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ORTODOXOS
Sacado del n. 12 - 2006

CHIPRE. Entrevista al arzobispo Chrisóstomos

Una Iglesia fundada por los apóstoles


En esta isla se halla el sepulcro de Bernabé, que acompañó a san Pablo durante su primer viaje apostólico. Encuentro con el jefe de la Iglesia ortodoxa, que ha desempeñado siempre un papel importante también en la vida civil del pueblo chipriota


Entrevista al arzobispo ortodoxo Crisóstomos por Giovanni Ricciardi


La Iglesia ortodoxa de Chipre tiene un papel central en la historia reciente de la isla. El arzobispo Makarios III dirigió el país durante su lucha por la independencia de la Gran Bretaña. Y caso singular, se convirtió en el primer presidente de la República, sin dejar su cargo religioso, desde 1960 hasta su muerte en 1977. Conoció el exilio, se salvó de un golpe de Estado en 1974 y vivió la ocupación turca del norte de Chipre y la separación de las dos comunidades de la isla (greco-chipriotas (ortodoxos) y turco-chipriotas (musulmanes), aún existente después de 32 años. Con su sucesor, Chrisóstomos, la Iglesia ha vuelto a su papel de guía espiritual de la nación, favoreciendo el desarrollo democrático y acompañando el país hacia su ingreso en Europa. El arzobispo, enfermo desde hace tiempo, ya no puede ejercer su ministerio, por lo que los chipriotas eligieron el pasado noviembre a un nuevo pastor. Se trata de Chrisóstomos, que se llama igual que su predecesor y que, como obispo de Pafos, la sede más antigua de la isla, desempeñaba ya el papel de “suplente” en el gobierno de la Iglesia chipriota.

El arzobispo ortodoxo Chrisóstomos durante la procesión a la catedral de San Juan, en Nicosia, para su entronización como nuevo arzobispo de Chipre, el 12 de noviembre de 2006

El arzobispo ortodoxo Chrisóstomos durante la procesión a la catedral de San Juan, en Nicosia, para su entronización como nuevo arzobispo de Chipre, el 12 de noviembre de 2006

Eminencia, el cristianismo en Chipre tiene una tradición bimilenaria. ¿Quiere resumirnos los rasgos sobresalientes de su historia?
CHRISÓSTOMOS: La Iglesia de Chipre se remonta a los apóstoles y mantiene íntegra la sucesión apostólica. En el 46, Pablo y Bernabé, durante su primer viaje misionero, desembarcaron en Pafos, capital de la que entonces era una provincia del Imperio romano. Aquí, según los Hechos, Saulo cambió su nombre en Pablo. Y aquí tuvo lugar la conversión del gobernador romano Sergio Paulo. Bernabé y el evangelista Marcos realizaron otro viaje misionero más largo y difundieron el cristianismo por toda la isla. Por tanto, el apóstol Bernabé es considerado el verdadero fundador de la Iglesia de Chipre: una Iglesia con una larga tradición, un papel importante en la historia y muchos testimonios antiguos de la cristiandad. Los obispos de Chipre participaron en el Concilio de Nicea, y la Iglesia se hizo autocéfala a partir del 431. Después del periodo bizantino, la isla fue un dominio extranjero: francos y venecianos trajeron el cristianismo latino; luego vino el largo periodo otomano, desde 1571 hasta 1878, y por último los ingleses. De modo que a lo largo de los siglos el arzobispo asumió también la función de “etnarca”, es decir, de representante de la población griega de la isla frente el poder constituido. Su papel, por tanto, reviste también un carácter político. Por este motivo en Chipre el pueblo elige directamente al arzobispo.
¿A qué época se remonta este sistema de elección?
CHRISÓSTOMOS: El pueblo participa en la elección del obispo desde el periodo otomano, cuando la Iglesia ortodoxa, tras la expulsión de los venecianos, recuperó su autocefalía. Se trata de un caso único incluso en la tradición ortodoxa. La participación popular fue luego ampliada en el último siglo. La gente siente la responsabilidad de la elección del obispo y de ese modo se reconoce más directamente en su pastor.
¿Sucedió lo mismo en su elección?
CHRISÓSTOMOS: La elección tuvo tres fases. Primero votó el pueblo, el pasado septiembre, 1.400 representantes laicos, que a su vez eligieron a 100 delegados. Estos 100 laicos, junto con 34 miembros del clero, entre ellos los obispos y abades de los monasterios, fueron los que designaron al nuevo pastor.
¿Fue esta elección popular la que le permitió al arzobispo Makarios ser el líder de los greco-chipriotas en la lucha por la independencia?
CHRISÓSTOMOS: El arzobispo Makarios, como padre de todos, quiso guiar el nuevo Estado con el deseo de resolver todos los problemas que se habían creado con los turco-chipriotas después de la independencia. Trató siempre de superar estos obstáculos, con la intención de dejar su puesto a otro. Por desgracia, muchos problemas quedaron sin solución, y la última consecuencia fue la invasión turca.
¿Siente aún hoy la Iglesia de Chipre que tiene el deber de desempeñar un papel político?
CHRISÓSTOMOS: Los tiempos han cambiado. Existe una clase dirigente elegida por el pueblo que es capaz de gobernar el país sin que la Iglesia deba desempeñar el papel de suplente de las instituciones. La Iglesia, sin embargo, sigue representando la identidad nacional de los greco-chipriotas y trabaja para que puedan vivir en paz y armonía con las minorías que viven en Chipre, sin problemas ni enfrentamientos.
¿Qué puede hacer hoy la Iglesia para favorecer la reconciliación y la reunificación del país?
CHRISÓSTOMOS: La Iglesia de Chipre reza siempre por la paz y la concordia entre todos. No hacemos diferencias de religión o procedencia, nos sentimos hijos del mismo Dios. Queremos vivir juntos en paz en este país. Estamos convencidos de que, para tener un progreso común efectivo, Chipre debe ser un único Estado, pero aceptamos la idea de un Estado federal con un gobierno común. Por desgracia Turquía no tiene el mismo objetivo, sino que busca la creación de dos Estados separados, para controlar mejor sus intereses. Su objetivo es entrar en la Unión Europea sin renunciar a Chipre. Y su modo de “gastar” el tiempo sin dar nunca pasos hacia adelante significativos, juega en su favor.
El 30 de noviembre, fiesta de San Andrés, el Papa se reunió en Constantinopla con el patriarca Bartolomé I. ¿Cómo vio la Iglesia de Chipre este acontecimiento?
CHRISÓSTOMOS: Existe un vínculo fuerte entre Roma y Chipre. En 1996, cuando era obispo de Pafos, en recuerdo de los 1.950 años de la llegada de Pablo a la isla, invité a Pafos a todos los obispos de las ciudades por donde pasó el apóstol. Aún recuerdo con alegría el encuentro que tuve en aquella ocasión con el enviado del Papa, el cardenal Cassidy. Además, si la tumba de Pablo está en Roma, su compañero Bernabé está enterrado en Chipre, en un monasterio que por desgracia hoy ha sido transformado en museo, ya que se halla en el norte ocupado. Y desde luego también es fuerte el vínculo con la sede de Constantinopla. Los chipriotas sienten, además, una profunda veneración por el apóstol Andrés, si bien el testimonio de su paso por Chipre es menos seguro que el de Pablo. Pero también esta tradición es señal de la vocación de Chipre, que es como un puente entre Oriente y Occidente.
El presidente de la República griega de Chipre, Tassos Papadópulos, se entrevistó el pasado 10 de noviembre con el papa Benedicto XVI y le presentó un libro que documenta el estado de abandono del patrimonio eclesiástico del norte de Chipre. Además, invitó al Papa a visitar Chipre. ¿Qué piensa usted?
CHRISÓSTOMOS: La situación de las iglesias en el norte ocupado es una de nuestras mayores preocupaciones y deseamos que la Iglesia católica sea sensible al problema y nos ayude a hacer presiones sobre la comunidad internacional para sacar a relucir la cuestión y encontrar una solución que es cada vez más urgente e irrenunciable para un patrimonio de cultura y arte que pertenece a toda la humanidad. Respecto al Papa, para nosotros sería muy hermoso que siguiendo hacia atrás las huellas de san Pablo, Benedicto XVI pudiera un día ir a Jerusalén, haciendo, por qué no, una etapa en Chipre.


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