Cipriano, en Trivolzio, donde se conserva y venera el cuerpo de san Ricardo Pampuri

Decía don Giussani en febrero de 1995: «Estamos en una situación de degradación universal de tal magnitud que ya no existe nada receptivo del cristianismo excepto el nivel elemental de la criatura. Por eso es el momento de los comienzos del cristianismo, es el momento en que el cristianismo surge, es el momento del resurgir del cristianismo. Y el resurgir del cristianismo tiene un gran y único instrumento. ¿Qué? El milagro. Es el tiempo del milagro. Hay que decirle a la gente que invoque a los santos porque fueron hechos santos para esto». Don Giussani, que también cuando hablaba de la Eucaristía le gustaba decir que fueron las circunstancias las que le sugirieron al Señor esa “idea”, la más genial de todas, pronunció estas palabras también en virtud del encuentro, como refiere don Beretta, con san Ricardo Pampuri.
En los diez años que siguieron, como hemos dicho, don Giussani invitó varias veces a dirigirse a san Ricardo (lo documentaremos de forma más sistemática en un próximo artículo) y siguió frecuentándolo. Recuerda don Angelo Beretta que con motivo de su 80 cumpleaños (15 de octubre de 2002) don Giussani había manifestado su deseo de ira a celebrar misa a Trivolzio, pero varias circunstancias se lo impidieron. «Cuando ya pensaba que no podría volver otra vez, el 22 de enero de 2003 se presentó en Trivolzio, Era un día muy frío. Celebró la santa misa de pie y rechazó la silla de ruedas que le ofrecían. Administró la comunión a los presentes y con ellos rezó por los enfermos y por todas las varias necesidades. Al final hablamos un rato. Comentamos también la reforma del caserío para el centro de acogida que aún no habíamos conseguido comenzar. A la salida de la iglesia nos entretuvimos con algunos que venían a san Ricardo». También las últimas palabras públicas de don Giussani , por las intenciones de la santa misa del 11 de febrero de 2005, aniversario del reconocimiento pontificio de la Fraternidad de Comunión y Liberación, pocos días antes de su muerte, el 22 de febrero de 2005, fueron una invitación a la dulce memoria de Jesús que actúa en los santos: «Acordémonos a menudo de Jesucristo, porque el cristianismo es el anuncio de que Dios se hizo hombre y solamente viviendo lo más posible nuestras relaciones con Cristo nos “arriesgamos” a hacer como hizo él».
A quien esté más a gusto con términos teoréticos que narrativos, se le podría hacer ver que este asunto pone de relieve la verdad dogmática de la comunión de los santos que para el Credo de los Apóstoles es uno de los efectos del Espíritu Santo y que el papa Pablo VI pone al final del Credo del pueblo de Dios, en consonancia no casual con la sensibilidad de don Giussani: «Creemos en la comunión de todos los fieles de Cristo, de los que aún peregrinan en la tierra, de los difuntos que cumplen su purificación, de los bienaventurados del cielo, formando todos juntos una sola Iglesia; y creemos que en esta comunión el amor misericordioso de Dios y de los santos escucha siempre nuestras plegarias, como el mismo Jesús nos ha dicho: “Pedid y recibiréis”»
Una fotografía del santo cuando era un joven médico

Una fotografía del santo cuando era un joven médico

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Erminio Filippo Pampuri, luego fray Ricardo, décimo de once hijos, nació el 2 de agosto de 1897 en Trivolzio, Pavía (Italia). Huérfano de madre a los tres años, fue acogido y educado en casa de los tíos maternos en Torrino, pedanía de Trivolzio. En la local iglesia parroquial fue bautizado, recibió el sacramento de la Confirmación y la primera Comunión. Hizo el bachillerato en el colegio obispal San Agustín de Pavía. Luego se matriculó en la Facultad de medicina de la Universidad de Pavía, donde, el 6 de julio de 1921, se licenció con la máxima puntuación, después de haber hecho el servicio militar durante la Primera Guerra Mundial y haber recibido la medalla de bronce por haber salvado las medicinas. Desde 1921 a 1927 fue médico rural de Morimondo (Milán), entregándose con mucho amor a los enfermos (le llamaban “el doctor caridad”) y colaborando con el párroco en las varias actividades de la parroquia. En julio de 1927 ingresó en la Orden hospitalaria de San Juan de Dios, tomando el nombre de fray Ricardo. Murió en Milán el 1 de mayo de 1930. Los funerales se celebraron el Trivolzio, en cuyo cementerio fue enterrado. El 16 de mayo de 1951 su cuerpo fue trasladado a la iglesia parroquial, donde hoy se conserva, es visible y venerado.
Juan Pablo II lo beatificó el 4 de octubre de 1981 y lo proclamó santo el 1 de noviembre de 1989.
La fiesta de san Ricardo Pampuri es el 1 de mayo (día de su muerte). Se le recuerda también el 16 de mayo (día de la traslación de su cuerpo)


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